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sábado, 9 de noviembre de 2013

Exijamos rectificación

Escrito por Margarita López Maya (investigadora) Viernes, 08 de Noviembre de 2013
@mlopezmaya

No se puede ocultar el sol con un dedo. Padecemos una dura crisis política, económica, social y aun moral. Superarla democráticamente amerita activa participación ciudadana. Nuestras aspiraciones sobre el futuro se expresan nítidamente cuando votamos por autoridades que representan opciones políticas. Por eso votar el 8-D es tan importante.

Como ha ocurrido en estos catorce años, además de elegir ahora alcaldes y concejales, el voto mostrará nuestra opinión sobre otros asuntos públicos. Por ejemplo, si nos inclinamos en lo económico por trascender la polarización y la épica y tocar tierra, o si preferimos continuar en la dirección que llevamos.


Hasta economistas oficialistas han reconocido que el desajuste de la economía y de Pdvsa deben atribuirse al Gobierno y a sus erradas políticas. Plantear que una guerra económica del imperialismo y la derecha fascista internacional contra el país es la causante es evadir la solución agravando la crisis.

Eligiendo candidatos nuevos, honestos, sensatos, de vocación despolarizadora, preparados para manejar complejas tareas urbanas, es también un mensaje de cómo queremos que se resuelvan problemas nacionales.

Nuestra democracia agoniza. Maduro, en su debilidad política, ha optado por apoyarse en los militares y no en el ciudadano participativo. El órgano electoral, a su vez, está parcializado.

Ni castiga las violaciones a la ley ni busca convencernos de que nuestro voto secreto está garantizado. No obstante, técnicos de los dos polos aseguran que el sistema automatizado de transmisión del voto garantiza ese secreto, y la participación masiva, junto a los testigos de mesa, blindan contra irregularidades en el sitio de votación.

Ciertamente es brutal el ventajismo gubernamental, pero no es peor que en el Chile de Pinochet cuando el plebiscito de 1988. Y esa noche la participación popular habló claro y los militares tuvieron que acatar e irse. El 8-D los ciudadanos participativos debemos hablar claro sobre este trascendental asunto.

Usemos el arma más potente que tenemos, nuestro voto consciente y responsable contra el gobierno de Maduro, para exigirle rectificación y que proceda a retomar el camino democrático, convocando a la construcción de un futuro entre todos, mejor para todos.


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