EWALD SCHARFENBERG 2 JUL 2014
El teniente coronel Yoel
Acosta afirma que "la renuncia es inevitable; más tiempo es un sacrificio
inútil”
Un fundador de la logia militar de la
que surgió el
expresidente de Venezuela Hugo Chávez, pide la renuncia del actual jefe de
Gobierno, Nicolás Maduro. Se trata de Yoel Acosta Chirinos, uno de los cuatro
tenientes coroneles que, junto con Chávez, comandaron la intentona para
derrocar en febrero de 1992 al entonces mandatario, Carlos Andrés Pérez.
El pasado lunes, en una declaración
conjunta con otro exoficial disidente, Carlos Guyón, Acosta pasó revista a la
crisis económica y de gobernabilidad que azota a Venezuela para concluir: “La
renuncia de Maduro y sus ministros es inevitable; más tiempo es un sacrificio
inútil”. Acosta también convocó a sus antiguos camaradas de las Fuerzas Armadas
a “asumir su misión histórica de salvar la democracia”.
El exteniente coronel formó parte del
MBR-200, la logia que Chávez y otros pares —como los entonces oficiales Jesús
Urdaneta, retirado; Francisco Arias Cárdenas, hoy gobernador del estado de
Zulia, y Raúl Baduel, confinado en una cárcel militar desde hace cinco años—
constituyeron en secreto en 1983, año bicentenario del nacimiento del prócer
venezolano Simón Bolívar, para conseguir el poder. Desde el inicio de la
autodenominada revolución bolivariana, en 1998, Acosta
ha dado y retirado su apoyo con intermitencias. En la actualidad se disputa
con Eustaquio Contreras, veterano dirigente de la izquierda socialdemócrata, el
control de Vanguardia Bicentenaria Republicana (VPR), un grupúsculo satélite de
la coalición chavista.
Casi al unísono, pero desde el estado
de Mérida (región andina de Venezuela), Florencio Porras, que fue gobernador
por ocho años de esta región por el Partido Socialista Unido de Venezuela
(PSUV) y también exoficial del ejército que participó en la asonada de 1992,
aseguró: “Estamos viviendo la antirrevolución”. Porras rompió con el PSUV en
2012, cuando volvió a presentarse como candidato independiente al gobierno
regional. En sus declaraciones al periódico local El Universal de Caracas, se
mostró crítico a la decisión emitida por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ)
la semana pasada, que permite al personal militar participar en actos de
proselitismo político.
“Vamos a ver si esto se parece a lo
que nosotros decíamos que debía hacerse”, manifestó, refiriendo a los
documentos fundacionales del chavismo castrense.
Ambas declaraciones parecen hacerse
eco del ruido de sables que, de acuerdo con diversos columnistas, proviene de
los cuarteles.
La descompresión en el oficialismo,
cuyas primeras manifestaciones abiertas de disidencia al alto nivel se
conocieron hace tres
semanas con una carta del defenestrado ministro Jorge Giordani, se expresa
también con un resquebrajamiento en el respaldo de las Fuerzas Armadas al
chavismo, del que ha formado parte sustancial aunque diferenciada. El propio
Gobierno le ha dado pábulo a las murmuraciones con su denuncia constante de un
golpe de Estado en permanente desarrollo. En marzo pasado, el presidente Maduro
dio a conocer la detención de tres altos oficiales de la Fuerza Aérea que,
según sus palabras, pretendían alzarse “contra el gobierno legítimamente
constituido” y tenían “vínculos directos con la oposición”.
Este martes, el jefe del Comando
Estratégico Operacional de las Fuerzas Armadas, el general del Ejército
Vladimir Padrino López, debió salirle al paso a los insistentes rumores. “El
tema de desconocer el liderazgo del presidente de la República está
descartado”, afirmó durante una entrevista televisada. “Nosotros no vemos en la
Constitución ninguna figura que diga si la salida es la renuncia aún si es
obligada o inducida, como trataron de hacerlo con la violencia en el país en
meses pasados”.
Otro de los complotados en los putschchavistas
de 1992, Freddy Bernal, emitió en las últimas horas unas declaraciones que
suponen una crítica, hasta ahora impensable, a la conducción de la economía por
parte del Gobierno revolucionario. ““Por alguna razón no supimos gerenciar
adecuadamente (...) las empresas expropiadas y las llevamos al fracaso”, dijo
en una entrevista concedida el lunes al canal privado Globovisión. “No estaría
mal para el Gobierno tener asesores económicos que no solo sean chavistas, sino
que también sean economistas”, siguió Bernal, un exagente de operaciones
especiales de la policía que sirvió como Alcalde de Caracas entre 2000 y
2008.
La seguidilla de declaraciones
prolonga el
efecto de la carta de Giordani, difundida el pasado 14 de junio. En ella,
el ministro de Planificación y mentor intelectual de Chávez, despedido apenas horas
antes por Maduro ante el calamitoso estado de la economía, denunciaba la
ineptitud del presidente, a la vez que alertaba acerca del ascenso de un nuevo
sector que se prepararía para captar la renta petrolera mediante las
influencias y la corrupción.
La misiva sirvió de pistoletazo de
partida para un intercambio público de acusaciones y contraataques entre los
círculos del oficialismo más cercanos al Gobierno, por un lado, y los sectores
que se ven a sí mismos como custodios del chavismo primigenio, por otro.
Maduro, que para controlar los
desarreglos de la economía parece haberse decantado por una facción pragmática
y poco alérgica a los negocios que encabeza el ministro de Petróleo, Rafael
Ramírez, anunció que durante la primera quincena realizará una “revisión
exhaustiva” del funcionamiento de su gobierno, a fin de reestructurarlo. En el
mismo evento donde hizo el anuncio, el pasado sábado, Maduro llamó a “pasar la
página de las peleas y las cartas”. “¡Ya está bien! Ya nos dijimos todo lo que
nos teníamos que decir, listo, pero ahora, la mano está extendida y el abrazo
listo para dárselo a todos los compañeros”, dijo, tratando de capear el
temporal de forma infructuosa. Las expresiones públicas de disenso se suceden,
dejando pistas para radiografiar las fracturas internas que sufre el
oficialismo.
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