Por Shaylim Castro
La desnutrición aguda entre
menores de 5 años aumentó 100 % durante 2017, indicó la nutricionista Susana
Raffalli. Por su parte, la organización registró 9662 denuncias de la violación
a la salud, 98 % más que 2016.
El hambre se instaló en
Venezuela. Comprar los alimentos por cucharadas —denominadas “téticas”—,
agresiones en las colas para adquirir alimentos, comer de la basura e incluso
que los niños hurten las loncheras de sus compañeros, e incluso tener
relaciones sexuales a cambio de una caja de comida reflejan esta realidad.
Así lo dejó entrever la
nutricionista especializada en gestión de la seguridad alimentaria, Susana Raffalli, durante la presentación del informe
“Situación de los Derechos Humanos en Venezuela 2017” realizado por la
organización no gubernamental Programa Venezolano de Educación-Acción en
Derechos Humanos (Provea),
este 13 de junio, en la que la especialista tuvo a cargo la sección
alimentaria.
Otra marca que muestra la
situación es la desnutrición aguda en menores de 5 años, pues según la
especialista, esta aumentó 100 % durante 2017. Esta condición trae
consecuencias a largo plazo, pues incluso 33 % de los niños recuperados
mostraron un retardo irreversible en el crecimiento.
Estas cifras no se producen de
un día para otro. “Esto no es casualidad, esto es planificado”, señaló
Raffalli, plan que se ejecuta por medio del carnet de la Patria el cual es
necesario para acceder a varios beneficios, entre ellos el de alimentación, y
los frecuentes bonos, por lo que ha ampliado su alcance. “La alimentación es
usada como control político y dominación”, indicó.
La desnutrición de emergencia
no solo se da por no comer, esto también implica el contexto económico al no
poder comprar los alimentos con una inflación que puede alcanzar 13.000% según
estimaciones internacionales, así como el contexto político, salud y sanitario
que presenta fallas en suministros.
Al menos 1,8 millones de
venezolanos están en situación de hambre, mientras que 8 de cada 10 declararon
no contar con suficiente alimento en sus hogares por la escasez, según las
cifras presentadas en el informe.
El Gobierno, lejos de mostrar
alguna solución, busca las maneras de ahogar la producción del país. Como
ejemplo, Raffalli mencionó las diferentes regularizaciones por parte del
Estado, como la instauración del carnet de la Patria, la Ley de Abastecimiento
Soberano y Precios Acordados, controles y confiscaciones sobre la distribución
nacional de alimentos y la participación de grupos paramilitares en la entrega
de alimentos.
Este tipo de acciones dejó
otras cifras en las que Venezuela pasó de un desabastecimiento durante
2016 a una escasez en 2017, año en el que también se habló de una emergencia
humanitaria:
El año pasado solo se sembró
42 %; la importación de alimentos tuvo una caída de 38 %, mientras que, de las
783.000 hectáreas de maíz cosechadas en 2008, se llegó aproximadamente a
430.000 en 2017.
“Es inadmisible que el
Gobierno no se conecte con el hambre y las organizaciones civiles (…) Hay una
politización de la alimentación con el carnet de la Patria colocados en puntos
rojos en un país con hambre y escasez. Es un método de extorsión”, declaró la
nutricionista.
La alimentación fue la única
protagonista durante la presentación del informe. La violación al derecho de la
salud relució con 9662 denuncias, 98 % más de las registradas durante 2016,
sostuvo el encargado de esta sección, Jo D’ Elia, activista y director de la
organización Civilis.
Aunque en 2017 el Ministerio
de la Salud publicó el boletín epidemiológico correspondiente al 2016, esto
presuntamente desencadenó en la destitución de la entonces ministra Antonieta
Caporale. Desde entonces, la página del ente no posee ninguno de los
boletines. “Ahora incluso ni siquiera hay página web, esto da evidencia de
que no hay instituciones de salud en el momento”, dijo D’ Elia.
Esto también lo sustentó con
cifras al indicar, entre las fallas de servicios, que en los hospitales
públicos está comprometido entre 50 % y 90 % de sus niveles operativos.
De la misma manera,
enfermedades reaparecieron o hubo un repunte en los casos. De malaria, por
ejemplo, se registraron 400.000 casos, mientras que el sarampión, con 773
registros, se encuentra en 17 estados; así como la difteria con 1040 casos,
contabilizó el informe.
Foto referencial: Miguel
González
13-06-18
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