Por Henrique Capriles
Hoy en Venezuela celebramos el
Día de las Madres y lo que antes era un momento de festejo en familia en todos
los hogares, hoy se ha convertido – gracias a Maduro y su crisis – en un día
para denunciar y visibilizar el drama que viven millones de mujeres, verdaderas
heroínas sobrevivientes del hambre y la oscuridad.
El amor de una madre las lleva
a hacer los sacrificios más impensables con tal de cuidar de un hijo o de su
familia, pero hoy ese esfuerzo raya en el sufrimiento. Las madres venezolanas
son de lejos quienes más padecen la destrucción del país, según se evidencia en
todas las investigaciones que se han hecho sobre la crisis que atraviesa
nuestra Venezuela.
La última Encuesta Condiciones
de Vida (ENCOVI) es un ejemplo de ello. Una de las conclusiones más importantes
de ese estudio indica que es en la población femenina donde más ha golpeado el
desempleo y la pobreza. Son las madres en el país las que más sufren la escasez
de alimentos, la falta de medicinas, las condiciones de un sistema de salud que
no les garantiza la vida ni a ellas ni a sus hijos.
El sólo hecho de que la
mayoría de los hogares venezolanos tenga a una mujer como jefa de familia ya
coloca en ellas toda la carga para sacar a los suyos adelante. Viviendo la peor
crisis de nuestra historia, esa responsabilidad que llevan en sus hombros
adquiere matices heroicos, sobre todo en un país en el que las mujeres sufren
condiciones de desigualdad laboral.
El resultado de esto es que la
tasa de pobreza en esos hogares está 6% por encima del promedio nacional.
Reza un dicho popular que una
madre se quita la comida de la boca para dársela a sus hijos y en Venezuela
esto es literal. Se sacrifican por sus hijos y hacen magia para rendir los
pocos alimentos que tienen en casa. Según las cifras de Cáritas, 60% de las
mujeres deja de comer en sus hogares lo que las coloca en riesgo de deterioro
de su salud.
Pero no sólo dejan de comer,
semanalmente pasan 14 horas en colas para comprar alimentos regulados que son
los únicos que pueden pagar. En todas las ciudades del país las vemos,
embarazadas, abuelas, todas víctimas del modelo económico que destruyó la
producción en el país y que tiene a 82% de los hogares del país en condición de
pobreza.
Sólo Dios sabe el tamaño del
sacrificio y el sufrimiento por el que pasa una madre venezolana.
Otra evidencia del drama que
viven las madres en Venezuela es el incremento en la cifra de mortalidad
materna en el país. Esta es la peor muestra de un Estado que hace años decidió
por fines políticos, abandonar su responsabilidad de resguardar la vida de sus
ciudadanos para permanecer en el poder.
Hace unos días vimos el
horrible testimonio de una joven embarazada que a las puertas del Hospital
Clínico Universitario de Caracas contaba como acababa de recibir la noticia de
que su bebé había muerto en su vientre, pero como si esa pesadilla fuera poco,
en el hospital no tenían el medicamento para que pariera, poniéndola a ella en
riesgo de morir también.
¡Esa es la Venezuela de
Maduro! en la que la mortalidad materna se duplicó en tan solo un año. Es la
tierra con las mayores reservas de petróleo del mundo en la que 80% de las
madres más pobres no reciben asistencia médica desde el comienzo de su embarazo
y en la que los bebés nacen con bajo peso porque sus madres están desnutridas.
Sólo en 2017 las mujeres en edad fértil perdieron 10 kilos de peso en promedio.
El éxodo de venezolanos – que
ya se parece más a una huida desesperada – es otro de los dramas que viven las
madres en el país. Se quedan solas en Venezuela cuidando a los hijos y con el
peso de la crisis mientras sus esposos se van a otras tierras para tener lo que
en Venezuela no consiguen. Madres solteras que dejan a sus hijos al cuidado de
sus abuelas para irse y luego ver cómo se los llevan. Madres que despiden a sus
hijos que se van a otros países a buscarse una vida mejor.
Pero aún en estas terribles
circunstancias, son las madres las que también lideran la lucha por sus derechos
y los de sus hijos.
A diario las vemos
protestando. Abuelas peleando por una pensión digna, madres con sus hijos en
los brazos exigiendo tratamiento médico para salvarles la vida. Son las que sin
descanso exigen justicia por un hijo asesinado a causa de la violencia, son las
que no dejan de luchar para que se les devuelva a sus hijos el futuro que
Maduro les quitó.
No fueron pocos los
testimonios de valentía de miles de madres venezolanas que lideraron en 2017
protestas en el país. La imagen de una madre enfrentándose al poder plantada
frente a una tanqueta en plena autopista, es el más vivo ejemplo de lo que una
madre puede llegar a hacer por sus hijos.
Yo no tengo duda de que las
madres del país serán protagonistas del cambio que veremos en nuestra Venezuela.
Porque si lo veremos, si va a ocurrir más temprano que tarde luego de tanto
pesar.
En sus manos estará la más
importante tarea que enfrentáremos en la reconstrucción del país: criar a sus
hijos con amor por su patria, inculcándoles el valor por la libertad,
educándolos para progresar en ese país que renacerá gracias al inmenso
sacrificio que ellas hicieron en el peor momento.
¡Qué Dios bendiga a todas las
madres del país! ¡La Venezuela que sueñan para sus hijos sin duda llegará! La
haremos posible, con ustedes hasta el infinito y más allá!
13-05-18
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