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sábado, 6 de agosto de 2016

Mercosur: Aquellos polvos trajeron estos lodos, por @ENouelV



EMILIO NOUEL 05 de agosto de 2016

El lamentable culebrón en que se está convirtiendo lo acontecido en Mercosur con la presidencia pro témpore, nos ofrece la posibilidad de comprender mejor la crisis que arrastra ese bloque comercial, y cuyo desenlace luce incierto.

Razón tenía un amigo chileno hace unos cuantos años cuando me decía que prefería que su país no entrara a Mercosur como miembro pleno, porque, a su juicio, eso era un quilombo, es decir, un despelote.

Y estaba en lo cierto. Si bien el régimen comercial había alcanzado logros importantes, y en sus inicios prometió mucho, adolecía de un grave mal nunca corregido: la debilidad institucional, derivada del papel determinante que seguían jugando los gobiernos en detrimento de las instancias creadas por los Tratados, carentes éstas de autonomía. No hay supranacionalidad como en la Unión Europea o la CAN.

Esta dificultad de fondo marcará a la organización en materia de puesta en vigencia de las normativas, pues muchas de éstas -las que apuntaban a modificar los ordenamientos jurídicos nacionales- iban a requerir la ratificación de los parlamentos, lo cual ponía en manos de éstos, la responsabilidad de hacer efectivo lo acordado.

El balance es harto conocido. Alrededor del 50% de las regulaciones aprobadas en las instancias del bloque no están vigentes en todos los países; esto sin mencionar los incumplimientos de normas en vigor. La política interior y la exterior no están en armonía, y esto perjudica el proceso de integración.

He aquí el quilombo del que nos hablaba el amigo.

Han pasado ya 25 años. Con sus altibajos, en la última década llegaron a los gobiernos fuerzas políticas que traían orientaciones ideológicas distintas. Movimientos populistas de izquierda, cada uno con matices, tomaron las riendas en países de Mercosur. Había que darle, según la retórica enarbolada, un contenido “más social” a la integración, lo cual se traducía en pasar del énfasis en lo comercial a imponer lo político.

Aunque en el fondo los principios de mercado y libre comercio seguían imperando, no dejó de afectar negativamente la marcha del proceso integrador.

Como si esto no fuera suficiente, se acepta en 2006 a un país, cuyo gobernante comulgaba con aquellas ideas políticas, y que incluso antes de ingresar planteó el “reseteo” del bloque.

Cinco años pasaron antes de que Venezuela fuera admitida. Dos países tenían reservas: Brasil y Paraguay. Al fin, sólo mediante una triquiñuela violatoria de las normas, pudo convertirse en miembro de pleno derecho.

Mientras duró el boom de los commodities, los gobiernos de Mercosur se mantuvieron fuertes, gozando del favor popular. Pero sus políticas económicas equivocadas ya estaban haciendo la cama a la crisis que vendría con la caída de los precios. No prever el tiempo de las vacas flacas, ni ahorrar de manera previsiva, trajo las dificultades que se están viviendo hoy.

Pero las tornas también cambiaron en lo político. Cayeron todos los gobiernos izquierdistas-populistas que habían efectuado el viraje político-ideológico en Mercosur.

Y el gobierno venezolano quedó íngrimo y solo, con el apoyo de un sector del gobierno uruguayo.

Tiene en contra al gobierno paraguayo quien fue víctima principal de una violación a la normativa cuando fue suspendido, lo que permitió el ingreso de Venezuela de mano de amigos ideológicos. Paraguay no olvida que en tal ocasión, Maduro fue a soliviantar a las FFAA de ese país para que repusieran al cura Lugo, quien había sido destituido de la presidencia conforme a la Constitución. Maduro fue declarado persona non grata.

Igualmente, se ganó de enemigo al nuevo gobierno de Brasil, acusando al presidente interino, Michel Temer, de golpista, cuando todos sabemos que su ascenso se debe a un impeachment contra D. Rousseff.

Otro adversario que se compraron los chavistas es el Presidente Mauricio Macri, a quien han tildado de derechista, burgués y vendido al imperialismo, todo porque ha permitido que la podredumbre kirchnerista, aliada de chavismo, haya salido a flote.

Entonces: ¿Quién fue el que se labró tal animadversión en el entorno del bloque comercial, sino el gobierno venezolano mismo con su conducta torpe?

¿Por qué quejarse ahora de la no entrega de la presidencia rotativa cuando se participó en argucias ilegales que maltrataron a algunos gobiernos?

¿Con cuáles credenciales se aspira a que admitan de buen grado a un gobierno en el seno de una organización, cuando su comportamiento está en abierta contradicción con los principios económicos de esta última?

¿No fue acaso el énfasis en lo político lo que ha generado el encontronazo presente?

¿Cree el gobierno que “a la machinberra” van a aceptarle que presida sin cumplir con los compromisos y formalidades establecidas?

¿Está en sus cabales al acusar ahora a gobernantes de Argentina, Brasil y Paraguay de ser una nueva “Triple Alianza de la derecha”, de “Plan Cóndor”, “contra el bolivarianismo”?

Sin duda, aquellos polvos trajeron estos lodos. Que se vaya olvidando Maduro de presidir Mercosur, mucho menos ahora que su cancillería, haciendo gala de la elegancia diplomática que la caracteriza, ha insultado a los gobiernos del bloque. Pareciera que será una comisión de Ministros la que dirigirá a Mercosur los próximos meses. De nada le servirá la aprobación apresurada que ha hecho de Resoluciones mercosurianas, en días recientes, las cuales la desidia tenía engavetadas en los Ministerios.

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