Miguel Méndez Rodulfo 12 de enero de 2018
La
cadena de bloques es la tecnología en que se fundamenta el bitcoin y que fue
inventada y desarrollada para darle viabilidad a la criptomoneda; ello ocurrió
en 2009, y aunque realmente no se conoce a ciencia cierta al creador de tal
maravilla tecnológica que está llamada a revolucionar al mundo, existe consenso
para atribuir a Satoshi Nakamoto, ingeniero informático norteamericano con
amplios conocimientos de física, radicado en California, la paternidad del
invento; éste en 2008, publicó un artículo en la lista de correo de
criptografía metzdowd.com3, describiendo un sistema P2P de dinero digital;
además el registro de transacciones muestra que las direcciones conocidas de
Nakamoto contienen aproximadamente un millón de bitcoins. Por otra parte,
algunos investigadores piensan que Nakamoto puede ser un seudónimo que esconde
a un grupo de personas que crearon el protocolo Bitcoin y su software de
referencia.
Blockchain
es una cadena de bloques informáticos, una especie de libro mayor de
contabilidad que registra todas las transacciones efectuadas. Estos registros
(bloques) están cifrados o encriptados, además de enlazados, por razones de
privacidad y de seguridad. Los registros de transacciones se verifican mediante
la replicación de este libro que es distribuido mundialmente a través de una
red masiva y descentralizada de computadoras (nodos). Para recibir la data el
usuario necesita una dirección compuesta por entre 24 y 37 letras y números,
que actúa como buzón virtual; una vez incorporada, la información ya no hay
manera de alterarla o eliminarla debido a que cuenta con un mecanismo de
verificación de todas las transacciones que se han efectuado históricamente, de
manera que aunque protege la privacidad de sus usuarios, permite rastrear las
transacciones, debido a que por ejemplo, en el caso del bitcoin, las
direcciones están almacenadas en los llamados monederos. Esto hace de
blockchain una base de datos distribuida y segura (por obra del encriptado) aplicable
a todo tipo de transacciones. Como no hay un registro de las direcciones, la
gente puede operar de forma anónima al hacer una transacción.
Los
datos que ingresan al blockchain no desaparecen, porque es un registro
inalterable. Es una base de datos que sólo permite escritura. No se puede
modificar ni borrar la data almacenada, sólo se puede añadir, previa
verificación. Gracias al uso de una cadena de bloques común que se sincroniza
entre los nodos distribuidos a escala mundial, se logra la irreversibilidad de
las transacciones, lo que permite que nadie vulnere el sistema o cometa fraude
sin que otros se enteren.
En la
medida que transcurre el tiempo y sobre todo al crecer el furor por el bitcoin,
más transacciones se van incorporando lo que llena la capacidad del bloque
huésped al depender ésta de la estructura de la cadena de bloques y del tamaño
de cada transacción. Cuando se satura un bloque hay que sellarlo, cuestión que
realizan los usuarios al hacer minería de bitcoin, pero lo efectúan compitiendo con otros mineros, ya que el
primero que logra crear un bloque válido y sellarlo, recibe bitcoins. La
blockchain ha resuelto un tema crucial para la economía del mundo: la
confianza. Esta tecnología con su base distribuida y descentralizada posibilita
ahora que existan transacciones inviolables y seguras, lo que ha llevado a
bancos centrales, a la banca privada internacional, al sistema notarial de cada
país, a un sistema como la Apostilla de la Haya, a sociedades que certifican la
autoría literaria o musical, etc., a investigar al respecto, puesto que podría
prescindirse de sus servicios y generar con ello desempleo. Tales son las
bondades y perjuicios de la tecnología.
Caracas
12 de enero de 2018
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