Miguel Yilales 06
de abril de 2015
@yilales
Cada
quien decide como lo recordará la historia, porque si de algo sirve esta es
para saber lo qué vivimos y cómo lo hicimos, quiénes formaron nuestro pasado y
cuánto se equivocaron.
Hace
algún tiempo uno de esos eruditos que se creen conocedores de todo y que fue
adorado (aún hay quienes se babean por él) por los ñángaras del continente,
propuso que la historia lo absolvería como si se tratase de un tribunal, cuando
la realidad es que el único tribunal que lo juzgará es la Corte Celestial, y
por sus ejecutorias es dudoso que llegue a esa instancia, y sea enviado directo
al mismo círculo en que, según Alighieri, se encuentran sus camaradas, muy
cercano al centro donde está el traidor mayor: Satanás.
Creo
que nadie, en su sano juicio, quiere ser recordado por traidor o por incapaz.
En nuestra historia hay personajes que hubiesen deseado otro tipo de muerte,
histórica y política, que la que les tocó vivir, pero no fue así, es más hay
personajes que estuvieron predestinados a dirigir los destinos del país, pero
que en realidad solo les tocó, hacer un papel secundario para los
historiadores.
Hablar
de un popular caudillo venezolano, diputado, candidato presidencial, preso y
sacado de la cárcel para que apoyar la proclama contra la invasión insolente
pudiera generar dudas si se trata de alguno de los presos políticos del siglo
XXI, pero nos referimos a ese general llamado “El Mocho” Hernández que muy
pocos conocen y muchos menos recuerdan hoy.
No
solo ocurre en esta Tierra de Gracia
Nadie
creerá que a Mao Zedong le hubiese gustado ser rememorado como el propulsor del
Gran Salto Adelante y la Revolución Cultural, momentos en el que su poder
alcanzó las cotas máximas al desarrollarse un intenso culto a la personalidad
en torno a su figura pero bañado por la sangre de 35 millones de chinos o a
Bill Clinton que a pesar de la recuperación económica alcanzada durante su
mandato en los Estados Unidos, la gente al oír su nombre piense en habanos,
pasantes y actos impropios.
Todo
esto viene a colación porque nadie puede pensar que una administración tan
deficiente como la que nos ha tocado vivir en estos 16 años haya sido
planificada adrede así, aunque por las corrientes ideológicas escogidas se
suponía estaban predestinados al desengaño, porque nadie que ejecute lo mismo
por lo que fracasaron sus antecesores puede aspirar al éxito.
Lo
lamentable es que hay personajes que al estar en la oposición solo desean
llegar a los cargos públicos para ser evocados por su gestión, los cambios que
generaron y la pulcritud en el manejo de la cosa pública, aunque al final las
corruptelas, la ineficiencia y la ineficacia sean el leitmotiv de sus
gestiones, como nos ocurrió a los venezolanos que cambiamos populismo con más
populismo, socialismo con más socialismo, corruptelas de la IV con podredumbres
de la V, porque el socialismo militarista del Siglo XXI es lo más decrépito,
decadente y ruinoso de la democracia civil.
Sabemos
que estos grises personajes, que abundan en el régimen y que pululan en la
oposición, existen porque respiran, declaran porque hablan y los vemos porque
salen a la calle a buscar votos, simplemente desaparecerán de la vida política
del país cuando los manuales protocolares sean actualizados para mencionar a
quienes los sustituyeron, y de eso saben mucho los políticos y los militares
que reciben lisonjas mientras tienen el poder y hasta el día que les toca
entregar el poder a sus sucesores.
Menos
Carujo y más Vargas
Lo
verdaderamente lamentable es que a estas alturas luego de tanto desacierto
socialista, las propuestas del sector opositor es que ellos si representan al
socialismo real, con lo cual demuestra que ni siquiera tienen idea de que es lo
que proponen como solución a este esperpento que nos ha desgobernado por más de
tres lustros.
Cuando
se aspira que frente al autoritarismo se tenga más participación y que de cara
al despotismo poco instruido haya más ilustración, se necesitan que surjan
hombres justos como Vargas ante la proliferación de los “Carujos” de la
revolución bolivariana y que frente a los diputados saltimbanquis que trepidan
por las bravuconadas de militares de poca monta salgan nuevos émulos de Fermín
Toro que prefieran la muerte antes que la prostitución practicada por algunos
opositores, mientras tenemos que descubrir a tantos Judas Iscariote que,
ocultos tras una mantilla opositora, son más y peor de lo que ya nos tocó
vivir.
Llueve…
pero escampa
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