Por Shari Avendaño
El diputado por el
partido Un Nuevo Tiempo (UNT) y hombre de confianza de Manuel
Rosales, Omar Barboza, fue votado por 102 curules como presidente de
la Asamblea Nacional (AN) para el período 2018 – 2019, este viernes, 5 de
enero.
Propuso la reconstrucción de
la “unidad democrática”, la preparación de un “banco de leyes” para aplicarlas
en su momento y agradeció el trabajo de la Conferencia Episcopal
Venezolana (CEV).
A continuación, las claves del
discurso pronunciado por Barboza ante la AN:
Señaló que entre los
escenarios de lucha por el cambio, “los venezolanos en su inmensa mayoría
estamos de acuerdo con buscar una solución democrática a
la crisis que vivimos, y que debemos llegar a ella por la vía
pacífica, ya que todos anhelamos la paz, pero no la impuesta por la fuerza,
sino la que derive del respeto al derecho de todos los ciudadanos”. Razón
por la que la dirigencia nacional debe crear las condiciones para que se
produzca una solución democrática.
Afirmó que la primera víctima
en las confrontaciones en Venezuela es la verdad, y agregó que
“debemos entender que ambas partes tenemos fortalezas y debilidades,
y que para tener éxito en estas conversaciones ninguna de las partes debe
pretender la rendición de la otra”.
Promete la reconstrucción
de la unidad democrática como “alternativa para el cambio” y colaborar con
un acuerdo que permita una solución democrática a la crisis nacional.
Con respecto al trabajo
legislativo, buscará impulsar la aprobación de “leyes prioritarias“, aunque sus
trámites se lleven sólo hasta la segunda discusión por el el bloqueo al trabajo
de la AN.
El próximo martes se llevara a
la primera reunión ordinaria de la AN una propuesta para promover “una
posible alianza nacional para la solidaridad humanitaria“, con la idea de
estimular a la sociedad, entes privados y públicos, a “formar parte de una
acción nacional concertada para concretar la solidaridad de todos con el pueblo
venezolano que sufre como consecuencia de esta crisis”.
Agradeció a
la Conferencia Episcopal Venezolana por su posición en la defensa de
las libertades y la apertura del canal humanitario.
Lea el texto íntegro aquí:
Con
humildad republicana comienzo por agradecer la confianza a los colegas
Diputados que han votado favorablemente para que asuma durante este período que
comienza, la función de presidir esta Asamblea Nacional en la cual reposa la
legítima representación del pueblo venezolano.
Esta designación no la interpretamos como un honor o una distinción personal, sino como el encargo de una gran responsabilidad histórica, en cuyo cumplimiento empeñaremos el máximo esfuerzo para no defraudarlos, y sobre todo para servirle bien al pueblo venezolano que hoy lleva la carga más pesada de la grave situación nacional. Para ello solicito el apoyo y la comprensión de todos para que podamos servir al interés nacional y a los mejores sueños de la juventud venezolana.
Lamentamos
comenzar afirmando que nos encontramos ante el riesgo cierto de la disolución
de la República en medio de la anarquía y la ausencia del Estado de Derecho.
Nos corresponde entonces la tarea de un buen médico que debe determinar la
causa real de una enfermedad que puede convertirse en terminal, y de lo
acertado de su diagnóstico dependerá la posibilidad de recuperar la salud, la
vida del enfermo. En nuestro caso, el paciente se llama Venezuela.
Pudiéramos
hoy hacer una larga lista de las calamidades que están sufriendo nuestros
ciudadanos, y del fracaso de las distintas políticas sectoriales que ha
implementado este gobierno. Podemos, incluso, proponer soluciones por separado
a cada uno de los problemas, pero esos enfoques parciales de la realidad que
pueden ser muy útiles en otro contexto, nos conducirían a concentrarnos en las
consecuencias, descuidando lo fundamental que es el origen del desastre que
vivimos.
Es
imprescindible determinar la causa matriz que ha convertido a nuestro país, con
tantos recursos humanos y naturales, en una fábrica de pobres. Para saber hacia
dónde vamos, es muy importante saber dónde estamos parados.
