Por Simón García
La última carta
gubernamental, jugada por un aparato de Estado sin legitimidad y sin gente,
burla a los venezolanos y estafa a la democracia. Es un lance arbitrario en el
que tiembla el miedo del poder a las elecciones.
La desvergüenza de llevar
todos los plazos hasta su máximo saltera el derecho al revocatorio pleno de
cualquier funcionario electo. En los hechos el CNE ha legislado añadiendo requisitos
y procedimientos que no existen en el texto constitucional. El CNE, además de
alargar los tiempos injustificadamente, ha violado el artículo 72
constitucional.
La abusiva decisión tomada
por las cuatro rectoras militantes del PSUV atropella la propia reglamentación
del CNE. Pero tiene, además de su vulgaridad jurídica, la significación del
desprecio a los claros deseos de más del 80% de los electores que son
partidarios de un cambio de Presidente y de Gobierno.
El CNE dinamita la más
viable de las soluciones pacíficas y democráticas para ponerle fin a la crisis
que hoy destruye a la gente. El mensaje de las cuatro rectoras es que ellas
boicotearán, hasta donde les sea posible, que se produzcan cambios
institucionales a través del voto.
Al invertir y traicionar su
misión constitucional la mayoría del CNE empuja a que el conflicto sea dirimido
por otros árbitros y por otros medios. Los rectores, desertando de sus
funciones, prenden una mecha a la violencia y a la barbarie. El deber
fundamental de la MUD y de toda la oposición es apagar esa mecha y redoblar las
luchas para obligar al poder a regresar al escenario constitucional.
Si los responsables del
diferimiento del referendo revocatorio, capaces de entregar a Maduro para
conservar el gobierno, no reciben una contundente ola de rechazos con
movilizaciones de diversos tamaños, acciones de pegada y elevación de la
solidaridad internacional, entonces el gobierno también suspenderá la elección
de gobernadores. Le arrebatará al pueblo el chivo y el mecate.
Es el plan de un clan de
radicales que trabaja para no entregar nunca el poder. Estos coléricos e
intolerantes aprovechadores constituyen una trama dedicada a la corrupción y a
usar medios del Estado para el narcotráfico y lavado de capitales.
Pero la gente va a vencer
sobre las fuerzas conservadoras. El empujón totalitario ofrece la posibilidad
de vincular los cambios políticos con las demandas sociales. Ya no es sólo una
cuestión de partidos sino de la movilización de la gente por su sobrevivencia.
La MUD está frente a una
enorme provocación para sacarla de su estrategia y ante un discurso
gubernamental para suscitar desesperanza. Le corresponderá probar la
superioridad de las respuestas democráticas, volver al encuentro con la gente
abajo, lograr movilizaciones que redunden en conciencia, en organización y en
preparación de escenarios donde se le pueda ganar a la opresión. Jugar en
muchos tableros desde ya, sin dejar de mover las fichas para la toma de Caracas
el 1 de Septiembre.
14-08-16
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