Pompeyo Márquez 10 de junio de 2016
@FundaPompeyo
Este
es un momento estelar en la búsqueda de una salida a la crisis venezolana con
la participación de demócratas del continente tales como los ex presidentes
Rodríguez Zapatero, Torrijos y Fernández y el secretario general de Unasur, el
ex presidente Ernesto Samper. Hay una información en El Universal del domingo
29/5/16 referida a la visita al papa Francisco por parte de Leonel Fernández,
el coordinador del diálogo. Según esa información, en dicha entrevista
barajaron diferentes opciones para que esta vez no fracasen las conversaciones.
La MUD
nunca se ha negado a conversar. La situación ha llegado a esta característica
de catástrofe por la tozudez de la dupla Maduro-Maduro, que ha roto, mejor
dicho, ha dinamitado puentes para el diálogo.
En el
dominó hay una figura que dice que “mano segura no se tranca” y un experto en
negociación recuerda que lo que está seguro no se negocia. Pongamos un ejemplo:
¿cómo se va a negociar sobre el respeto de la Constitución?; otro ejemplo:
¿cómo va a echar para atrás la MUD todo lo andado hacia el revocatorio, que es
un derecho constitucional para el cual se han recogido más de dos millones de
firmas estableciéndose un compromiso de la dirigencia política con un
electorado que ha sufragado mayoritariamente a favor de un cambio?
De
allí que, con toda razón, la MUD y Henrique Capriles resalten que el
revocatorio lo retarda descaradamente el CNE por instrucciones de Jorge
Rodríguez, quien quiere repetir la “hazaña” que le dio resultado con el
referendo revocatorio de 2004, cuando formaba parte del CNE y él lo dominaba a
su antojo; retardaba y retardaba el RR hasta tanto rindieran resultados la
presencia de médicos cubanos en los barrios y otros programas sociales recién
implementados… y le sonó la flauta.
Ahora,
Jorge Rodríguez quiere repetir aquella experiencia; pero en este momento
vivimos una realidad diferente a la de 2004, entre otras variables, porque
quedó demostrado el 6-D que somos mayoría quienes queremos un cambio.
Están
dadas las condiciones para un diálogo, pero con un gobierno de transición que
unifique al país y le abra caminos a la democracia y a la República civil. Es
la lucha por la libertad que no tiene precio, que no es negociable; están en lo
justo quienes proponen hablar no solo de diálogo, sino también de acuerdos y
negociación: revocatorio, fin de la crisis humanitaria y libertad para los
presos políticos.
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