Omar Barboza
Gutiérrez enero de 2015
Mientras
el Presidente Maduro viaja y el pueblo está en las colas, sus anuncios ni se
explican ni se ponen en práctica y el país sigue envuelto en la incertidumbre.
Y cuando oímos a los voceros del oficialismo nos convencemos de que lo más
grave de esta profunda crisis es que el gobierno se empeña en desconocer la
realidad y no asume la verdad contenida en el hecho de que la actual situación
económica, social, y de inseguridad personal, es consecuencia directa de sus
erradas políticas económicas, acompañadas de la impunidad y la corrupción.
Pretenden
excusarse ante sus seguidores, los que cada vez son menos, y con la opinión
internacional, diciendo que la causa de la crisis está en una supuesta “guerra
económica” dirigida por la oposición y la oligarquía, cuando todo el pueblo
venezolano y la comunidad internacional conocen muy bien que ellos han tenido a
su disposición los mayores recursos económicos que cualquier otro gobierno de
Venezuela, y además han contado con el control de todos los poderes públicos,
sin embargo han conducido al país a la más grave crisis económica que se haya
conocido.
Contaron
con la más extensa bonanza petrolera, y en vez de ahorrar despilfarraron esos
recursos. Un año antes de que llegaran al poder, fue aprobado por Ley el Fondo
de Inversión para la Estabilización Macroeconómica, con la finalidad de que el
gobierno nacional ahorrara en las épocas de altos precios petroleros para tener
recursos cuando esos precios bajaran. Hicieron todo lo contrario, gastaron y
despilfarraron todo y además nos endeudaron, mientras otros países petroleros
si tomaron las previsiones sensatas de prepararse para esta posibilidad; por
eso, la bajada de los precios del petróleo encuentra a Arabia Saudita con más
de 700.000 millones de dólares en reservas internacionales, a Noruega con un
Fondo de reservas con 230.000 millones de dólares, mientras que Venezuela en su
Fondo de Estabilización Macroeconómica solo tiene 3 millones de dólares, y
20.0000 millones en reservas internacionales. ¿Es eso culpa de la oposición,
que lo que ha hecho es denunciar esa irresponsabilidad de manera permanente?
Además
de lo antes dicho, nos encontramos con un gobierno que ante esta crisis que se
desarrolla a toda velocidad, las decisiones que toma las ejecuta a paso de
tortuga. Así vemos que cuando Maduro anunció el 30 del pasado mes de diciembre,
que luego del abrazo de año nuevo anunciaría la nueva política cambiaria, no
fue sino hasta el pasado 15 de enero cuando anunció desde la Asamblea Nacional
esas políticas cambiarias, diciendo en ese momento que en relación a los
aspectos nuevos, como el sistema de subastas para unificar los dos Sicad, y el
sistema de bolsas públicas y privadas para legalizar lo que ha sido el dólar
paralelo, los Ministros de la economía darían las explicaciones
correspondientes; sin embargo, para hoy 29 de enero cuando escribo este artículo
aún los Ministros no han explicado nada, siendo los rumores la única
orientación que tienen los factores económicos y los ciudadanos cuyas
actividades dependen de esas definiciones.
Cualquier
observador bien informado sabe que lo anunciado no va a resolver los problemas
de la escasez y del alto costo de la vida. Que cuando se mantiene un tipo de
cambio irreal como el de 6,30 bolívares por dólar, las tentaciones del
acaparamiento, del contrabando, y de las compras no necesarias, no se van a
terminar, ya que la solución de fondo viene por la vía de la sinceración de los
precios y proceder a la compensación de los más necesitados con subsidios
directos; de lo contrario, los subsidios generales, contenidos en los precios
regulados, estimulan a quienes compran esos productos para revenderlos o para
el contrabando, y así las colas, la escasez y el alto costo de la vida, van a
seguir creando un clima social de consecuencias imprevisibles, y el gran
sacrificio que hace el Estado vendiendo bienes muy por debajo de su verdadero
precio, lo que hace es beneficiar a los contrabandistas y a los acaparadores,
que no son la causa sino la consecuencia de una política económica totalmente
divorciada de la realidad. Además de los que obtienen dólares a 6,30 a través
de la corrupción.
Aún
cuando sabemos que los precios de los bienes de la economía que no están
regidos por el 6,30 expresarán una devaluación que con toda seguridad será
superior al 100%; es decir, será del tamaño de la distancia entre el 6,30 y los
precios a los que lleguen los dólares que se obtengan por las referidas
subastas o bolsas públicas o privadas.
En
todo caso, al gobierno le corresponde por lo menos ejecutar lo que anuncia.
Pero debe tener muy claro que si no rectifica, con negar la realidad y con
represión no va a resolver la crisis.
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