Por Piero Trepiccione
Los países de la región y
el hemisferio entero vieron siempre con recelo y discreción la
evolución de la revolución bolivariana desde que llegara al poder. Un
gobierno de esta naturaleza no era la primera vez que se establecía
en América Latina.
Durante la llamada “guerra
fría” protagonizada por la extinta Unión Soviética y los Estados
Unidos, diversos países de la región cayeron bajo la influencia del polo del
este. Cuba, en primer lugar, en 1959 con el derrocamiento de Fulgencio Batista
y la entrada en escena continental de Fidel Castro, se convirtió en un
tema de enormes conflictos geopolíticos que casi culmina con un enfrentamiento
directo entre las dos superpotencias en 1961 con la denominada “crisis de los
misiles”.
Luego de este episodio
de confrontación ideológica y geoestratégica continental, la región
siguió recibiendo impactos en el marco de la bipolaridad fría con el
caso de Chile y la llegada al poder de Salvador Allende y
algunos países centroamericanos que vivieron guerras fratricidas por la
incapacidad de procesar la influencia de soviéticos y norteamericanos en
términos pacíficos.
Sin embargo, los mecanismos
de la guerra fría y la activación de los países de la región lograron
poco a poco ir desactivando los conflictos y limitando la influencia
de Cuba sobre algunos países vecinos. Pero el elemento esencial del
caso venezolano, y que prácticamente todos los servicios de inteligencia
pasaron por alto, fue el marco en el cual se fue desarrollando la influencia
desde Venezuela y con apoyo petrolero hacia diferentes países sin necesidad de
un padrinazgo geopolítico parecido al marco de la guerra fría.
Así, muchos países de la región
prefirieron hacer “buenos negocios” con la revolución bolivariana y
no limitarla o contrastarla en foros internacionales, como la OEA y
otros, para no perjudicar sus intereses económicos y geoestratégicos.
Hasta que las cosas se
fueron complicando de tal manera que, hoy por hoy, el destino de América Latina
y del hemisferio entero se resiente por doquier dada la influencia de la
magnitud de la crisis en Venezuela y el fenómeno migratorio;
similar o más agudo que el de Siria, un país al otro lado del mundo que
trastocó incluso, las bases de la política europea de los últimos tres años.
Por eso, nuestro país está
en el foco de muchos gobiernos y pueblos de la región porque está impactando
sobremanera los indicadores socioeconómicos y sociales de países como Colombia,
Brasil, Panamá, Argentina, Chile, República Dominicana, Perú, entre otros. Por
eso la preocupación continental sobre el destino de la democracia
venezolana.
El problema es que la guerra
fría pasó y ahora el conflicto venezolano tiene una presencia de Rusia, China,
EEUU, la Unión Europea y la influencia sub-regional de Brasil y Colombia y los
formatos de la guerra fría no aplican en nuestro caso. Por ello, es
una situación exclusiva y compleja cuya definición está en fase de
ensayo. Ojalá sea válida y democrática la fórmula que se está gestando.
10-02-18
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico