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miércoles, 20 de diciembre de 2017

A propósito de la negociación por @AndresStambouli


Por Andrés Stambouli


¿Qué tan factible resulta que la negociación entre Gobierno y oposición produzca un viraje importante en la conducción política del país y que implicaría que no se logre avance alguno? Imaginarse el futuro prescindiendo de las características del momento presente, da para lo que uno quiera y para lo que dé la imaginación; más complicado e incierto es hacerlo considerando el presente en toda su complejidad.

Puesto coloquialmente, éramos menos, con menos problemas y necesidades y mucho más recursos; ahora somos mucho más, con bastante más problemas y necesidades y mucho menos recursos de todo tipo. Generar riqueza y talentos, generar convivencia y confianza, generar democracia y Estado de derecho, generar mucho mejor calidad de vida para todos, debe ser, sin duda alguna, el “por hacer” en una situación de viraje importante en la conducción política del país, a raíz de la negociación que está por empezar, pero no es tan evidente que este sea el “por venir”.

El núcleo central del mapa ideológico y cognitivo de los actuales gobernantes presenta severas limitaciones para generar todo lo anteriormente mencionado, amén de bienestar anímico; es más bien un generador de malestar y mal vivir, angustia, ansiedad, temor, incertidumbre, desesperanza, en una gran porción de la población. Su revolucionarismo anti liberal desprecia la convivencia, vivir y trabajar junto con, y solo aboga, a lo sumo y a regañadientes, por la coexistencia, existir al lado de…

Estamos en presencia de dos cosmovisiones enfrentadas, la revolucionaria confrontacional, excluyente y antipolítica, y la democrática liberal, pluralista, convivente y política, cada una con su respectiva narrativa de autolegitimación, ambas, hasta ahora, en combate permanente, sin que ninguna de las dos haya logrado anular y eliminar a la otra; ambas existen y se resisten recíprocamente, como diría Ortega y Gasset, y tal como están las cosas, de permanecer el país bajo los lineamientos políticos actuales, lo más probable es que esta coexistencia tensa y conflictiva entre ambas cosmovisiones, se prolongue en el tiempo, con su secuela de enormes carencias vitales para la población.


La negociación está llamada a procurar un viraje importante en la conducción política del país, mediante un entendimiento inédito de gobernabilidad entre ambas cosmovisiones, independientemente de cual de las dos sea gobierno; sólo así pudiera pensarse en un país más amable que el actual. Y al revés, de no ocurrir tal viraje, gobierne quien gobierne, nada bueno se puede vislumbrar en el porvenir del país. El gran reto es el de pasar de la intolerancia recíproca, paliado por momentos de coexistencia, a una convivencia que nos vuelva a integrar en comunidad política nacional. ¿Deseable? Sí, ¿Realizable? No tan seguro ni fácil.

¿Qué probabilidad de ocurrencia tiene tal viraje? Dependerá de lo observado en el día a día del comportamiento de los actores del poder y su disposición y voluntad en poner el país por delante, en los eventos que están próximos: la negociación en marcha y la elección presidencial. Cada uno de estos eventos puede producir variados resultados que condicionarán el desenlace de diferentes maneras pero en general, el monto de apremios, necesidades, crisis, calamidades nacionales es tal, que debería imponerse un entendimiento mínimo entre los dos actores con cosmovisiones confrontadas, en función de la gestión de la crisis nacional; es lo deseable.

Sólo un acuerdo de gobernabilidad suscrito entre las dos visiones en pugna podrá sacar al país del marasmo.

18-12-17

http://talcualdigital.com/index.php/2017/12/18/proposito-de-la-negociacion-por-andres-stambouli/


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