Por Marino J González R.
Los primeros actos de la
recién instalada Asamblea Nacional Constituyente (ANC) han confirmado lo que se
temía. Solo el hecho de haber realizado la convocatoria sin tener la aprobación
del pueblo, como se establece en la Constitución, indica claramente el curso
que seguirán las decisiones. Se trata de imponer una visión totalitaria de la
sociedad, a través de una institucionalidad que no cuenta con el apoyo de los venezolanos.
En las próximas semanas la ANC se dedicará a avanzar en esta pretensión.
Todo ello sucede mientras la
vida de los venezolanos es la peor que se tenga memoria. En el ámbito de la
convivencia ciudadana, la existencia de cientos de detenidos por motivos
políticos, en violación del debido proceso, sometidos a vejámenes, abusos y
torturas, sin contacto con familiares, sin respeto a órdenes de excarcelación,
constituye todo un expediente que ilustra las grandes restricciones de los
derechos humanos en el país. A ello hay que agregar el gran sentimiento de
pesar que existe por más de ciento veinte muertes sucedidas en estos cuatro
meses, justamente por el abuso de las fuerzas de seguridad pública. Lo más
preocupante es que en las primeras horas luego de la instalación de la ANC, han
arreciado estas acciones con detención e imputación de alcaldes, así como
suspensión de derechos políticos a otros funcionarios públicos. En un clima de
estas características, hablar de paz resulta un total contrasentido.
También la escalada
inflacionaria, tal como se había previsto desde 2015, ha llegado a topes
históricos en el país. Ya tenemos año y medio sin cifras oficiales, y los
estimados de organismos internacionales y especialistas nacionales indican que
la tasa de inflación puede cerrar este año por encima de 1000%. Lo cual
significaría el aumento de la destrucción productiva en dimensiones
extraordinarias, con sus terribles consecuencias para las empresas y la
estabilidad de los empleos. Prácticamente, se puede decir que la situación
económica es de total sobrevivencia.
Con este cuadro, las
dimensiones sociales de la crisis son de inusitadas proporciones. Nunca vistas
en el país. Las básicas necesidades de alimentación no pueden ser satisfechas
por la mayoría de la población. Ni hablar del acceso a medicamentos y otros
bienes de consumo prioritario. Las perspectivas, en este escenario económico,
son de un mayor empeoramiento de las condiciones sociales. Lamentablemente,
Venezuela se acerca al precipicio hiperinflacionario con las consecuencias
terribles que ello significa para la gran mayoría de los venezolanos.
Este panorama es consecuencia
de las erradas políticas públicas diseñadas e implementadas en las últimas dos
décadas. Ante este monumental fracaso, antes que modificar las políticas, se
emprende una convocatoria de ANC que seguramente no tomará en cuenta estas
situaciones, y peor aún, puede terminar aprobando normas que solo servirán para
complicar estas circunstancias. Los diputados de la ANC terminarán hablando en
un cuarto aislado, sin ninguna conexión con el país real. De espaldas,
totalmente perdidos.
09-08-17
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