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domingo, 9 de septiembre de 2018

FERNANDO MIRES: UNA PARTE DE LA OPOSICIÓN VENEZOLANA SE ESTÁ CUBANIZANDO, por VANESSA DAVIES



VANESSA DAVIES 08 de septiembre de 2018

"En diciembre se avecinan nuevas elecciones y no se sabe qué está haciendo la oposición para enfrentar ese evento", señala el analista. Las migraciones jamás han provocado intervenciones militares externas, enfatiza

Para quien no sepa quién es o cómo piensa Fernando Mires, esta entrevista no será más que la opinión de "otro madurista más". Pero a Mires no se lo debe despachar con tres palabras ofensivas o dos frases hechas. Su condena al Gobierno del presidente Maduro y sus críticas a la oposición nacen de una vida de reflexión y escritura, de sus textos sobre filosofía política; del hecho de haber nacido en Chile en 1943 y ser, ahora, profesor emérito de la Universidad de Oldenburg (Alemania).

Para Mires lo que hay en Venezuela es una dictadura. Así de sencillo. Pero hay, también, una oposición que lo que ha hecho es afianzar al Gobierno. "Una parte –queremos creer que es ínfima– de la oposición también se está cubanizano", sostiene el politólogo en entrevista con Contrapunto vía correo electrónico. Lo dice por algunos voceros que están fuera del país y que consideran que la crisis política se soluciona dando órdenes que nadie puede ejecutar.

La política virtual 

—La política por Twitter se ha impuesto también en nuestro país. ¿Qué consecuencias tiene la política tuitera?

—Es un fenómeno mundial. Hasta el presidente de Estados Unidos (EEUU) gobierna por Twitter. A eso es difícil oponerse. Twitter está instalado y llegó para quedarse. En ese sentido yo no me declaro antituitero. Twitter es un medio y un espacio en el cual se forman fragmentos del discurso publico –diría Habermas–. Que hay quienes abusan de ese medio, que hay un lumpen tuitero, que hay una chusma agresiva y anónima, todo eso es inevitable. El tuiteo al menos sirve para darse cuenta de cuánto subdesarrollo cultural anida en el mismo centro de lo que llamamos civilización. Pero por otro lado, también hay tuiteros notables, verdaderos artistas de la frase corta. Por eso una vez yo escribí que Nietzsche nació antes de tiempo. Nietzsche habría sido un gran tuitero. Casi todas sus grandes frases caben en un tuit.

—¿Qué impacto ha tenido la política tuitera en Venezuela? ¿Ha incidido en la pérdida de liderazgo de la oposición, por ejemplo? ¿En la destrucción de dirigentes?

—Efectivamente. Twitter no es democrático. La gente que pasa hambre y vive en la miseria no tiene tiempo ni ganas de tuitear; de ahí que solo una capa de la población participa en las minipolémicas. Por esa razón el tema de la ausencia de liderazgo no tiene mucho que ver con Twitter. En el mejor de los casos Twitter solo refleja la ausencia de liderazgo. Y en Venezuela no hay liderazgo porque la capitulación abstencionista del 20-M llevó a la oposición a perder liderazgo en el único campo donde lo había ejercido: en el electoral.

De acuerdo con Mires "la oposición –lo sabemos todos– solo era una confederación electoral. Sin elecciones no puede haber oposición. Así de simple. Ahora, esa ausencia de política ha llevado sin duda a que sectores antipolíticos, particularmente los que siguen a la señora Machado y a Ledezma, ejerzan cierta hegemonía comunicacional en las redes. Y es natural. Como no tienen poder de convocatoria, como no tienen calle, como no tienen política, han hecho de Twitter no un medio, sino un fin en sí. No obstante, poco a poco, he observado, se levanta en contra de ellos un contradiscurso tuitero, uno que no recurre a la invectiva ni al insulto, sino a la razón y a la lógica.

