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miércoles, 8 de abril de 2020

La confusión entre reconocimiento del otro y la ética jabonosa por @jonatanalzuru67



Por Jonatan Alzuru Aponte


El reconocimiento del otro, del opuesto, de quien tiene ideas contrarias y procesar esas diferencias con argumentos y prácticas políticas, como el voto, es parte sustancial del espesor democrático. Sin duda alguna. Es una apuesta para la vida en común.  Tratar de resolver las diferencias con métodos democráticos es una apuesta racional. Reconstruir el país asumiendo que pensamos distinto, pero hay un interés mayor, la vida en comunidad, es éticamente irreprochable.

Pero el reconocimiento de la otredad para la vida en común no supone, en ningún momento, hacerse de la vista gorda frente a las prácticas despóticas de quien gobierna. Reconocer al otro, no supone bajar la cabeza y arrodillarse frente a las injusticias que han cometido los poderosos. Reconocer al otro, jamás supone callarse, doblegarse o arrodillarse. Reconocer al otro, jamás conduce a una actitud de esclavos. La esclavitud no es opción de vida en ninguna circunstancia.

Para Occidente una figura central, de nuestra cultura, fue Jesús de Nazareth, más allá que usted sea un divino ateo o profese una religión distinta a la cristiana; tan solo nombrar la palabra universidad, seminarios, problemas teóricos o pensar en la práctica de escribir e interpretar con rigurosidad, usted ya está inscrito lo ignore o no, en una tradición que se remonta al mundo monástico. Así que Jesús es una referencia, incluso para dar cuenta del año en que vivimos.

Pues bien, Jesús fue un hombre que apostó al perdón como principio, a poner la otra mejilla, al juzgarse primero a sí mismo antes que etiquetar a otros; pero jamás confundió esa postura con el callarse ante las injusticias. Precisamente, la muerte en cruz, fue producto de denunciar a los poderosos; de sacar del templo con violencia a los mercaderes, a quienes llamó hipócritas, sepulcros blanqueados, raza de víboras y siendo consecuente con su palabra y sus acciones, asumió responsablemente, las reacciones políticas de los poderosos frente a su denuncia.


La confusión del reconocimiento al otro con una ética jabonosa, es similar a confundir una cabeza de gallo con una cabeza de perro. La violación sistemática de los Derechos Humanos por parte del despotismo; la muerte de nuestros jóvenes en las manifestaciones convocadas por la Asamblea Nacional, los heridos, los torturados, son responsabilidad directa de los aparatos represivos del despotismo, tanto solo en el 2017 asesinaron de abril a julio a 124 personas; en 2019, de enero a mayo, asesinaron a 66 personas; según las cifras conservadoras de ACNUDH. Sí son responsabilidad de quien ejerce el poder despótico; pero también pesan en los hombros de quienes convocaron a salir, para enfrentar al régimen. Los muertos por causa de la utilización de las políticas sociales como control social, dígase desnutrición, falta de medicinas… son responsabilidad directa del despotismo. ¿Qué razón motiva para que se indulte, sin el debido proceso, a sus responsables?

Las declaraciones del diputado José Guerra, están en consonancia directa, con las declaraciones que realizó Stalin González al periódico digital “La Vanguardia.com”; quien luego afirmó que sus palabras estaban descontextualizadas, pero sin explicar cuáles afirmaciones eran cierta y cuáles no. Pero lo cierto del caso, es que el diputado Guerra lo hizo de forma clara y diáfana. Sus declaraciones, claramente, son el reconocimiento explícito que la línea política de cese a la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres; no solo que fracasó…que no será… eso no es lo grave; porque en política se puede cambiar de táctica, cuando no se obtienen los resultados esperados.  Lo peor, lo más grave, lo despreciable, lo éticamente inaceptable, es que intenta convencernos que lo deseable para el país es que la parranda de ladrones, corruptos y opresores, se les libere de cualquier responsabilidad política y jurídica, con el cuento del reconocimiento del otro.

Quiénes pensaron alguna vez que la mesita dirigida por el inefable Claudio Fermín y compañía era, para decir lo mínimo, un exabrupto… con las declaraciones actuales de nuestros diputados, tendrán que reconocer que son los nuevos líderes; porque su táctica y estrategia política, articulada con el despotismo, ha dado tanto resultado que ahora, es el argumento esencial de quiénes hace meses denunciaban  al déspota no solo como dictador y violador de los derechos humanos sino como capos y narco traficantes. ¡Qué tristeza!

PD: La duda incomprensible. ¿Por cuáles delitos pide perdón José Guerra y los diputados de la Asamblea Nacional? Él Afirmó: “El perdón no puede ser para los nuestros nada más. Tiene que ser para todos. Porque si no; no hay solución…”

08-04-20




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