En ese sentido consideramos que existen suficientes evidencias para asegurar que la crisis general, que incluye la social, la económica, la institucional, y la moral, tiene como causa principal la pretensión del grupo que hoy gobierna a nuestro país, de imponerle al pueblo de Venezuela un modelo que representa un populismo totalitario que utiliza la intervención del Estado y el control de casi todos los poderes públicos para amparar la corrupción y la ineficacia, mientras destruye la producción nacional y las empresas del Estado.
Con
ese propósito, desconoce los valores y reglas democráticas, utiliza la fuerza
para impedir la expresión libre del pensamiento, y al Poder Judicial para darle
apariencia de legalidad a sus atropellos. Cuando la sociedad democrática unida
se expresó claramente en contra de ese modelo por la vía democrática, tal como
ocurrió en las elecciones parlamentarias de diciembre de 2015, entonces
decidieron desconocer la voluntad popular que eligió legítimamente a esta
Asamblea Nacional, y para ello violaron todas las normas para designar a un
Poder Judicial controlado por el oficialismo; que luego para evadir el control
constitucional de la Administración Pública Nacional, declaró arbitrariamente
en lo que ellos llaman desacato a esta Asamblea Nacional.
Decisiones
como esa, por parte del oficialismo con fines totalitarios, constituyen las
razones fundamentales de la crisis general que hoy amenaza con la destrucción
del país y con enterrar los mejores valores de la auténtica venezolanidad. El
hambre, la falta de medicinas, la inseguridad personal y jurídica, el atraso,
el deterioro creciente de la calidad de vida, la inflación más alta del mundo
llegando a la hiperinflación, son consecuencias directas de las políticas de
quienes pretenden eternizarse en el poder.
Es
el cambio profundo del modelo que hoy gobierna a Venezuela, el propósito
fundamental que debemos perseguir para superar de manera definitiva la presente
crisis y evitar que se pueda repetir en el futuro. La tarea es inmensa,
reconstruir al país, restablecer la vigencia de Estado de Derecho, y crear las
condiciones para que el modelo democrático que representamos les garantice a
todos la oportunidad de progresar en libertad, impulsando el crecimiento con
justicia social, teniendo a la educación como principal instrumento de cambio,
y dándole prioridad a lo hecho en Venezuela. Debemos recuperar el tiempo perdido,
e incorporarnos junto a los países con visión de futuro, que respetan la
propiedad privada, reconocen la realidad de los mercados globalizados, y saben
que estos son los tiempos de la economía del conocimiento, de la innovación y
de la tecnología, y que esa es la vía segura para garantizar una mejor calidad
de vida y superar la pobreza en la que se encuentra gran parte del pueblo
venezolano.
La
Mesa de Unidad Democrática, desde su nacimiento definió la estrategia de la
acumulación de fuerzas por la vía democrática hasta obtener el poder político y
establecer un Gobierno de Unidad Nacional como la manera de lograr la
reconciliación nacional, que no podía provenir de la violencia, para así poder
emprender unidos la tarea de la reconstrucción del país y la vigencia de sus
instituciones. Esa estrategia correcta en función del interés nacional, llegó a
convertir a su tarjeta electoral en la más votada en la historia de Venezuela y
nos condujo al gran triunfo en las elecciones parlamentarias de 2015. A partir
de allí cometimos los errores de que las diferencias entre distintos factores
de la Unidad, más las maniobras del oficialismo para sembrar intrigas entre
nosotros, le permitió al gobierno cumplir con su objetivo estratégico de crear
desencuentros y desconfianza entre nosotros.
El peor error que podemos cometer en estos momentos es tratar de determinar quiénes fueron los responsables; lo importante es que todos demostremos capacidad para rectificar y mirar hacia adelante.
Ante
el crecimiento sin precedentes del deterioro de la situación nacional, tenemos
el deber político y ético de reconstruir la unidad, y para hacerlo tomar en
cuenta el sentido de urgencia que debemos darle a los pasos necesarios para
lograrlo. Ninguna aspiración personal o partidista, por legítima que sea, debe
impedir que nos ´pongamos de acuerdo para actuar unidos en función de asegurar
el destino de prosperidad y libertad que merecemos los venezolanos. Estamos
ante una emergencia nacional que es el Cambio político para que cambie la situación
del país, y toda la dirigencia democrática al lado del pueblo debe incorporarse
unida de verdad para lograrlo.
