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jueves, 17 de agosto de 2017

Repotenciar los éxitos por @garciasim


Por Simón García


La cúpula dirigente perdió legitimidad por su incapacidad para resolver los graves problemas creados por sus erradas políticas públicas. Ahora todos enfrentamos la amenaza de un mayor castigo del hambre, un acelerado empobrecimiento y pérdida de la libertad.

Es una amenaza en ejecución mediante la militarización de la situación y un despliegue represivo propio de las dictaduras. El gobierno está destruyendo sus vestigios de apariencia democrática y agotando las posibilidades de tratar políticamente el descontento general.

El fundamento constitucional de la lucha de la mayoría de la sociedad contra la cúpula que ha confiscado ilegalmente al Estado, proporciona un horizonte democrático y electoral que es irrenunciable. Pero la degradación del poder, al abandonar su condición de proyecto político, impide asegurar con certeza un desenlace pacífico.

Maduro está aumentando la violencia del Estado y pasando de la represión de la calle a la de las instituciones democráticas. El aferramiento dictatorial al poder se asocia a la presencia de intereses ligados al narcotráfico y los denunciados supuestos vínculos con el terrorismo internacional.

Pero la MUD debe analizar aquellas decisiones suyas que han reforzado los obstáculos al restablecimiento de la vigencia de la Constitución según el mandato de su artículo 333. Se requería de una negociación con ese poder existente, alzado contra la CN, procedimiento que el pensamiento extremista rechaza bajo el falso argumento de que legitima la dictadura.


En vez de eso, sectores de la MUD elevaron el volumen a un cariz de insurrección y a una fantasiosa prédica sobre la hora cero, la huelga general, la formación de un gobierno paralelo y ofrecieron que sostener la calle algo más impediría la realización de la Constituyente y produciría una fractura militar.

Esa prédica fracasó porque era irreal. También fracasó porque la MUD en su conjunto, en vez de difundir la victoria del 16j como éxito colectivo, convertirla en mejor conciencia cívica y mayor legado organizativo se enganchó en una pequeña pugna de liderazgos. En consecuencia, una parte de quienes calentaron la calle pacíficamente, víctimas de estos espejismos, se sintieron, con sobrados motivos, decepcionados.

Los tercos hechos nos han devuelto a la realidad. Ahora la MUD tiene que cuidar su Unidad de sí misma y revisar su misión para potenciar las ventajas que conserva. Está obligada a hacer política de país y promover el encuentro con el chavismo constitucional que está fuera del gobierno y que tiene expresiones, aún frenadas, dentro del oficialismo.

El día final no producirá sin demostrarle al país que existe una alternativa de gobernabilidad capaz de adoptar las políticas para derrotar al hambre y salir de la crisis con estabilidad, integrando a la sociedad y asegurando la coexistencia entre proyectos que han sido rivales durante estos años.

Esto exige abordar las diferencias estratégicas y combatir argumentalmente al pensamiento extremista con voluntad de fortalecer y ampliar la unidad entre la MUD y el país descontento que ya no aguanta más.

17-08-17




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