Por Luisa Pernalete
¿Qué sería la vida sin las
diferencias? ¿Qué sería Venezuela sin las diferencias? Hay que empezar a hablar
el idioma de la tolerancia, nos recuerda la profe Luisa.
Esteban y Estrella viven
pacíficamente bajo un mismo techo. Comparten espacios de juego, comen del mismo
plato. A veces pelean, pero las cosas no pasan a mayores. Tienen elementos
comunes: su piel llena de pelos, Estrella luce un pelo blanco rizado; Esteban,
café con leche, pelo muy liso. Ambos tienen cuatro patas. Sí, Esteban es un
gato y Estrella, una perrita. Bajo la sabia y amorosa conducción de Victoria,
de 6 años, madrina de ambos, Estrella y Esteban conviven en paz.
Victoria le pone lazos a
Estrella, capas de héroe a Esteban… Los monta en su coche de muñecas. Regaña a
Estrella cuando ella se pone intensa y no deja comer a Esteban. Pone orden,
ejerce la autoridad por el bien de ambos animales. Hay que añadir que ese gato
y esa perrita, sin dejar de ser cada quien lo que es -ni Estrella maúlla, ni
Esteban ladra- pueden convivir pacíficamente, manteniendo su identidad.
La relación entre perros y
gatos suele ponerse como ejemplo de mala relación. Siempre imagina uno un
encuentro entre ambos animales en el cual el perro muestra sus dientes y el
gato, sus garras. Parece entonces un milagro que esta pareja de animalitos haya
reducido su intolerancia.
Doris y Josefina son vecinas.
Viven desde hace 15 años en una comunidad de San Félix. Doris siempre se
consideró chavista. Josefina no tenía problemas en expresar sus críticas; era
-y es- opositora. La verdad es que se llevaban bastante mal. Pero Josefina
enviudó. Ambas son viudas ahora. La pequeña de Josefina y el nieto de Doris son
grandes amigos. Las dos están pasando mucha necesidad, como todos en la
comunidad. Hace un par de años decidieron hacer las paces en unas navidades y
hay que ver cómo se están apoyando mutuamente. “Vecina, conseguí esta medicina
que tomamos usted y yo, le paso la mitad”, le dice Josefina a Doris. “Vecina,
dele este plato de sopa a la pequeña para que vaya a la escuela con algo en el
estómago”, le dice Doris a Josefina. Ya no se ocupan de saber por quién votó
antes o por quién votará. Se están necesitando.
La Venezuela que surja de esta
pesadilla tiene que hacernos ver a los venezolanos todos contra todos nos lleva
a la destrucción, que nos necesitamos unos a otros, aunque hayamos tenido
diferencias. Reconstruir el tejido social partiendo de lo pequeño. No todos
podemos hacer incidencia macro, pero lo micro nos prepara para que se vuelva
onda expansiva.
Yo no soy ministro, ni usted
tampoco, pero usted tiene hijos, vecinos, compañeros de trabajo, tal vez
alumnos. Usted y yo podemos procurar ser voceros de la convivencia pacífica,
fraterna posible, como el gato y la perrita de Victoria. Eso sin
dejar de defender la Constitución, que establece que, en su
artículo 2, que “Venezuela se constituye en un Estado democrático y social de
derecho y de justicia (…) y que propugna el pluralismo político”. Un pluralismo
que debemos comenzar a construir ya. Pasando la calle. Sumando.
07-07-17
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