—Por Twitter se ha ordenado encarcelar a Maduro, desconocer sus decisiones... ¿Esto es real? ¿Twitter puede reemplazar la acción política?

—En ningún caso. En Twitter no se puede hacer lo que tampoco se puede hacer en la vida no tuitera. Si no existiera Twitter, tales sectores lo harían por la radio, o incluso por volantes. Lo que sí es cierto, y eso es imposible desconocerlo, es que Twitter, al provenir del mundo virtual, ha ofrecido un espacio virtual para que determinados grupos lleven a cabo una política también virtual. Ellos han creado, efectivamente, una suprarealidad virtual: un mundo hacia donde determinados grupos potencian fantasías, donde dan rienda suelta a sus deseos irrealizados y, lo peor de todo, donde terminan confiriéndoles vida real. Son los del “hay que”. Fíjese usted como Machado, Ledezma y sus dignos seguidores comienzan casi todos sus tuits con el “hay que”. Hay que sacar a Maduro, hay que salir a las calles, hay que reconstruir la democracia. La palabra “como” no la conocen. O solo la usan en el verbo comer.

Plan contra Capriles

—Hay un TSJ en el exilio condenó a Maduro pero también pidió investigar a Capriles. ¿Qué lectura hace de ambas decisiones? ¿Tiene validez lo que diga el TSJ en el exilio?

—Seamos claros: no hay ni puede haber un TSJ en el exilio, así como no hay gobernadores ni presidentes en el exilio. Los cargos estatales –con excepción de las embajadas– solo pueden ser ejercidos dentro de la nación. Por eso la AN nombró a miembros suplentes de ese tribunal en Venezuela, los que fueron obligados por el régimen a irse al exilio. La AN no nombró nunca a ningún tribunal en el exilio. No podía hacerlo. Habría sido anticonstitucional. Ese TSJ en el exilio solo tiene y puede tener un carácter simbólico, y probablemente está bien que así sea. Pero no puede sentenciar de modo vinculante en contra de nadie. De ahí que a mí me resulta evidente que la petición de que se investigara a Capriles surgió de una oscura esquina del extremismo opositor.

La sola intención de investigar a Capriles (y no a otro) delata el avieso deseo de destruir la imagen de uno de los pocos líderes de oposición con reconocimiento público. No deja de ser sintomático el hecho de que Capriles, en el mismo momento de la “petición” del TSJ simbólico, hubiera estado llevando a cabo esfuerzos por unir a diversos partidos de la oposición. Por ahí van los tiros, creo yo. El del TSJ simbólico fue un atentado (pseudo) judicial en contra de Capriles.

—¿Hay complicidad o hipocresía de gobiernos o líderes de izquierda con el Gobierno venezolano por considerar que es de izquierda? ¿En qué la ha visto y por qué?

—Yo lo vería al revés. Maduro en estos momentos solo cuenta con el apoyo decidido de dos dictaduras, Cuba y Nicaragua, y de un gobierno personalista y autoritario, como el de Evo Morales; es decir, solo cuenta con el apoyo de la izquierda antidemocrática. La izquierda democrática ha tendido a la omisión y a la neutralidad, pero ya no brinda entusiasta apoyo al régimen venezolano como ocurrió en el pasado. Ni el gobierno uruguayo ni el mexicano parecen dispuestos a jugárselas por Maduro. Si Lula llega al gobierno, tampoco lo hará. Más todavía: Lenín Moreno ha desertado de la izquierda antidemocrática que llegó a representar Correa. La salida de Ecuador del ALBA fue un durísimo golpe para Maduro, hecho no computado por la casi inexistente oposición venezolana.

Ahora, que gobiernos democráticos, sean de izquierda o de derecha, no estén dispuestos a embarcarse en una aventura internacional en contra de Maduro, es otra cosa. Cada gobierno se debe, en primer lugar, a su nación. En este mismo momento a Piñera, para poner un ejemplo, le interesa mucho más el conflicto limítrofe que está atizando Morales en contra de Chile que el futuro político de Venezuela. Lamentablemente es así, y debe ser así. La comunidad internacional solo ha sido una ficción geopolítica que inventaron los abstencionistas venezolanos para justificar su capitulación electoral.

