Brian Fincheltub 16 de mayo de 2024
@Brianfincheltub
Desde
hace algunos meses, la oposición viene haciendo todo lo contrario a lo que la
dictadura esperaba que hiciera. Por aprendizaje, comprensión del momento país o
por presión de la opinión pública, los sectores agrupados en la Plataforma
Unitaria le vienen tumbando cada una de las quinielas a los representantes del
régimen madurista y a sus operadores políticos.
El primer hecho político fue la elección, contra todo pronóstico, de una candidatura unitaria en elecciones primarias. Decimos contra todo pronóstico porque eran muchas las voces, incluso dentro de la propia oposición, que proponían el método del consenso, entre otras cosas, por los retos logísticos y los riesgos asociados a la organización de las primarias. La dictadura, por su parte, aseguraba que los partidos opositores serían incapaces de organizar un evento de tal magnitud y amenazaba con boicotearlo si el CNE no participaba. Para desdicha de la dictadura, la oposición no solo realizó las elecciones primarias, sino que aquel 22 de octubre de 2023 se convirtió en catalizador del renacer de la esperanza en una nación con la moral y el espíritu de lucha quebrados después de tantas frustraciones.
Producto
de aquella manifestación ciudadana masiva, el liderazgo de María Corina Machado
fue legitimado mayoritariamente y su lucha por su habilitación se convirtió en
la bandera de todo un país. El mensaje del 92 % de los electores que prefirió
la candidatura de Machado en lugar de otros candidatos sobre los cuales no
pesaba ninguna inhabilitación política fue claro: la dictadura no puede elegir
el candidato opositor. Desde ese momento comenzó una lucha simbólica, una lucha
por los derechos políticos de todos venezolanos que fue liderada por la ahora
candidata unitaria. Delante de la determinación de Machado de luchar “hasta el
final”, la dictadura interpretó que ese “final” tenía fecha en el calendario y
era el lapso límite para la inscripción de candidaturas en el CNE. Ese día,
según la dictadura, Machado llamaría a la abstención frente a la imposibilidad
de inscribir su nombre. Pero para desdicha del régimen, la candidata unitaria
hizo totalmente lo contrario y en una prueba de desprendimiento ejemplar,
anunció el nombre de la doctora Corina Yoris como su sustituta, poniendo a
Miraflores en nuevo tres y dos. Maduro debía enfrentarse a un escenario de
mayor costo político interno e internacional, en el que tenía la titánica tarea
de justificar lo que no tenía ninguna justificación política ni legal: el veto
a una segunda candidatura opositora.
Las
voces de condena internacional no tardaron en hacerse escuchar, incluso desde
el terreno aliado hubo críticas, los pronunciamientos más significativos fueron
lo de Lula y Petro, pero prácticamente toda la región cuestionó la
imposibilidad de la oposición de inscribir su candidatura de preferencia.
Frente al descontento interno y la condena internacional, la dictadura jugó su
mejor carta: promover la división en la Plataforma Unitaria. Permitieron la
inscripción del gobernador Manuel Rosales con la intención de sembrar dudas
entre los partidos opositores y con ella la de un candidato “tapa” con la
promesa que fuese reemplazado por el propio Rosales llegado el momento de las
sustituciones. La apuesta de dictadura era la implosión del campo opositor
quienes, frente a la ausencia de consenso, conducirían al gobernador del Zulia
a continuar en la carrera electoral. Pero nuevamente le fallaron los cálculos,
la oposición se unió en torno a la candidatura del embajador Edmundo Gonzalez
Urrutia, quien había tomado vuelo propio desde que se dio a conocer su nombre.
La ciudadanía se imponía nuevamente y con ella el mandato del 22 de octubre: el
candidato opositor no lo elige la dictadura.
Aunque
todavía con mucho poder, el régimen madurista se enfrenta al desconcierto de lo
imprevisible. La oposición, de cara a la estrategia de fraude continuado de la
dictadura madurista, deberá sortear todavía muchos obstáculos. Mientras más se
acerca el día de la elección, mayor será el costo que toda acción contra la candidatura
del embajador Gonzalez Urrutia tendrá, eso no quiere decir que no se vayan a
atrever, hay un costo relativamente más elevado para ellos y es la pérdida del
poder. Lo fundamental para la oposición es trabajar sobre todos los escenarios
posibles, el principal en esta etapa es la importancia de la conformación de
los Comandos de Defensa del Voto. En respuesta a una configuración de los
centros de votación que pretende torcer la voluntad de la mayoría, la
importancia de los testigos electorales será clave para defender la victoria
electoral el 28 de julio. Nuestra historia la construirán millones de héroes
anónimos que tendrán entre sus hombros la honrosa tarea de liderar desde sus
espacios la derrota de la dictadura más cruel y salvaje que haya conocido nuestro
país en toda su historia republicana ¡Los venezolanos somos capaces de eso y
muchos más!
Todo
el mundo con Edmundo.
Brian
Fincheltub
@Brianfincheltub
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