FÉLIX PALAZZI 15 de julio de 2017
@FelixPalazzi
El 16
de julio celebramos la advocación a la Virgen del Carmen. Pero, para estupor de
muchos, pocos saben que el ejército venezolano se encuentra confiado a ella.
Durante la independencia de Venezuela las advocaciones marianas jugaron un
papel importante en el imaginario de los próceres. El mismo Simón Bolívar
atribuye haberse salvado de un atentado en su contra gracias a la protección de
la Virgen del Carmen. Lo mismo sucedió en otros movimientos independentistas de
América Latina, especialmente el chileno. Las advocaciones marianas aún
mantienen gran influencia en la vida de los pueblos, sea mediante la
celebración de grandes procesiones o en las homilías que disciernen el
bienestar sociopolítico de las naciones.
Escapulario
El
origen de esta advocación se remonta al año 1251. Una pequeña comunidad de
ermitaños bajo el nombre de “hermanos de la bienaventurada Virgen del Monte
Carmelo” se traslada a este monte bíblico, cuyo significado etimológico es
“jardín de árboles”. El Monte Carmelo era, mucho antes de la llegada de estos
eremitas, un lugar de referencia bíblica y pagana. Pero, sin duda alguna, el
acontecimiento más conocido es el ocurrido en 1251 cuando la Virgen se le
aparece a San Simón Stock, superior de los carmelitas, y le dice: “recibe, hijo
mío, este escapulario de tu orden, que será de hoy en adelante señal de mi
confraternidad; privilegio para ti y para todos los que lo vistan. Quien
muriese con él, no padecerá el fuego eterno. Es una señal de salvación, amparo
en los peligros del cuerpo y del alma, alianza de paz y pacto sempiterno” (Cf.
Novena de Nuestra Señora del Carmen). Esta advocación fue ampliamente propagada
por la Orden de los Carmelitas durante la evangelización de América Latina.
A
diferencia de lo que pueden creer muchos, las advocaciones marianas no
responden a ideales angélicos ni a imaginarios pseudo-religiosos desencarnados
de la historia cotidiana que vivimos. La figura de María nos remite a esa mujer
histórica que “en el Magníficat se manifiesta como modelo para quienes no
aceptan pasivamente las circunstancias adversas de la vida personal y social, y
no son víctimas de la alienación” (Documento de Puebla, 297). La figura de
María “proclama que la salvación de Dios tiene que ver con la justicia hacia
los pobres” (Puebla, 1143). Ella nos muestra la fe en un Dios que se pone del
lado de las víctimas y nunca del victimario; que acompaña a quienes padecen las
injusticias y que son oprimidos. Dios decide manifestarse por medio de una
persona que, por ser mujer, era considerada inferior. Por todo esto, esta
advocación recuerda el carácter subversivo del plan de Dios al oponerse al
pecado y la muerte que nos rodean hoy.
Signo de la fe en Dios
La
Virgen le promete a San Simón que quien lleve el escapulario será amparado de
los peligros del cuerpo y del alma. Muchas veces esto se malinterpreta como
algo mágico, pero el escapulario no es un talismán o amuleto. Llevar el
escapulario es signo de la fe en un Dios que quiere la vida para todos y, por
ello, opta por las víctimas, por los más vulnerables. Un Dios que se ofrece a
todos por igual y sin exclusión de ningún tipo. El escapulario posee en su
reverso la imagen del corazón traspasado de Dios. Con ello se recuerda a ese
Dios que se solidariza con los que son perseguidos y torturados hoy, quienes
son traspasados en sus propios cuerpos y almas por la crueldad humana. Pidamos
que el significado de este escapulario nos ayude a convertirnos y abandonar el
pecado. Vaya lección para nuestros militares.
Félix
Palazzi
Doctor
en Teología
felixpalazzi@hotmail.com
@FelixPalazzi
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico