Omar Barboza
Gutierrez enero de 2015
El
Presidente Maduro informó el pasado 30 de diciembre que “después del abrazo de
fin de año” se conocerían los detalles de la nueva política cambiaria. Luego el
4 de enero de este año dijo “estamos perfeccionando lo del nuevo régimen
cambiario”. A continuación el 7 de enero, Rodolfo Marco Torres, Vicepresidente
del Área Económica y Ministro de Economía, Finanzas y Banca Pública, afirmó que
cuando Maduro regrese de su gira por China, Irán, Arabia Saudita y Argelia, se
anunciarán las modificaciones del sistema cambiario.
Esa
manera tan irresponsable de manejar un tema tan delicado, le sigue haciendo
daño a la economía del país. Mientras tanto, se anuncian decisiones dirigidas a
continuar los errores que han causado la situación en la que estamos. Por
ejemplo, se informa que “fueron aprobados 100 millardos de bolívares para el
“Fondo Estratégico de Reservas del BCV”, en relación a lo cual es necesario
hacer dos (2) observaciones; en primer lugar, el problema del país no es de
reservas en bolívares, es de reservas en dólares que no las hay a pesar de que
en los últimos 15 años han ingresado sólo por petróleo más de 800.000 millones
de dólares; y en segundo lugar, se ratifica la decisión del gobierno, con la
complicidad del Banco Central de Venezuela (BCV) de convertir a este ente
emisor en una imprenta de billetes sin respaldo lo cual ha elevado la
circulación monetaria durante los últimos tres años de 500.000 millones de
bolívares a un Billón novecientos mil millones de bolívares, y esa es la razón
principal por la cual el llamado “bolívar fuerte” cada día es más débil, porque
sobran billetes y faltan productos.
Igualmente
publican un Decreto, de acuerdo al cual PDVSA podrá cambiar sus ingresos en
dólares por bolívares a cualquiera de los tipos de cambio oficiales, o sea,
cuando antes los debía cambiar a 6,30, ahora los puede cambiar a Sicad I, o al
Sicad II, lo cual presiona a una mayor impresión de billetes para cancelar a
PDVSA hasta 50 bolívares el dólar, o sea, más inflación. Pero además, se pagan
y se dan el vuelto, porque PDVSA está muy endeudada en bolívares con el BCV, la
cual llegó, en Julio de 2014, a 515.000 millones de bolívares, para ello el BCV
violó el Artículo 320 de la Constitución que le prohíbe financiar los déficit
de las empresas públicas. En consecuencia ese Decreto autoriza a PDVSA y al BCV
a realizar una gran operación de especulación financiera que estamos pagando
los venezolanos con más inflación, debido a que mientras 515.000 millones de
bolívares a 6,30 que fue el cambio aplicado a ese endeudamiento representaba
una deuda en dólares de 81.746 millones de dólares, ahora al cambiar PDVSA sus
dólares a 50 bolívares pagará su deuda con sólo 10.300 millones de dólares. Es
decir, PDVSA se endeudó en bolívares, y esperó este Decreto para reducir su
deuda con el BCV en 70.000 millones de dólares, mientras los 515.000 millones
de bolívares que se imprimieron para financiar esta deuda siguen circulando
haciéndole daño a la economía nacional, y la gente del pueblo está pagando el
costo de la vida al dólar paralelo, y los productores o industriales que puedan
seguir produciendo corren la misma suerte.
Ahora,
resulta que de acuerdo a la versión del gobierno, los reyes magos vienen de
China. Maduro declaró que de acuerdo a sus contactos con empresarios chinos
“redondeando” vienen para Venezuela inversiones por la impactante cifra de
20.000 millones de dólares. Sin explicar ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Dónde? ¿En qué
condiciones?, y que esa cifra es tan importante que reactivará la “economía
productiva” en Venezuela. Estamos bajo la impresión de que esa versión del
viaje a China buscando endeudarnos más, hace evolucionar el “paquete chileno”
al “cuento chino”.
Esto
lo decimos porque ya tenemos la experiencia del Fondo Chino. Nosotros creemos
que una buena relación con China es importante, es una de las economías más
grandes del mundo, pero ese Fondo es la manera más oscura y de falta de
transparencia de cómo se han manejado las finanzas públicas en Venezuela. Se
trata de un fondo parafiscal, inconstitucional, sin ningún control por la
Contraloría General de la República, ni tampoco por ningún otro ente, donde los
precios de los bienes y servicios que se le compran a China se fijan en un
cuarto oscuro sin que nadie, distinto a los negociadores, pueda evaluar si se
trata de “precios justos”, Así lo he denunciado, de manera reiterada en la
Asamblea Nacional.
Por
cierto, da la casualidad, de que los 20.000 millones de dólares que a Maduro le
parece que es una cifra fabulosa como inversión de los chinos, es la misma
cantidad de dólares que se robaron en Cadivi con toda impunidad.
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