—Usted dice que no hay regímenes autoritarios sin personas autoritarias. ¿Eso implica que hay personas autoritarias en Venezuela, tanto las que ejercen el autoritarismo como las que lo avalan? ¿Es un "autoritarismo plebeyo", si lo llamamos así?

—Sí. Pero eso no solo vale para Venezuela. Tiene validez para gran parte de los países latinoamericanos y para algunos países de Europa del Este. Allí, donde el espíritu de la constitución nacional no anida en el alma de los ciudadanos, estos se dejan regir por valores extraconstitucionales como la religión (o sus sustitutos ideológicos), la tradición y la autoridad. Por esa razón hay una estrecha relación entre dictadura, autoritarismo cultural y patriarcalismo. El tema es interesante. Estoy planeando escribir un artículo acerca de eso.

—Trino Márquez (sociólogo) dice que el presidente Maduro busca destruir o controlar. ¿Usted comparte este criterio? Si es así, ¿qué implica para el país?

—Trino tiene razón. El objetivo central de Maduro es destruir tres poderes no estatales: el empresarial, el de los sectores profesionales y el de la clase política opositora. No podemos decir que no ha tenido éxito. Todas las medidas económicas implementadas desde el Gobierno no persiguen otro propósito que formar una masa pauperizada, dócil y apolítica, dependiente biológicamente del Estado.

Carnet de la patria: sin supremacías morales

—Hubo un ataque, o un atentado, contra el presidente Maduro el 4 de agosto. ¿Esto implica una escalada de violencia política en Venezuela?

—No lo creo. La violencia, en toda su magnitud, solo puede provenir desde el ejército. Naturalmente, si el campo social está vaciado de política, como ocurre en estos momentos, puede ocurrir que personas o grupos excéntricos, de esos que existen en todas partes, comiencen a actuar. Pero como es sabido, atentados no solo ocurren bajo una dictadura sino también bajo una democracia. El problema es que las dictaduras intentan siempre capitalizarlos y los que pagan las consecuencias son por lo general los políticos más constitucionalistas. Es el caso dramático de Requesens.

—El debate político en Venezuela está centrado ahora –o parece estarlo– en el carnet de la patria, si se saca o no se saca. ¿Es este debate relevante para el país? ¿Debe ser el punto de discusión más importante entre los sectores políticos? ¿Qué implica el carnet de la patria? ¿Son traidores los que se lo sacan? 

—Cuando hay ausencia de conducción política todas las decisiones pasan a ser personales. Quienes adquieren el carnet de la patria no han contravenido ninguna línea política, ninguna directiva, ningún proyecto, entre otras cosas porque la propia oposición no se ha pronunciado, en su conjunto, sobre el tema. Es, por lo tanto, una vileza calificar de traidores a miles y miles de seres humanos que adquieren el carnet obligados por la pobreza material que los acosa día a día. Si alguien no quiere el carnet porque presuntamente atenta contra su dignidad personal, que lo haga. Si alguien lo necesita para alimentar a su familia, también debe hacerlo. No es el momento para exhibir supremacías morales a costa de las necesidades de los más desvalidos. Creo que he sido claro. Primero hay que comer. La oposición no se hace con fakires.

—Si Gobierno y oposición están al margen de las grandes mayorías en Venezuela, ¿quién está haciendo política? ¿Cuáles son las salidas? ¿Esa desconexión abre las puertas a qué cosas?

