ANDRÉS OPPENHEIMER 07 de enero de 2018
Uno de
los intelectuales más prominentes de Venezuela, el profesor de economía de
Harvard Ricardo Hausmann, acaba de publicar un artículo que está dando mucho
que hablar: pide una intervención militar de Estados Unidos y otros países como
la única forma de poner fin a la crisis humanitaria de Venezuela.
En su
artículo sindicado del 2 de enero, titulado "El día D para
Venezuela", Hausmann propone que la Asamblea Nacional de Venezuela, de
mayoría opositora, le haga un juicio político al dictador Nicolás Maduro y
designe un nuevo gobierno constitucional, que a su vez podría solicitar ayuda
militar de otros países para hacer cumplir la ley.
Hausmann
argumenta que Maduro ha cerrado todas las vías pacíficas para una solución
negociada al drama de Venezuela. Una coalición militar internacional de países
dispuestos a apoyar un nuevo gobierno designado por la Asamblea Nacional
democráticamente electa en 2015 sería legítima y tendría muchos precedentes
históricos, dice.
El
propio héroe de la independencia de Venezuela, Simón Bolívar, ganó el título de
Libertador de Venezuela gracias a una invasión de 1814 organizada y financiada
por la vecina Nueva Granada (actual Colombia), argumenta Hausmann. Y Francia,
Bélgica y los Países Bajos se liberaron de regímenes opresivos gracias a las
acciones militares internacionales en la Segunda Guerra Mundial, agrega.
Hausmann,
que dirige el Centro para el Desarrollo Internacional de Harvard, dice que las
actuales conversaciones para lograr una solución electoral a la crisis
humanitaria de Venezuela no van a llegar a ninguna parte.
Maduro
ha torpedeado esas conversaciones una y otra vez. Desde julio, Maduro ha
nombrado una Asamblea Constituyente inconstitucional para volver a redactar la
Constitución y reemplazar los principales poderes de la Asamblea Nacional, ha
prohibido que los principales partidos opositores puedan presentar candidatos
presidenciales y ha hecho fraude en las últimas tres elecciones municipales y
regionales.
Además,
Hausmann argumenta que las sanciones financieras y de visas implementadas por
el gobierno de Trump contra docenas de altos funcionarios venezolanos no serán
suficientes para derrocar al régimen, ni tampoco habrá un golpe de estado. Los
altos oficiales militares están demasiado involucrados en la corrupción como
para querer cambiar el gobierno, dice.
Después
de leer su artículo, llamé a Hausmann y le pregunté si realmente cree que
existe la menor posibilidad de que Estados Unidos y algunos países
latinoamericanos apoyen su propuesta de una acción militar.
Uno de
los principios más arraigados de la política exterior latinoamericana después
de las invasiones de Estados Unidos en los siglos XIX y XX ha sido la oposición
a las intervenciones estadounidenses, le recordé.
Y en
cuanto a Estados Unidos, a pesar de un breve comentario de Trump en agosto de
que no descartaría una “opción militar” en Venezuela, es muy improbable que el
gobierno de Trump considere seriamente abrir un nuevo frente de conflicto
cuando está lidiando con amenazas que considera mucho mayores en Corea del
Norte e Irán. Hasta ahora, Trump ni siquiera ha puesto en marcha un embargo
petrolero contra Venezuela.
Hausmann
replicó que las percepciones podrían cambiar. “Los venezolanos se están
muriendo de hambre y de falta de medicinas. La tragedia de Venezuela es tan
grave y se está deteriorando tan rápidamente que la conciencia de su gravedad
está aumentando en todas partes”, me dijo.
Mi
opinión: Hausmann tiene razón en que las conversaciones actuales entre la
oposición y la dictadura de Maduro probablemente no tendrán éxito porque Maduro
no permitirá elecciones libres y justas. Y uno podría argumentar en apoyo de su
argumento de que Venezuela ya ha sido invadida por otro país, Cuba, que en
muchos aspectos dirige el régimen de Maduro.
Pero,
a juzgar por lo que escucho de diplomáticos estadounidenses y latinoamericanos,
es muy poco probable que la propuesta de una intervención militar pueda
prosperar. Incluso México, Brasil, Argentina y Perú, los países que han
criticado más duramente a Maduro, se opondrían a una acción armada.
La
ruta más factible en este momento es que la comunidad internacional, en
coordinación con la oposición venezolana, aplique nuevas sanciones diplomáticas
y económicas contra la dictadura de Maduro y le exija que devuelva sus poderes
constitucionales a la Asamblea Nacional y restaure el orden democrático.
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