Entre
los diferentes escenarios de lucha por el cambio, los venezolanos en su inmensa
mayoría estamos de acuerdo con buscar una solución democrática a la crisis que
vivimos, y que debemos llegar a ella por la vía pacífica, ya que todos
anhelamos la paz, pero no la impuesta por la fuerza, sino la que derive del
respeto al derecho de todos los ciudadanos. Lo que está en juego es el porvenir
de nuestra nación, y para determinar el rumbo que debemos tomar solo está
legitimado el pueblo venezolano expresando libremente sin ninguna presión que
pretenda torcer su voluntad, qué es lo que quiere para Venezuela. Por eso
creemos que el principal deber de la dirigencia nacional es crear las
condiciones para que se produzca una solución democrática sobre la cual todos
tengamos razones para respetarla.
En
ese sentido, se justifican los esfuerzos que están haciendo los partidos de la
Unidad Democrática con participación internacional, para lograr las condiciones
que nos permitan avanzar hacia un acuerdo a pesar de las profundas diferencias
entre oposición y gobierno. Y como quiera que en las confrontaciones como la
que se vive en Venezuela, la primera víctima es la verdad, debemos entender que
ambas partes tenemos fortalezas y debilidades, y que para tener éxito en estas
conversaciones ninguna de las partes debe pretender la rendición de la otra. Lo
importante de estos procesos es que no perdamos de vista cuáles son los
objetivos de fondo que debemos lograr, y en nuestro caso, unas elecciones
presidenciales rodeadas de todas las garantías para que cada venezolano ejerza
su derecho libremente, debe constituir el objetivo central.
Asimismo,
debe formar parte de esas conversaciones el restablecimiento de la
institucionalidad democrática, comenzando por dejar sin efecto el llamado
desacato de esta Asamblea Nacional, para que en pleno ejercicio de sus
atribuciones Constitucionales se dedique a buscar soluciones para los problemas
de la gente, defendiendo como siempre sus derechos.
En
esta ruta para lograr que las cosas cambien profundamente en Venezuela, es muy
importante la concientización, la organización, y el papel que jueguen
instituciones y factores fundamentales en el camino que nos queda por andar. En
este punto quiero hacer un reconocimiento especial a la Conferencia Episcopal
Venezolana por la valiente posición que ha tenido en la defensa de las
libertades y el llamado permanente para que se permita un canal humanitario.
Sabemos que las otras iglesias que hacen vida en el país comparten las mismas
preocupaciones.
Los
proyectos totalitarios ponen en riesgo la libertad de expresión, y la mejor
demostración es lo que ha sucedido con varios medios de comunicación nacionales
e internacionales en Venezuela. Pero tenemos la esperanza de que los medios que
han sobrevivido en el país, aún con sus limitaciones, seguirán cumpliendo con
su misión de decir la verdad junto a los medios internacionales; al igual que
lo están haciendo periodistas y articulistas nacionales y extranjeros. Para
todos ellos el reconocimiento de esta Asamblea Nacional y del pueblo
venezolano.
La
comunidad internacional del mundo democrático ha demostrado, tanto a través de
sus gobiernos como de sus parlamentarios, la convicción que tiene de que en
Venezuela los que están en juego son los valores democráticos y el respeto a
los derechos humanos. Su actitud en defensa de la legitimidad de esta Asamblea
Nacional, así como su acompañamiento en el esfuerzo por lograr acuerdos para
buscar una salida pacífica y democrática, compromete por siempre el
agradecimiento de los demócratas de nuestro país.
De
manera especial, agradecemos la buena voluntad que han tenido muchos países del
mundo para atender y darle acogida a la inmensa cantidad de venezolanos que se
han ido porque ya no soportan las consecuencias del fracaso de este gobierno. A
esos países le pedimos, especialmente a los latinoamericanos, que cuando les
soliciten su hospitalidad no olviden que quienes se la están solicitando, son
las hijas y los hijos de la patria de Bolívar.
En
consecuencia, con lo expuesto anteriormente procuraré el mayor consenso para
orientar nuestra gestión de manera principal a lo siguiente: En lo político, la
reconstrucción de la unidad democrática como alternativa para el cambio tendrá
todo nuestro apoyo. Asimismo daremos toda la contribución que esté a nuestro
alcance para colaborar con los esfuerzos que se vienen haciendo en favor de un
acuerdo que permita una solución democrática a la crisis nacional. Siempre
estaremos dispuestos al diálogo con todos los sectores del país, incluso con
los del oficialismo que quieran dialogar sobre temas de interés nacional.