—Usted lo ha dicho en su pregunta. Si nadie está haciendo política, la alternativa (yo no hablo de salida, de eso estamos lejos) solo puede ser hacer política. Y a riesgo de que me califiquen de electoralista o de fundamentalista de los votos, sostengo que, dadas las condiciones que se dan en la actualidad, la alternativa solo puede ser electoral; entre otras cosas, porque la oposición es antes que nada electoral. Nunca ha sabido hacer algo que no sea participar en elecciones. Y cuando lo ha hecho, lo ha hecho bien. Ahora, en diciembre se avecinan nuevas elecciones y no se sabe que está haciendo la oposición para enfrentar ese evento. Todos hablan de unidad, pero la unidad solo puede ser electoral, y eso nadie lo dice. ¿Van a volver a repetir la torta que dejaron el 20-M?

Fernando Mires agrega otros elementos para el debate: "Naturalmente, el TSJ es parcial. Y nuevamente me van a decir, con elecciones sí, pero no con ese CNE. Quienes así hablan no saben en verdad lo que significa un proceso electoral. Allí el objetivo es ganar, pero no se trata solo de ganar, sino de hacer política ciudadana en su máxima expresión. ¿Quieren calle? ¿Cuándo ha habido más calle si no en una campaña electoral? ¿Quieren liderazgos? ¿Cuándo si no en medio de un proceso electoral se forjan y se prueban los líderes, hablando a su gente? ¿Quieren participación? ¿Qué mejor que un campo electoral para dar curso a las iniciativas populares formando comités barrio por barrio, pueblo por pueblo? No solo por la cantidad de votos teme Maduro a las elecciones. Las teme, antes que nada, porque las elecciones pueden ser el lugar en donde se forme una oposición internamente organizada y no esa masa políticamente invertebrada que existe hoy día. En otras palabras: un proceso electoral no es solo un medio. Puede ser también un fin".

Migraciones no provocan intervenciones militares 

—El presidente Maduro se ha mantenido en Miraflores, a pesar de la crisis y de pérdida de popularidad reportada por encuestas. ¿Qué cree que lo ha mantenido en el poder?

—En una frase: Maduro ha llegado hasta donde lo dejaron llegar.

—Hay dirigentes políticos clamando por una intervención internacional en Venezuela. ¿Es ese el camino para salir de la crisis? ¿Qué consecuencias tendría?

—De todas las barbaridades que se leen en las redes, esa es la más grande de todas. Nadie en el exterior –salvo una vez Trump, quien corrigió al día siguiente– ha dicho algo al respecto. Ningún presidente latinoamericano ha dado una opinión sobre el tema. Más bien al contrario: todos han subrayado que a los venezolanos y a nadie más corresponde solucionar sus problemas. Llama incluso la atención de que sean personajes que se llenan la boca con la palabra dignidad los que piden a gobiernos extranjeros que actúen en nombre de lo que ellos no han sabido y no han querido hacer.

Por otro lado, expone Mires, "todos sabemos que un gobierno actúa militarmente en contra de otro si se da el caso de que ese otro representa un peligro para la soberanía exterior de su país o de sus aliados. No es el caso de Maduro, quien solo atenta en contra de la seguridad interior de su propio país. El último argumento, recientemente esgrimido, es que las migraciones masivas que tienen lugar en Venezuelan llevarían a una intervención externa. Opinión absurda: sabemos que las intervenciones militares externas han provocado grandes migraciones (Siria e Irak) pero jamás que las migraciones hayan provocado intervenciones militares externas".

A su juicio, "una fracción surrealista de la opinión pública venezolana está corriendo la misma suerte que corrieron algunos cubanos en Miami. Alejados de su país –algunos antes de irse– han dado curso libre a su imaginación y dan por sentado hechos que no tienen cómo ocurrir. En otras palabras: no solo el sistema económico del madurismo está siendo cubanizado. Una parte –queremos creer que es ínfima– de la oposición también se está cubanizano. Por cierto, pueden suceder locuras. Pero yo desde la lejanía solo puedo opinar sobre lo previsible".

Tomado de: http://contrapunto.com/noticia/fernando-mires-una-parte-de-la-oposicion-tambien-se-esta-cubanizando-221633/

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