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jueves, 4 de febrero de 2021

La vida de los venezolanos importa por @froilanbarriosf

Por Froilán Barrios

De entrada, el destino del género humano a todos nos debiera importar sin menoscabo alguno de razas, ni matices de color de piel, pues el homo sapiens se extendió por los siglos de los siglos por este pródigo planeta Tierra, aun cuando desde la prehistoria hasta el presente siglo XXI el relato universal haya registrado una constante: la discriminación racial como tara de la condición humana.

De tal manera que hoy, tras 2 décadas del siglo XXI, presenciamos múltiples persecuciones por xenofobia, como es el caso de la etnia de los uigures, grupo étnico musulmán de 10 millones de personas que durante siglos ha vivido en el noroeste de China, acusados de extremismo islámico y sometidos por el régimen de Xi Jinping a campos de reeducación; o los rohingyas, un grupo étnico de alrededor de 1 millón de personas, concentradas en el norte del estado de Rakhine, en Birmania; en Estados Unidos se ha remarcado el movimiento afroamericano Black Lives Matter, creado recientemente en el contexto de 2020 para luchar contra el racismo. Todos estos conflictos raciales han generado condenas de organismos internacionales entre ellos la ONU y la CPI en procura de los derechos humanos.


Entre tanto, ¿quién procura acciones en defensa de los migrantes venezolanos? De los más de 6 millones que componen la diáspora, más de 4 millones partieron a Suramérica y de ellos más de la mitad deambula a la intemperie a merced de mafias, víctimas de segregación y desprecio por los caminos que recorren. Si bien es cierto la OEA, la ONU, la UE, el Grupo de Lima y Estados Unidos se han pronunciado y suministrado recursos, dichas ayudas no solucionan integralmente la minusvalía de millones de migrantes en situación de vulnerabilidad y de sobreexplotación laboral, que llegan incluso a ser tratados como esclavos y a la explotación sexual.

Considero que la acción de los gobiernos involucrados, sea en la región andina o el Cono Sur, no consideran como prioritaria en sus políticas de Estado la atención urgente de esa inmensa masa humana. Aun cuando reconocemos que cada país tiene sus propios problemas nacionales, ahora agravados con el covid-19, no es menos cierto que sus gobiernos reciben explícitamente fondos para atender la migración venezolana y solo han maquillado sus ejecutorias.

¿Qué vemos en realidad? Pues a Perú, Ecuador y Colombia reforzando sus fronteras para “frenar a los migrantes ilegales”. La “valiente acción” de Perú consistió en enviar la semana reciente 1.200 soldados con carros de combate a su frontera con Ecuador para impedir el ingreso de venezolanos con la excusa del covid 19; este último país, por su parte, envió tropas para arrinconar a una población indefensa, hambrienta, que anda como paria mendigando la subsistencia.

Además de la pandemia, la otra excusa es que son ilegales, argumento ridículo pues las fronteras están cerradas para los venezolanos. En América Latina solo hay relaciones formales con Bolivia, Argentina, México y por supuesto Cuba, con los que se mantienen vuelos permanentes. La salida del territorio nacional es en todo sentido una odisea, incluso con visa y pasaporte vigente.

Entonces, ¿a quién debiera importarle la vida de los venezolanos?

Pronunciar el nombre de Maduro es un insulto al pueblo venezolano, pues su gestión es la que ha promovido el éxodo más notorio de la historia continental, solo superado por el colombiano a Venezuela y el de México y Centroamérica a Estados Unidos. Por cierto, es tal el cinismo del tirano que recurre a la gesta de nuestros libertadores para reclamarles la falta de atención de gobiernos extranjeros a quienes son víctimas del saqueo nacional, rematada con las arengas de diputados a la fraudulenta Asamblea Nacional, dirigidas a asaltar las viviendas propiedad de los migrantes.

El gobierno interino debiera hacerlo, pero no ha asumido integralmente como prioridad la asistencia a los millones de migrantes en situación vulnerable, que debiera ser coordinada con la comunidad internacional y los gobiernos de los Estados donde reside la mayoría de la diáspora venezolana, cuya condición de miseria es, conjuntamente con el saqueo nacional, la demostración ante el mundo de la condición criminal de la dictadura que ha expoliado a nuestro país.

03-02-21

https://www.elnacional.com/opinion/la-vida-de-los-venezolanos-importa/

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