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lunes, 13 de julio de 2020

Covid-19 exponencia los casos y la crisis por @goyosalazar



Por Gregorio Salazar


El crecimiento exponencial de la epidemia de covid-19 es ya una trágica realidad. Lo que comenzó hace poco más de cuatro meses con algunas decenas de casos al día se ha ido multiplicando por centenares: 242 nuevos casos el lunes, 282 el martes, 317 el jueves, 362 el jueves, mientras que las víctimas fatales pasaron de 80 y se acercan velozmente a un centenar.

A pesar de ese crecimiento alarmante, impresiona ver cómo la población no le atribuye ninguna credibilidad a esas cifras. Uno desea que el régimen no esté mintiendo porque de lo contrario estaríamos adentrando en una especie de zona fantasma, donde toda calamidad no conocida será posible.

Si bien el estado de aislamiento en el que se encontraba el país, con un flujo turístico insignificante, pocas líneas aéreas operando y sin vuelos directos desde Norteamérica retardó aquí la aparición del virus, teníamos una desventaja que no se vio en otros países: el reflujo de una parte de la diáspora ubicada en las zonas fronterizas de Brasil y Colombia.

Pertenecen esos venezolanos a los sectores más vulnerables de la población. Son los que sin forma de ganarse el sustento en su país destruido se marcharon a pie, a vivir el día a día, ganando para comer y pagar el día de pensión. La epidemia y la obligada cuarentena los dejó en situación de calle y decidieron emprender el regreso a un territorio donde al menos hallarán techo y la solidaridad de familiares y amigos.

Regresan no por la xenofobia ni con el virus vilmente inoculado por gobiernos enemigos, como falsariamente afirma Maduro, sino por necesidad extrema.


El reencuentro con su país no ha podido ser más ingrato: recluidos durante días en planteles educativos derruidos, con escasa comida y sin servicios. Se entiende que son medidas preventivas, pero no tendrían que vivirlas en condiciones infrahumanas ni sintiendo las descargas del discurso oficial, que los ha tildado hasta de traidores. La frontera es de por sí una zona donde los problemas de toda índole se multiplican y profundizan fuera de control.

El Estado Zulia desde hace días sobresale como uno de los focos más terribles de la enfermedad, que está dejando un saldo sumamente doloroso, especialmente entre el sacrificado personal médico, seis fallecidos en total, y paramédico, que fueron al comienzo de la crisis el principal muro de contención.

Los informes oficiales sobre la marcha de la epidemia, que son en cada país partes escuetos, estadísticos y circunscritos a la realidad sanitaria, ofrecidos además por expertos, en Venezuela ya forma parte de la incipiente campaña electoral para los comicios legislativos.

Ahora son ofrecidos en maratónicas y atosigantes cadenas, donde el jefe del gobierno se explaya en las supuestas bondades y extraordinarios logros de la revolución, mientras hace hablar desde distintas regiones del país a funcionarios del régimen y voceros partidistas que se expresan en forma sumisa y adulatoria, no puede ser de otra manera, para decir que en sus respectivas regiones viven el mejor de los mundos posibles.

La epidemia del covid-19 se ha convertido en el gran telón de fondo de la crisis nacional. Su incidencia en las muy deterioradas condiciones sociales y económicas de los venezolanos aceleran la caída por la pendiente en que Venezuela fue colocada por un régimen que controla todo, pero es incapaz de resolver un solo problema.

Maduro hace jugadas en el campo militar, fuente de todo poder, se bate por el oro o lo trafica y económicamente cubre el día a día, gracias a los mendrugos de sus aliados rusos, chinos e iraníes. Pero la crisis no se mantiene estática y será difícil que no se produzcan sobresaltos en los próximos meses.

12-07-20




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