Por Luis Ugalde S.J.
Asombra el descaro dictatorial
de Maduro cuando exige a las empresas públicas que, con nómina en mano,
obliguen a sus trabajadores a votar por la fraudulenta ANC, obligarlos a violar
la Constitución y coaccionarlos con el despido y con el “carné de la patria”.
Esto añadido al casi centenar de muertos en la represión de las protestas y al
criminal asalto al Palacio Legislativo por bandas gubernamentales el día de la
Independencia, muestran que la constituyente no es una llamada al diálogo
sino a la guerra para acabar con todo lo que se opone al régimen.
Conscientes del desastre y
repudio nacional, han empezado una campaña con la mentira básica de que el país
está en la miseria porque la Constitución de 1999 impide al régimen resolver
los problemas, cuando la verdad es que no hay soluciones, ni diálogo político,
económico y social porque la ineptitud y corrupción del régimen se oponen y
quieren perpetuarse con su modelo destructivo. La ANC es para anular toda
institución e incluso la Constitución que se opone a la dictadura.
Afortunadamente, la gran
mayoría de los venezolanos está clara y no quiere ir a votar el día 30 de julio.
De ahí la desvergonzada propaganda y coacción. A los venezolanos que quieren
expresar su desacuerdo con su voto libre, universal y secreto, un CNE servil
les ha cerrado el paso violando la Constitución. Por eso es que hay que
celebrar la iniciativa de la sociedad civil democrática y la convocatoria de la
Asamblea Nacional el próximo domingo 16 a una consulta popular para
que la muchedumbre descontenta manifieste su repudio a la fraudulenta
(convocada por quien no lo puede hacer) asamblea constituyente y exija la
restauración de la democracia. Por supuesto, el régimen pondrá todos los
obstáculos para confundir e impedir el día 16 la libre manifestación de la
voluntad democrática en las tres preguntas formuladas. Sin embargo, es
necesario que la gran mayoría manifieste su voluntad contraria a la dictadura y
que las multitudes se desborden en las colas para exigir democracia. Hay que
demostrar que un solo día de votación no fue suficiente para todos los millones
que quieren libremente enfrentar el atropello de la ANC fraudulenta del día 30.
La privación de libertad de
Leopoldo López. El Régimen tiene obligación de restituir su libertad a
varios cientos de presos políticos y a Leopoldo. Aun después de su traslado de
la cárcel de Ramo Verde a su casa, Leopoldo sigue siendo un preso del régimen.
Celebramos que disfrute de su familia y agradecemos a quienes han presionado
para lograrlo, pero los demócratas exigimos la libertad plena para él y para
todos, así como el regreso de los exiliados. Cualquiera que sea la maniobra
gubernamental o su interés de usar esta medida para dividir y debilitar la
avalancha democrática en la consulta popular del próximo
domingo, lo fundamental es que esta decisión revela la debilidad del gobierno,
sus enfrentamientos internos y el avance de las imprescindibles presiones
internacionales a favor de nuestra democracia. La celebración del abrazo de
Leopoldo con su familia nos lleva a seguir presionando y a poner mayor empeño
en la consulta popular y en la libertad para todos.
Diálogo y negociación. Sin
duda, la salida de la dictadura y la reconstrucción democrática van a requerir
una negociación facilitada y acompañada por naciones y organismos
internacionales. Hay importantes movimientos en este sentido. También el
Vaticano ha sido invitado a ello y está deseoso de contribuir al rescate de la
democracia, la justicia, el desarrollo y la paz en Venezuela; pero no quiere
ser utilizado para desalentar la protesta democrática, ni para enfriar
la consulta popular del domingo. La Iglesia desde el primer momento
rechazó claramente el fraude de la ANC. Ante la maniobra sistemática de
presentar a la Iglesia venezolana dividida del Papa, juntos en Roma dijeron
que “la Santa Sede solo tomará parte en una nueva iniciativa de diálogo
siempre y cuando el gobierno cumpla con las cuatro condiciones ya expresadas en
la carta del cardenal Parolin a inicios de diciembre de 2016, es decir: la
apertura de un canal humanitario que permita hacer ingresar al país alimentos y
medicamentos, la presentación de un cronograma general de elecciones, el
respeto a la autonomía de la Asamblea Nacional y la liberación de los detenidos
por causas políticas”.
La Iglesia unida está
dispuesta a poner todo su esfuerzo en las negociaciones para salir de este
infierno. Por eso la Conferencia Episcopal rechazó la fraudulenta constituyente
y esta semana en carta directa al presidente Maduro le pide “retirar la
convocatoria de una asamblea nacional constituyente”, y cumplir con los
cuatro acuerdos básicos recogidos en la carta vaticana del cardenal Parolin.
Pide reconocer la “autonomía de todos los poderes públicos y trabajar
conjuntamente con ellos, particularmente con la Asamblea Nacional y la Fiscalía
General de la República”. Justamente para eliminarlos el régimen ha
convocado a la ANC, y los demócratas tenemos la obligación de defender la
Constitución, acudir multitudinariamente a la consulta popular e ir
preparando un gobierno de unidad y transición democrática para elecciones
libres y reconstrucción nacional.
15-07-17
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