Por Marino J. González R.
El próximo 16 de julio será un
día histórico. Millones de venezolanos acudirán a manifestar su opinión en la
consulta popular aprobada por la Asamblea Nacional en ejercicio de la
representatividad que tiene de la soberanía popular, y organizada en
coordinación con amplios sectores de la sociedad civil. Se expresarán tanto los
venezolanos que se encuentran en el país como los que viven en cientos de
ciudades de todo el mundo. La consulta popular es una expresión del estado
general de rechazo desarrollado luego de la convocatoria anti-constitucional de
una Asamblea Nacional Constituyente, aunque se debe recordar que las sentencias
también anti-constitucionales del TSJ fueron el inicio del clima de
manifestaciones y protestas que se ha extendido ya por tres meses.
En el fondo de esta gran
expresión democrática está la defensa de la República. La convicción de la gran
mayoría de los venezolanos es que la convocatoria de la Asamblea Nacional
Constituyente elimina todas las características fundamentales de una República.
Tal como es notorio, el carácter corporativo de la convocatoria consagra la
conformación de sectores, seleccionados a discreción, con la eliminación del
principio de “un voto por cada persona”. En otras palabras, ya la misma
convocatoria de la Asamblea Nacional Constituyente conlleva la anulación de
derechos ciudadanos al desconocer que la convocatoria solo puede hacerse con la
aprobación previa del pueblo.
No es solamente la
convocatoria lo que está completamente fuera del marco constitucional. Son
también todas las pretensiones ya esbozadas sobre el carácter eventual de dicha
Asamblea Nacional Constituyente. Se trataría de un supra-poder, erigido sobre
la completa eliminación de la actual Constitución, y con el gran riesgo de
suprimir los poderes públicos que han asumido posiciones contrarias a la
voluntad oficial. En tales condiciones todos los atributos republicanos
prácticamente cesarían en el momento de elegirse dicha Asamblea Nacional
Constituyente.
De tal manera que el riesgo es
evidente, concreto. Y es por ello tan fundamental que la expresión de la
consulta popular del próximo domingo sea contundente y masiva, como es en este
momento la opinión de la gran mayoría de los venezolanos. En primer lugar, para
rechazar la convocatoria de la Constituyente, pero también para rechazar sus
fundamentos, es decir, la aspiración de consolidar la tendencia totalitaria y
estatista que ha predominado en Venezuela en los últimos 18 años.
También será un manifiesto a
favor de la República civil, con pleno ejercicio de los derechos ciudadanos, y
en la cual la Fuerza Armada Nacional cumpla cabalmente con lo establecido en la
Constitución, es decir, respetuosa de los derechos humanos y en sujeción a las
normas democráticas. Al mismo tiempo será una demanda nítida por el equilibrio
de poderes y el cumplimiento de sus responsabilidades de acuerdo con el marco
constitucional.
Finalmente, la consulta
popular será una gran oportunidad para exigir el cumplimiento del cronograma de
elecciones suspendido arbitrariamente desde el año pasado por el CNE y el
rechazo a la violación que significó la anulación del referendo convocatorio.
Tal exigencia será también expresión de la gran convicción que existe en
Venezuela de que es fundamental la sustitución del actual gobierno por ser el
causante de tantas penurias y sufrimientos para la abrumadora mayoría de los
venezolanos. De manera directa el próximo domingo el pueblo venezolano
expresará su exigencia por un Gobierno de Unidad Nacional, efectivo para
resolver los problemas de los venezolanos y creador de posibilidades para
prosperar y generar bienestar. Es una gran hora para manifestarse.
12-07-17
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