Por Luisa Pernalete
“No más armas” es la súplica
de muchos venezolanos, recuerda la profe Luisa.
“Diosito: te pido que mi mamá,
que está flaquitica, se ponga algo gordita”. Así comenzó Victoria, de 6 años,
su oración. La madre de la pequeña está flaquitica porque cuando no
hay para las dos, ella no come. “Que se ponga algo gordita” es un clamor. En
otros tiempos los niños de esa edad pedían juguetes.
“Nunca me imaginé que yo a mi
temprana edad -15 años- tuviera que preocuparme por todos los problemas del
país”, me dijo una adolescente de camisa
azul,
de Petare. Se refería a no saber si uno sale y no llega a su casa, como le ha
pasado a conocidos de ella y de sus compañeros de clase; se refería a que sus
padres trabajan, pero lo que ganan no les alcanza para comer; se refería a que
“no hay horizontes”, como dice el padre Trigo.
Piense usted en los clamores
de las madres de los niños hospitalizados en el J.M. de los Ríos. Carlos,
Susana, la gente Prepara Familia, por mencionar sólo algunos, se la pasan
reproduciendo esos clamores. Medicinas, alimentos para unos pequeños enfermos
que podrían salvarse si tuvieran el tratamiento adecuado. ¡Un clamor
conmovedor!
“No más armas” es un clamor de
muchos venezolanos que no entendemos como es más importante comprar tanquetas,
municiones, bombas, que reactivar la economía, que traer medicinas, que
construir escuelas. ¡¿Dónde están las escuelas que se iban a construir con
dinero del Fondo Chino?! Es un clamor que insisto en elevar junto a madres que
no saben dónde inscribir a sus hijos.
Imagino los clamores de las
madres de los estudiantes que han enviado al penal
de El Dorado, donde hay delincuentes de alta peligrosidad.
¿Delito? Protestar, querer un país distinto. Cada vez que pienso en ellos,
aparece la imagen de la entrada del penal, y me digo que la crueldad no es
necesaria, protestar no es un delito.
Imagino los clamores de las
madres de todos los estudiantes detenidos injustamente, y de los que han
muerto: ¡La
juventud no puede ser el final para los venezolanos!
“Los clamores de mi pueblo se
oyen en todo el país” (Jeremías 8:13) recuerdan los obispos en su carta a los
católicos de buena voluntad. Esos clamores que crecen y crecen, los obispos los
han hecho suyos.
Todos estos clamores deben
convertirse en grito muy fuerte. Que lleguen al cielo y que lleguen en la
tierra a los que tomas decisiones. La consulta del domingo 16 es como poner un
altavoz a los clamores de los venezolanos y venezolanos que nos hemos ido
hermanando por compartir las mismas necesidades, los mismos sufrimientos y las
mismas esperanzas. “Una sola voz se escucha poco/ pero si somos muchos se
vuelve un coro/también pueden cantar los desafinados/Aquellos que me crean
digan SÍ”. Ando cantando esa canción. Es tiempo de coros, no de solistas. Por
cierto, esa canción termina: “Todos los que crean, digan SÍ”.
Nos vemos el domingo.
14-07-17
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