Por Claudio Nazoa
Siempre pregunto y les
seguiré preguntando a los comunistas: ¿por qué Augusto Pinochet era un dictador
gorila, feo y asesino, y Fidel Castro, es un bello, inocente e indefenso
ancianito?
Pinochet, decía: “Les
advierto, aquí no vamos a respetar los derechos humanos. El pueblo de Chile se
rige por la Junta Militar de Gobierno, y ha desechado el Marxismo-Leninismo”.
Con esa filosofía reprimió, encarceló, torturó y asesinó a cientos de personas.
Pinochet, era el hombre de
confianza de Salvador Allende. Fidel, era el principal asesor de ese gobierno
y, prácticamente, vivía en Chile.
Allende, a pesar de ser un
hombre bueno, elegido democráticamente, llevó a Chile a la ruina y ocurrieron
los desastres que allí sucedieron y que suceden cuando los comunistas llegan al
poder. De eso se aprovechó Pinochet para hacer lo que ya todos sabemos.
En nombre del amor, de la
democracia, de los derechos humanos, de la atención hospitalaria, de los 15
motores de la revolución, de los clap y…
Lo único que hemos
conseguido, desde Chávez para acá, es odio, miseria y niños muertos en los
hospitales desasistidos.
En Venezuela había
venezolanos. Ahora hay blancos, negros, indígenas, escuálidos, apátridas,
chavistas, derechistas y etc. Antes, como en mi casa y en mi caso, aunque
fueras pobre, blanco, negro, comunista, copeyano o adeco, podías estudiar en
cualquier universidad ¡Universidades de verdad!, en donde las carreras duraban
5 ó 6 años y los títulos eran motivo de orgullo.
Antes, en Venezuela, los
poderes eran autónomos. El Poder Judicial (TSJ), destituyó y apresó,
pacíficamente, a Carlos Andrés Pérez, presidente en ejercicio y democrático de
verdad. Cuando esto pasó nadie dijo que era un golpe. El Poder Electoral (CNE),
reconocía y respetaba a posteriori el triunfo de los adversarios al gobierno.
Hoy, todos los poderes públicos se manejan desde el gobierno, y quien protesta
injusticias puede terminar preso o torturado en una celda comunista infame,
llamada La Tumba.
Frederick De Klerk, el
último presidente del apartheid surafricano, entregó pacíficamente el poder a
Nelson Mandela, quien teniendo motivos, no tomó venganza. Por el contrario,
unió a su país y logró el milagro de que los negros fueran blancos y los blancos
fueran negros.
Pinochet, con la presión de
la comunidad internacional y de la oposición unida, aceptó un referéndum que
perdió, entregando el poder pacíficamente.
Aceptémoslo, aunque les
duela, Pinochet era un niño de pecho.
20-06-16
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