Por Yedzenia Gainza, 09/05/2017
Una de las grandes frustraciones de la diáspora venezolana es no poder
estar en las calles de nuestro país protestando junto a todos los demás. Es
inexplicable el dolor que se siente al ver cómo esta dictadura intenta diezmar
a la población a través de formas tan perversas como: dispararle bombas a
quemarropa, obligarle a tirarse a la cloaca más grande del país para no morir
tiroteada, negarse a abrir un canal humanitario para mitigar la escasez de
comida y medicinas, atacar
hospitales y viviendas, juzgar civiles en tribunales militares, utilizar
las tanquetas como aplanadoras… En fin, una sanguinaria pesadilla.
Es aterrador estar en medio de semejante situación. También es
tremendo vivir en cualquier lugar del mundo con la angustia de perder a un
ser querido a manos del hampa, o lo que es lo mismo, de la dictadura. Es una
tortura no poder tomar el primer vuelo con destino a Caracas para enfrentar
allí las feroces cargas de gas, balas y metras con las que violando el
derecho internacional, uniformados y paramilitares atacan sin piedad a un pueblo
hambriento de alimentos, justicia y democracia.
Necesito un argumento que justifique que esta haya sido la cena, hoy, de los niños hospitalizados en el JM d LosRios pic.twitter.com/d82gSjV3fG— susana raffalli a (@susanaraffalli) 24 de abril de 2017
Aunque no éramos capaces de imaginar tanto sadismo, las acciones de
Nicolás Maduro y demás represores han dejado de sorprendernos. Pero como no
estamos en los años treinta, tampoco al otro lado del Muro de Berlín (por más
que lo parezca), ni mucho menos en la época en la que los petrodólares
compraban amigos
alrededor del globo, ya no es tan fácil tapar el sol con un dedo. Una de
las ventajas de vivir en el siglo XXI es el poder de Internet, la herramienta
que rompió la barrera espacio temporal y nos permite saber en tiempo real lo
que de verdad está pasando en Venezuela, convirtiendo en insuficiente todo el
inútil sistema de medios de comunicación al servicio del tirano.
GNB lanza bombas lacrimógenas en un colegio ubicado en El Paraíso hoy #8M a las 2:40 p.m. pic.twitter.com/YTChJOiJC1— El Nacional (@ElNacionalWeb) 8 de mayo de 2017
La propaganda que habla de un gobierno extraordinario, con un sistema
de salud envidiable, tan preocupado por la alimentación de sus ciudadanos que
les hace llegar cajas de comida a sus casas, un sistema educativo que como
churros produce egresados en lo que sea, y que enarbola la bandera de un
patriotismo exacerbado en pie de lucha contra un montón de guerras imaginarias
declaradas por un imperio que casualmente no ataca a ningún otro país de
la región, es la misma que con patriotismo y todo se va al carajo cuando los
grandes defensores del chavismo son sorprendidos haciendo la compra en
supermercados de Oranjestad o Miami, cuando pasean alegremente por las calles
de Madrid, París, Ginebra o Nueva York. Porque las virtudes del chavismo deben
vivirlas obligatoriamente millones de venezolanos, especialmente aquellos que
hurgan en la basura para engañar al estómago, pero no los hijos de Hugo Chávez,
Jorge Rodríguez, Diosdado Cabello y un sinfín de sinvergüenzas que, salvo el
desfalco hecho al tesoro nacional, jamás podrían mantener con guardaespaldas y
todo a su prole en países capitalistas tan caros y distantes de la
“revolución bonita”.
