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martes, 8 de mayo de 2018

Desastre en Venezuela, por @el_pais




Editorial El País 07 de mayo de 2018

Venezuela se encamina hacia unas elecciones presidenciales adelantadas por Nicolás Maduro para el próximo 20 de mayo en un clima de destrucción institucional y crisis humanitaria de la que es únicamente responsable el régimen chavista.

Para organismos e instituciones internacionales, además de para 15 Gobiernos latinoamericanos, la Unión Europea y Estados Unidos, estas elecciones no tienen la más mínima credibilidad. No existen garantías de transparencia ni de igualdad de condiciones. No hay seguridad alguna sobre el recuento y se producen mientras decenas de destacados opositores permanecen encarcelados o bajo arresto domiciliario. Se trata de unos comicios diseñados exclusivamente para perpetuar a Nicolás Maduro y la élite instalada en el poder por el chavismo.

Pero esta votación es el perfecto ejemplo de lo que está sucediendo en Venezuela, un país hundido hasta límites inconcebibles hace pocos años. Mientras, sus gobernantes, en vez de asumir su responsabilidad, lo ponen como ejemplo ante el mundo en una continua huida dialéctica hacia adelante.

No hay prácticamente ningún aspecto de la vida cotidiana venezolana que no haya experimentado una drástica degradación bajo la gestión de Nicolás Maduro y su equipo. Por ejemplo, el notable aumento de la mortalidad femenina durante el parto y de la mortalidad infantil desmontan de forma inapelable los triunfalistas discursos del oficialismo sobre iniciativas en este campo. La falta de alimentos y productos básicos en un país en el que jamás hubo escasez no tiene más culpables que la ineptitud de unos gestores que actúan como si las palabras sirvieran para ocultar la realidad.


El oficialismo siempre encuentra algún enemigo —preferiblemente del exterior— a quien culpar de su propia incapacidad. Y los ataques no son únicamente contra Estados Unidos, la UE y España. Ningún país se libra, como le ocurrió sorprendentemente a Portugal durante la pasada Navidad, cuando el régimen acusó a Lisboa de retener partidas de pernil, tradicionalmente consumido en esas fechas y que —al igual que miles de productos— no estaba en los mercados. A la gestión chavista le sobra demagogia y le faltan conocimientos técnicos.

Maduro repite insistentemente que a él lo único que le importa es la opinión del pueblo venezolano y que este podrá expresarse en las elecciones. Pero hay millones de sus compatriotas que no podrán hacerlo. La miseria, la persecución política o los niveles intolerables de delincuencia han hecho que millones de venezolanos se vean obligados a abandonar su país. Se trata de un verdadero éxodo.

Según la Oficina Internacional de Migraciones (OIM), un organismo de Naciones Unidas, más de 1,3 millones de venezolanos han dejado el país definitivamente en los últimos dos años. Otras estimaciones, basadas en encuestas en el interior de Venezuela, elevan la cifra a tres millones. Como ejemplo baste decir que el mayor número de peticiones de asilo político que recibe España provienen de Venezuela. Maduro anima a votar y sus compatriotas están votando con los pies.


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