Escrito por Margarita López Maya (investigadora) Viernes,
08 de Noviembre de 2013
@mlopezmaya
No se puede ocultar el sol con un
dedo. Padecemos una dura crisis política, económica, social y aun moral.
Superarla democráticamente amerita activa participación ciudadana. Nuestras
aspiraciones sobre el futuro se expresan nítidamente cuando votamos por
autoridades que representan opciones políticas. Por eso votar el 8-D es tan
importante.
Como ha ocurrido en estos catorce
años, además de elegir ahora alcaldes y concejales, el voto mostrará nuestra
opinión sobre otros asuntos públicos. Por ejemplo, si nos inclinamos en lo
económico por trascender la polarización y la épica y tocar tierra, o si
preferimos continuar en la dirección que llevamos.
Hasta economistas oficialistas han
reconocido que el desajuste de la economía y de Pdvsa deben atribuirse al
Gobierno y a sus erradas políticas. Plantear que una guerra económica del
imperialismo y la derecha fascista internacional contra el país es la causante
es evadir la solución agravando la crisis.
Eligiendo candidatos nuevos, honestos,
sensatos, de vocación despolarizadora, preparados para manejar complejas tareas
urbanas, es también un mensaje de cómo queremos que se resuelvan problemas
nacionales.
Nuestra democracia agoniza. Maduro, en
su debilidad política, ha optado por apoyarse en los militares y no en el
ciudadano participativo. El órgano electoral, a su vez, está parcializado.
Ni castiga las violaciones a la ley ni
busca convencernos de que nuestro voto secreto está garantizado. No obstante,
técnicos de los dos polos aseguran que el sistema automatizado de transmisión
del voto garantiza ese secreto, y la participación masiva, junto a los testigos
de mesa, blindan contra irregularidades en el sitio de votación.
Ciertamente es brutal el ventajismo
gubernamental, pero no es peor que en el Chile de Pinochet cuando el plebiscito
de 1988. Y esa noche la participación popular habló claro y los militares
tuvieron que acatar e irse. El 8-D los ciudadanos participativos debemos hablar
claro sobre este trascendental asunto.
Usemos el arma más potente que
tenemos, nuestro voto consciente y responsable contra el gobierno de Maduro,
para exigirle rectificación y que proceda a retomar el camino democrático,
convocando a la construcción de un futuro entre todos, mejor para todos.
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