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viernes, 1 de septiembre de 2017

Socialismo en armas: avance de las milicias en Venezuela, por @angelarellano





Ángel Arellano 31 de agosto de 2017
@angelarellano

En los últimos días a través de medios de prensa, Whatsapp y demás redes sociales, han circulado cientos de fotografías y videos de los nuevos operativos públicos que el gobierno de Nicolás Maduro ha llevado a cabo en diversos puntos del territorio venezolano para entregar fusiles y equipamiento militar a ciudadanos comunes con motivo del programa de fortalecimiento de las milicias bolivarianas en “defensa de la revolución”[1].

Maduro informó que aspira que  el cuerpo de milicianos llegue a 900 mil (con la participación de apenas 200 mil funcionarios de las Fuerzas Armadas[2]), y que han sido aprobados cuantiosos recursos para financiar estas actividades[3] en una Venezuela cada vez más moribunda, sin alimentos, medicamentos ni productos básicos para atender a su población. En consecuencia, las cadenas de medios estatales amplificaron la difusión de mensajes audiovisuales mostrando la distribución de armamento a jóvenes, adultos acompañados de niños e incluso personas de la tercera edad.

El régimen ha aprovechado las recientes declaraciones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, donde éste no descarta medidas militares contra la dictadura del Partido Socialista Unido de Venezuela, y las sanciones económicas impuestas a jerarcas del chavismo que poseen fortunas en territorio norteamericano, para justificar la escalada armamentista. La conformación de las milicias avanza en pueblos y ciudades mientras al mismo tiempo Maduro insiste durante sus alocuciones en hablar con Trump, pidiendo diálogo y solicitando a los países de la región una cumbre “a puerta cerrada” para hablar del conflicto político venezolano[4].

¿Quiénes son los milicianos?

Los nuevos "milicianos": gente que no tiene idea de defensa ni de seguridad. No son funcionarios policiales, solo personas comunes que apoyan, la mayoría por obligación o miedo de perder sus puestos de trabajo, el régimen. Algunos van incluso amenazados. Si no se alistan, pasan a ser parte del resto de la ciudadanía, la disidencia, los enemigos. Si no aprietan el gatillo, terminarán perseguidos, presos o torturados como ha sucedido con miles de opositores en los últimos meses.

Armas de gran calibre en manos de gente que no sabe de su manejo, vendidas a Venezuela por Rusia y otros proveedores que apoyan el baño de sangre y represión en cualquier parte del mundo. Armas que no se usan para combatir la delincuencia, el narcotráfico ni para defender a la gente. Son el instrumento "anti-imperialista" para amedrentar, perseguir y asesinar a los detractores.

¿Cómo prevenir un incidente doméstico en los miles de hogares que reciben estos fusiles? Adolescentes, padres, madres, abuelos y abuelas con armas y municiones. Que no tendrán comida en la mesa o medicinas para sus enfermos, pero sí pólvora en nombre de la revolución y del socialismo. Milicianos que provienen de cerros y barriadas populares tomadas por el hampa. Mientras entregan los fusiles, los delincuentes se frotan las manos. Más armas para el pueblo. ¿Cómo aspirar a que descienda el número de asesinatos en las protestas? ¿Cómo prevenir un error, un disparo equivocado? ¿Cómo evitar que decenas o cientos de esos miles quieran darse baños de autoridad ajusticiando a sus anchas?

¿Qué sigue? ¿Qué hacemos desde nuestro lugar?

En todo el mundo todavía hay dirigentes políticos, intelectuales y profesores universitarios que apoyan este desastre, ilusionados por la ficción de un nuevo socialismo. El reto de la comunidad latinoamericana es generar conciencia sobre lo que sucede en Venezuela. Llevar esta alarma a todo el mundo y presionar desde nuestro lugar. Venezuela es el nuevo estado fallido donde se siembra el horror y la miseria. Un país al margen de toda legalidad. Una nueva Cuba defendida por los románticos que desde la comodidad de su teclado, o la tribuna de un medio de comunicación, o la tarima de un salón de clases, hablan de inmolarse por la utopía cuando una manada de mafiosos y narcos humillan a toda una sociedad matándola de hambre, enfermedad y miedo.

La democracia está amenazada y América también. No por el pueblo venezolano que lucha diariamente contra la dictadura, sino por esta banda de delincuentes que controlan un país petrolero.

[1] La Milicia Nacional Bolivariana fue creada por Hugo Chávez mediante decreto presidencial en elaño 2007 con la finalidad de crear un cuerpo de milicianos civiles como complemento la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB). Está compuesta por la Reserva Militar y los cuerpos combatientes. Desde su creación se informó que la expectativa era tener un millón de milicianos inscritos y activos. Con el inicio de sus operaciones la Milicia ha estado en permanente formación para el manejo de armamento pesado por parte de los componentes de las FANB: Ejército, Armada, Fuerza Aérea y Guardia Nacional.

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