Por Roberto Patiño
Venezuela atraviesa una
situación de colapso y caos inédita en su historia. La crisis, fomentada y
aprovechada por el régimen, es producto de la imposición de un modelo de
hambre, violencia y empobrecimiento. El grupo en el poder implementa políticas
de represión, dominación y conflicto, violando los derechos humanos y
constitucionales de los venezolanos.
Nicolás Maduro busca
continuar en el poder a pesar del rechazo mayoritario del país y la alerta de
la comunidad internacional. La Asamblea Constituyente ilegal exige a un CNE
parcializado la realización de comicios presidenciales el 22 de abril, en
condiciones completamente irregulares y viciadas que puedan garantizar la
reelección de Maduro.
Esto significa la
consolidación de un Estado dictatorial, la ruptura de la convivencia y la
profundización del actual modelo de colapso de servicios básicos, de
emergencias como las del hambre, salud o hiperinflación, de conflictividad y
violencia, de injusticia, corrupción e impunidad, que se cobra a diario y en
toda Venezuela la vida de niños, mujeres y hombres.
La actual coyuntura,
resultado de este modelo, es de costos humanos y materiales que ya no pueden
seguir siendo soportados por el país. La prolongación en el poder de Nicolás
Maduro y el grupo que este representa, compromete nuestro futuro, como personas
y como nación. Ninguno de nosotros está a salvo de sus consecuencias y todos
somos afectados por ello.
Y es precisamente por esto
que todos estamos llamados a enfrentarla.
La magnitud y complejidad de
esta crisis, la naturaleza totalitaria y violenta del régimen que la sustenta,
solo pueden abordarse desde el encuentro efectivo y real de todos los sectores
del país.
La coyuntura que plantea la
reelección de Nicolás Maduro debe ser reconocida como la consolidación de un
estado de condiciones inaceptables para la vida de los venezolanos. Por ese
motivo, debe generar la movilización y organización de las fuerzas vivas de la
sociedad entera para rechazarla.
Es imperativa la creación de
un frente unitario nacional que cohesione al país, galvanice a los venezolanos
como sociedad y establezca como objetivos principales detener el desarrollo de
la dictadura, la crisis y el colapso, renovar el sistema democrático y
reconstruir la convivencia.
Desde el liderazgo político,
implica la conformación de una dirigencia que trascienda la estructura
partidista para sumar representantes de los demás sectores como el
eclesiástico, profesional, sindical, académico o comunitario, anteponiendo las
necesidades del país por sobre las aspiraciones particulares. En lo social,
amerita la articulación de grupos y asociaciones, así como la conformación de
redes que logren la participación e involucramiento de sectores populares y de
la clase media, reunidos en torno a la emergencia común de la imposición
dictatorial y la devastación de la crisis.
Ante la necesidad en lo
inmediato de integrar este frente, apostar a liderazgos mesiánicos y
personalistas implica la repetición de graves inconsistencias que han
contribuido a llevar al país a la presente debacle. De igual forma, es limitado
e incongruente consumir recursos, esfuerzo y tiempo en la elección de primarias
para establecer un posible candidato. Ignora las actuales condiciones que viven
los venezolanos y las realidades de un sistema electoral que ha sido pervertido
y coaptado por el régimen, como lo hemos experimentado en el ilegal proceso
constituyente o las elecciones regionales y municipales.
La estructuración de un
frente amplio es indispensable para abordar las condiciones excepcionales en
las que se producirán tanto los comicios anunciados, como cualquier otro:
participar o abstenerse requerirá por igual de estrategias y acciones que
puedan extenderse en el tiempo, logren objetivos en el mediano y largo plazo, y
sean apoyadas por el país y su dirigencia. También será imprescindible en la
implementación, de forma simultánea y paralela, de otras acciones dirigidas a
renovar la democracia y enfrentar la crisis.
La unidad ya no puede seguir
siendo un valor ideal y una aspiración, sino una condición real de la sociedad
y de su dirigencia. La fuerza que nos renueve, nos apoye, nos integre y nos
impulse. Los venezolanos no queremos sucumbir ante la crisis y ni ser
subyugados por la dictadura que la fomenta: un frente amplio de unidad nacional
debe ser la materialización sincera, comprometida y efectiva de esta necesidad,
de esta Venezuela.
13-02-18
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