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sábado, 6 de agosto de 2016

El irreversible revocatorio, por @charitorojas



Charito Rojas 05 de agosto de 2016
@charitorojas

Rico MacChávez, lo llamaban los aprovechadores del continente, que le sacaron combustible barato

“Cuando te encuentras en un hoyo, lo más importante es no seguir cavando”.

Warren Edward Buffett (1930- ), inversor y empresario estadounidense, considerado por la revista Forbes el tercer hombre más rico del mundo. En su testamento, dona el 99% de su fortuna a obras de caridad.

Los hombres ricos saben que el secreto de sus millones no está en su capacidad de endeudamiento sino en el ahorro e inversión.

Sencillamente, lo que enseñaban las fábulas de Esopo y Lafontaine: que en invierno mueren de mengua las cigarras que dilapidaron sus provisiones en regalos y fiestas en verano, mientras se burlaban de las hormigas, que trabajaban sudorosas para tener almacén lleno cuando llegara el frío.

El finado comandante, cual cigarra, dilapidó y se endeudó sin medidas, cuando le ingresaban al país cifras billonarias, con un barril de petróleo a 100 $$. Rico MacChávez, lo llamaban los aprovechadores del continente, que le sacaron combustible barato con créditos infinitos, plantas eléctricas, aeropuertos, refinerías, autopistas, ambulancias.

Llegaba y era recibido como un rey que arrojaba fortunas desde su carroza. Hablando de carrozas, hasta financió una en los carnavales de Río, con un horroroso muñeco de Simón Bolívar sobre el cual bailaban las garotas semidesnudas. Agasajó a estrellas y directores de cine, obsequiaba la espada del Libertador a cuanto tirano estrafalario se asomaba a estas tierras tropicales buscando la inversión de los pendejos, que por primera vez en su vida mandaban y disponían de un chorro de divisas. A los negociadores no les importaban los malos negocios con tal que les quedara una tajada gorda de comisión. Como la compra de medicinas a punto de vencerse que luego era almacenada o echada a la basura, o las 750.000 toneladas de alimentos podridos en muelles y vertederos. Dos clases de hampones acorralaban a los productores del campo: los expropiadores y los secuestradores. Millones de hectáreas de tierras abandonadas que eran invisibilizadas con importaciones masivas de productos, algunos frutos de intercambios “provechosos” como los frijoles que la República Dominicana nos daba a cambio de petróleo. Los puertos llenos, porque había dólares para pagar mercancías y gordas comisiones, la triangulación favorecía al cagalitroso Fidel, los chulos gozaban de bar abierto en las riquezas de Venezuela. Así se formaron en el poder hombres y mujeres en su abrumadora mayoría de muy escaso nivel moral y profesional, unos pela b… que de repente encontraron la cueva del tesoro y se convirtió en la revolución de los miles de ladrones. Porque la corrupción permeó a esos que les ofrecieron “poder para el pueblo”, a quienes hicieron creer que la revolución daba para 100 años y que nadie les pediría cuentas de la corrupción y arbitrariedades con la que gobernaban. “Prepárense porque ya no está el que amarraba a los locos”, fue, palabras más o menos lo que dijo Diablodado para indicar que con el jefe muerto, ya no le rendían cuentas a nadie. Allí se desmandaron, pero la justicia divina siempre llega. A los bandidos se les vació la faltriquera, se les murió el caballo, se les acabó el agua.

Se les acabó la comida y la regaladera con la que mantenían a las masas tranquilas. Barriga vacía, corazón bravo. Y es entonces cuando, sin dinero, con el hampa mandando más que la policía, con los militares empoderados y exigiendo, con el rumor internacional de violación de derechos humanos, acusados por instancias judiciales norteamericanas de narcotráfico, corrupción, blanqueo de capitales, que viene la oposición y bate a la revolución contra el suelo ganándole de calle la Asamblea Nacional, hasta entonces núcleo del poder habilitante del presidente y de la pantomima que escondía con leyes a una dictadura impía. De 100 diputados que tenían los rojos, pasaron a 55, una bancada mucho más minoritaria que la de 65 diputados que tuvo la oposición en la pasada legislatura. Fuera de sacar imágenes caudillescas, brujerías y basura de las instalaciones del capitolio, la nueva mayoría está dando una clase de modales y educación parlamentaria a la minoría. Pero no quieren aprender. No entienden el mensaje alto y claro de cambio que dio el pueblo venezolano y siguen con su bandita de malvivientes pagados por la alcaldía de Libertador para que insulten y agredan a los opositores. La mala conducta corroe la justicia.

El TSJ ha declarado “inconstitucionales” las 18 leyes que ha aprobado la AN y ha impedido que los 3 diputados de Amazonas legítimamente electos se incorporen con el obvio fin de que la oposición no llegue a los 112 diputados que le daría mayoría calificada para, entre otras cosas, escoger nuevos miembros del CNE y del TSJ. También para convocar una constituyente ¿oyeron? Las rectoras del CNE, por su parte, hacen lo suyo en este plan para aferrarse al poder cueste lo que cueste. Saben que no hay madriguera que sirva después. Pregunten a Saddam Hussein y a Muammar Gadhafi. Así que manos a la obra, para impedir el referendo que los sacará como corcho de limonada. Primero, las dos cornetas encendidas (Diablodado y el siquiatra) repitiendo todo el día, “fraude, no habrá revocatorio, será para 2017”, para desanimar a quienes quieren revocatorio YA. Después, mantener a raya a la AN, de lo cual se encarga el TSJ. Y mientras el heredero explica en cadena como es que pela las mazorcas para dar cachapas a “Cilita”, el poder civil es ejercido por el poder militar a cuenta de un estado de excepción que lo único que tienen de excepcional es un pueblo muriéndose de mengua y furioso de tanto mal vivir.

El gobierno sigue diciendo que aquí no hay crisis humanitaria, sin reconocer que el hambre lo está sacando del poder. Quienes eran seguidores del finado alegan que su capital político se perdió en imbecilidades y pillaje. Y los más inteligentes saben que sólo cortando esta saga, los restos que quedan pudieran recomponerse y tener algún futuro en la política nacional. Por eso, el revocatorio también tiene amigos en los revolucionarios que quieren sobrevivir a esta debacle. Nicolás lo sabe, Tibi lo sabe, Jorgito lo sabe. Hasta el Diablo lo sabe: aquí hay votos de sobra para revocarlos. Los solicitantes deben tener fe en su fuerza de presión, que es la calle y la protesta. Ningún régimen ha resistido la voluntad de un pueblo. Y éste no será la excepción.

El revocatorio es irreversible.

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