Morella Aranda Guzmán 15 de junio de 2016
@morellaaranda
La
ayuda humanitaria es un recurso de cooperación que tienen los países para
recibir ayuda internacional cuando sus ciudadanos están en crisis y han sido
vulnerados sus derechos básicos de alimentación, medicinas, ropa, agua,
vivienda…
El
Proyecto Esfera es una iniciativa voluntaria que agrupa a muchas organizaciones
humanitarias internacionales cuyo objetivo común es mejorar la calidad de la
asistencia humanitaria y la rendición de cuentas de los actores humanitarios
frente a sus miembros, a los donantes y a la población afectada. Disponen de un
manual que recoge las normas básicas y un conjunto de principios comunes
universales que guían su acción, que
debe seguir los principios de imparcialidad, neutralidad, humanidad e
independencia operacional.
Sin embargo,
esa imparcialidad y neutralidad se refiere a las condiciones operativas de la
entrega de la ayuda, difícilmente enmarcada en deseos intervencionistas por
parte de los demás países y las organizaciones humanitarias internacionales.
Dicho argumento se sustenta en una posición, a la que posiblemente subyacen
algunos de los siguientes elementos:
1. Un
déficit de sensibilidad y empatía hacia los ciudadanos y sus necesidades de
alimentación, salud, educación, justicia, seguridad.
2. La
aceptación de la ayuda podría significar también tener que aceptar la crisis de
los ciudadanos, la vulneración de sus derechos básicos, reconocer ante los
propios ciudadanos y el resto del mundo la crisis humanitaria que amerita esa
ayuda humanitaria, pero más importante aun tener que “hacer” conciencia: dejar
de culpar a otros (imperio, guerra económica, empresarios, oligarcas) por la
situación, colocarse en el lugar de las víctimas de la situación
(pobrezacrítica/pobreza), reconocer las responsabilidades, asumirlas y
rectificar, es decir cambiar las propias actitudes y los comportamientos.
3. Una
percepción de amenaza a la propia gestión política: aceptar la crisis también
podría significar reconocer que la gestión actual tiene serias debilidades y
contradicciones en su modelo económico y político, establecer relaciones
causales entre la gestión y la actual crisis.
4. Un
conflicto de intereses: el deseo de permanecer en el poder es mayor que el
interés por el bienestar colectivo (bien común). De modo que queda evidenciada
la escala de valores/principios del gobierno y de sus principales
colaboradores.
5. La
evasión y negación de una realidad que se visibiliza de manera dramática en
nuestra cotidianidad, que ha sido progresiva y creciente y, que además ha
generado un éxodo migratorio masivo del recurso humano profesional y los
jóvenes del país.
Esperemos
que esta crisis nos lleve a una evaluación e interpretación crítica de la
historia, en términos de poderes e institucionalidad, libertades,
descentralización, democracia, ciudadanos, organizaciones de la sociedad civil,
derechos humanos, participación, educación ciudadana, trabajo, productividad y
empresa privada, que nos permitan la construcción de un imaginario colectivo
que logre superar los errores del pasado y nos guie en la reconstrucción del
país que los ciudadanos venezolanos “nos merecemos”.
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