Hasta en Australia los persiguen. Venezolana reclama a hija de Jorge Rodríguez situación en Venezuela.pic.twitter.com/RXGJ6OvLpz— RCTV.net (@RCTVenlinea) 8 de mayo de 2017
Demostrando su prepotencia (además de una gran falta de inteligencia)
los voceros de la dictadura se permiten dar charlas sobre derechos humanos en
lugares tan remotos como Aranjuez, mientras en diferentes regiones del país
asesinan uno tras otro a jóvenes manifestantes. Sabemos que las misiones
diplomáticas de Venezuela no son más que sucursales del chavismo destinadas a la
propaganda que con ayuda de muchos interesados pagados durante años con dinero
público, intentan esconder lo que realmente ocurre en nuestro país. Son
innumerables los pasaportes diplomáticos que con el sagrado nombre de nuestra
Venezuela han sido utilizados para privilegiar a personas cuyo único “mérito”
es ser familiar
o amigo
de algún miembro del régimen, y hasta el peluquero
de la hija de Hugo Chávez. Tan evidente ha sido la corrupción durante las
dos últimas décadas, que los únicos que justificadamente se encuentran en el
extranjero, son los dos sobrinos de Nicolás Maduro que están en una cárcel de
Nueva York por planificar el traslado de 800Kg de cocaína (sí, ochocientos
kilos) en un viaje que, por supuesto, no hicieron en burro.
Es cierto que los hijos no son responsables de los crímenes que cometen
sus padres, pero si hacen la vista gorda sabiendo que con el salario de un
funcionario público venezolano no se puede pagar una vida de opulencia y
despilfarro, dejan de ser inocentes para convertirse en cómplices. Son tantos
los “revolucionarios” que gozan de una vida maravillosa en el extranjero
mientras los verdaderos dueños del dinero hacen largas colas para poder comer,
que es imposible pasar desapercibidos, y más aún cuando no hacen otra cosa que
vanagloriarse de los lujos que gozan gracias a los litros de sangre
vertida a lo largo y ancho del país. Es por eso que cada día en diferentes
puntos del mundo los enchufados son increpados por venezolanos que tuvieron
que salir del país que destruyó esa mafia llamada chavismo. Es por eso que
suizos, australianos, belgas, etc., se sorprenden al ver en sus tranquilas
calles a personas gritando de dolor exigiendo explicaciones a una cuerda de
parásitos que sin la menor vergüenza ríen mientras los hogares venezolanos
están de luto.
En Suiza le gritan al Embajador de Venezuela pic.twitter.com/BSzZw4Suqk— CATERINA VALENTINO (@CATERINAV) 2 de mayo de 2017
De Venezuela hemos salido alrededor de dos millones de personas, muchos
médicos están trabajando de repartidores, ingenieros de taxistas, contadoras
como servicio doméstico. Muchos trabajan durante largas jornadas para poder
sobrevivir y tener aunque sea 50 dólares con qué comprar comida a la familia
que dejaron en Venezuela. Muchos otros tienen empleos mejores y se pueden
permitir una vida menos dura, pero eso no calma el dolor de haberlo dejado
todo en la tierra que nos vio nacer y donde a pesar de sus imperfecciones
éramos felices hasta que un grupo de delincuentes la llevó a la ruina.
Precisamente esa gran diáspora generada por el chavismo seguirá gritándole a
todos los enchufados lo que son. Seguirá avergonzándolos en cualquier parte del
planeta para que sus nuevos vecinos y amigos sepan cómo llegaron a vivir como
viven, cuánta sangre se ha derramado para mantenerlos, de dónde sale el dinero
para guardaespaldas, vacaciones y compras. Y lo haremos no solamente en
perfecto castellano, sino en inglés, italiano, francés, alemán, árabe o
cualquier otro idioma del país donde ustedes viven por capricho y los demás por
necesidad. Los increparemos hasta que el aire que respiren les huela al gas con
el que atacan las protestas, que lo que coman les sepa al agua del Guaire, la
imagen de los cadáveres o el eco de las balas invadan sus sueños, hasta que
bajen la cabeza por haber parrandeado a costa del sufrimiento de millones de
personas y sientan náuseas por llevar en sus venas sangre de asesinos.
Asuman que este es el impuesto por disfrutar de dinero mal habido, que
no encontrarán rincón del mundo donde esconderse de la justicia, que no habrá
día en el que caminen sin temor a ser repentinamente perseguidos por un venezolano
gritándoles lo que son. Sepan que no habrá paz para los enchufados.
Videos y fotos:
@RCTVenlinea
@ReporteYA
@CaterinaV
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