Por Brian Fincheltub
La realidad venezolana
pareciera transitar en un círculo vicioso que se repite año tras año desde que
el proyecto chavista llegó al poder a acabar con la democracia, con el país y
las aspiraciones de millones de forma deliberada y criminal. Un círculo que
nace de la mentira, se reproduce en promesas incumplidas y que luego muere para
volver a nacer en la mediocridad de quienes apoyan y han apoyado el proyecto
chavista.
Así se ha mantenido en el
poder el chavismo durante años, y lo sigue haciendo muy a pesar de la situación
actual. Como quien se engaña cada enero diciendo que empieza la dieta, el ahora
madurismo ha comenzado todos los años con un abanico de promesas y enrosques
ministeriales en medio de actos donde lanzan planes y “nuevos” proyectos que
van teniendo nombres cada vez más largos y rimbombantes con el fin de vender
esa sensación de “nuevo comienzo” al que siempre recurren estos fiascos que se
hacen llamar “revolución”.
Obviamente, cuando hablamos de
la gente que aún les cree, no nos referimos a quienes por miedo y hambre son
obligados a actuar de determinada manera; aquí nos referimos a esos que están
dispuestos a tragar cuanta mentira se dice desde los aparatos de propaganda de
la dictadura aunque tengan la barriga vacía. Esos que con emoción terminan con
las palmas de las manos rojas rojitas de tanto aplaudir cuanto cuento escupe la
élite política gorda y cachetona que mal dirige al país. Esos que, pareciendo
un saco de huesos y pellejo gracias al hambre-socialismo, aún llevan su franela
roja con un orgullo que solo podría llamarse vergüenza.
Es el círculo vicioso del
chavismo que condena a todo un país a vivir bajo la incapacidad de unos
gobernantes y la complicidad de un pueblo humillado que se hace llamar
“madurista” y que nada lo hace reaccionar porque su odio y resentimiento pueden
más que cualquier otra cosa. Ellos, hoy minoría, son parte de un ciclo que
tendrá que terminar pronto, porque hoy se trata no solo de salvar al país de la
crisis; se trata de salvarnos nosotros, salvar a nuestros padres, nuestros
hijos. Se trata de nuestra supervivencia.
13-01-18
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