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lunes, 12 de marzo de 2018

La salud está enferma, por @jhankarytc




Jhankary Torres 11 de marzo de 2018

A nadie le gusta estar enfermo, pero es aún peor si enfermarse es un lujo. Eso es lo que ocurre en nuestra Venezuela, porque el Estado-Gobierno ha sido incapaz de cumplir dos de las obligaciones más esenciales e importantes: salud y protección al ciudadano.

Enfermarse en el país es un lujo y ya lo sabemos, -o poco importa saberlo-, si este régimen que destruye, mientras hace creer que gobierna, ha originado este sufrimiento por incapacidad o intencionalmente.

Por lo pronto, hay un hecho claro: el régimen desmanteló y destruyó todo el sistema de salud pública que existía en el país y cada vez que un venezolano se enferma, nos toca hacer una travesía a lo desconocido, con miedo a perder la vida en cualquier momento de ese trayecto.

Esta crisis de salud que asfixia al país y a cada ciudadano es producto de la falta de políticas adecuadas a las necesidades crecientes y por encima de todo, es consecuencia de la imposición de un modelo social implementado a la perfección para arrodillar al ciudadano, para empobrecerlo, para dominarlo.

La Constitución Nacional consagra el derecho y la obligatoriedad del Estado a garantizar la salud como parte del derecho a la vida, pero a la luz de hoy, la salud ha sido utilizada para el enriquecimiento de unos cuantos y se ha convertido en el centro de un sistema de corrupción y desvío de recursos.

Poco ha importado que la Constitución lo establezca y que las leyes correspondientes desarrollen el tema de la salud pública, ya sabemos que el artículo 83 de la Carta Magna coloca a la salud como un derecho social fundamental, obligación del Estado y que sea parte del derecho a la vida. Pero, ¿de qué nos sirve saber que el Estado debe promover y desarrollar políticas orientadas a elevar la calidad de vida, el bienestar colectivo y el acceso a los servicios? ¿De qué nos sirve saberlo? Nos sirve de mucho porque el ejercicio de la ciudadanía exige conocer y defender nuestros derechos y de esa forma no acostumbrarnos a lo que hay, a lo que nos regalan, sino al contrario, exigir –hasta lograr-, que nuestros derechos se respeten independientemente de quienes gobiernen.

Ha sido un desastre bien organizado por el régimen la desaparición de la red de ambulatorios del país, que pretendieron sustituir por los módulos de la misión Barrio Adentro, la cual se convirtió en viviendas para los cubanos o simples infraestructuras abandonadas. En la actualidad, ¿qué lograron? alejar los servicios médicos del ciudadano, imposibilitándonos de recibir atención primaria de manera oportuna y accesible.

En todas partes del país hay ejemplos de esta terrible situación, lo sabemos los que tenemos que sufrir cada vez que debemos acudir a un centro público de atención y tener que soportar cosas increíbles, pero ocurren. El Hospital Vargas, ubicado en la parroquia San José del municipio Libertador, tiene más de 4 años paralizado el servicio de rayos X luego que una rata se electrocutara al morder un cable, ¿Cuál es la razón para no haberlo reparado o cuál es la razón de que esos animales invadan esos centros de salud? Si no es una rata, es una iguana, total, son las excusas a las que nos hemos acostumbrado.

Las últimas protestas registradas en hospitales como el Clínico Universitario y los Magallanes de Catia, por la falta de insumos, grado de deterioro y abandono de las instalaciones físicas, sumado a sueldos de miseria que reciben los profesionales y los trabajadores de la salud, evidencian que la vida de los venezolanos no es una prioridad para el régimen.

Enfermedades como el cáncer, que presenta un alto índice de mortalidad según cifras de la Sociedad Anticancerosa de Venezuela y que para el 2016 es del 11% en el país, mientras que en el mundo es de 1.8%, representan la gravedad terrible que sufre nuestro país, pero a pesar de eso, existen proyectos sin concluir tales como: El Hospital Oncológico de Caracas y el Centro Oncológico de Guarenas, mientras hospitales como el Padre Machado y el Instituto de Oncología Dr. Luis Razetti colapsan por el número de pacientes oncológicos.

Esto sólo son ejemplos del desastre originado por el régimen en el sistema de salud venezolano, y es nuestro deber, y por el derecho a la vida, que debemos luchar para superar esta situación que viola los más elementales derechos del ciudadano y que lo único que garantiza es la muerte.

Reconstruir el sistema de salud es imprescindible para lograr calidad de vida en los ciudadanos y alcanzar con ese ejercicio de ciudadanía, el desarrollo que nos merecemos los venezolanos.

Jhankary Torres

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