En
el ejercicio de nuestras atribuciones constitucionales seguiremos cumpliendo
con la obligación del control político de la Administración Pública, y
denunciaremos todos los actos del Gobierno Nacional que violen la Constitución
y las Leyes, o afecten al Patrimonio Público. En cuanto al trabajo legislativo
propiamente dicho, impulsaremos la aprobación de leyes prioritarias, tal como
lo hicimos con la Ley de Producción Nacional, aunque sus trámites se lleven
solo hasta la segunda discusión, mientras dure el bloqueo inconstitucional al
trabajo de esta Asamblea; pero como nosotros sabemos que el Cambio cada día
está más cerca, debemos estar preparados dentro del Poder Legislativo con un
Banco de Leyes ya tramitadas en esta instancia, cuya aplicación en su momento
le de viabilidad legal a los cambios que vienen.
En lo social, pienso llevar a la primera reunión ordinaria de esta Asamblea Nacional, que será el próximo martes, la propuesta de promover con toda la fuerza posible una Alianza Nacional para la Solidaridad Humanitaria. La idea central es estimular a toda la sociedad venezolana, con la participación de todos los entes privados y públicos que lo quieran hacer, a formar parte de una acción nacional concertada para concretar la solidaridad de todos con el pueblo venezolano que sufre como consecuencia de esta crisis. El próximo martes llevaré la discusión de este tema a la sesión plenaria que celebraremos. Creemos que todos los que podamos hacer algo, debemos ponernos la mano en el corazón para apoyar a los que hoy sufren, mientras sustituimos a este modelo generador de pobreza.
Esta es una actividad que por su motivación y objetivos, debe ser apoyada por encima de las diferencias políticas entre opositores y oficialistas, se trata de ayudar a las venezolanas y venezolanos que necesitan nuestro apoyo para atender sus necesidades básicas, y eso debe estar por encima de las diferencias políticas. Si como Asamblea Nacional no tenemos los recursos económicos para financiar una tarea tan inmensa, sí tenemos la voluntad y el deber de promover la expresión de solidaridad por parte de todos los venezolanos que queramos ayudar a nuestros hermanos.
En
esta etapa del país, presidir la Asamblea Nacional defendiendo los valores
democráticos, es una tarea compleja y difícil que muchas veces no cuenta con la
comprensión de quienes hacen exigencias como si estuviéramos en una situación
de normalidad democrática. Por eso en relación a la directiva que hoy concluye
sus funciones, es justo reconocer el gran esfuerzo de Julio Borges defendiendo
esta institución en Venezuela y ante el mundo. Asimismo, desde aquí le enviamos
un abrazo de solidaridad a Freddy Guevara; y nos complace reconocer la labor de
Dennis Fernández dejando en alto a la mujer venezolana con su inteligencia y
capacidad de trabajo.
A
pesar de las graves dificultades por las que atravesamos, quiero enviarle un
mensaje de fe y esperanza al pueblo venezolano. Vamos a rescatar la unidad
nacional por el cambio para que podamos impulsar nuestra lucha comenzando por
derrotar la resignación y la desesperanza. No debemos entregar el futuro de
Venezuela sin luchar, ni permitir que nos expropien nuestro derecho a cambiar por
la vía democrática a los responsables de este desastre.
Hoy
le rendimos un homenaje sincero y eterno a los que han caído en esta lucha y le
hacemos llegar un abrazo de solidaridad a sus familias. Es importante que los
presos y perseguidos políticos sepan que no están solos, que la gran mayoría
del pueblo y esta Asamblea Nacional está con ellos, y que uno de los objetivos
importantes de esta lucha es la libertad de todos para que puedan volver a
ejercer sus derechos constitucionales.
La
Quinta República ha fracasado estruendosamente, vamos a construir juntos la
República del futuro, la del progreso con justicia y libertad,
Que
Dios bendiga a Venezuela y nos ilumine para servirle bien al pueblo venezolano.
Muchas
gracias…
05-01-18
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