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jueves, 10 de mayo de 2018

Gobierno Sinvergüenza, por @raguilera68




Reinaldo J. Aguilera R. 09 de mayo de 2018

En los tiempos que hoy vivimos en Venezuela, con la tragedia humana que se observa día tras día, no deja de llamar la atención la opulencia y hasta el cinismo que derrochan muchos en el alto gobierno de la “República Bolivariana”; es sencillamente increíble en algunos casos como abiertamente los llamados “enchufados” o protegidos por el gobierno y otros directamente beneficiados de toda esa desigualdad, no quisieran que el país cambie, por el contrario que permanezca como está o quizás peor, para continuar desangrando a la nación.

Mientras por un lado sucede lo que les explico, por otra parte con el paso de las horas todo se deteriora, enmarcando a nuestro país en el concepto de Estado fallido, que es una idea contemporánea que da cuenta básicamente de las problemáticas, deficiencias e imposibilidades de ciertos Estados para responder a las diversas demandas que hacen sus ciudadanos.

En el caso Venezolano específicamente, se materializan todos los escenarios y se le agrega además el acto en el que el propio estado se opone a sus ciudadanos  con violencia y el uso desproporcionado de la fuerza, cuándo dicho estado ya no tiene elementos de valor para responder.

Vale la pena recordar que fueron los internacionalistas Herman y Rartner, a principios de la década de los años noventa, los primeros en utilizar el concepto de Estado fallido, los analistas presentaron un nuevo modelo a través del cual un Estado llegaba a ser totalmente incapaz de mantenerse como un miembro de la comunidad internacional, con derechos pero también con deberes al no poder responder con eficiencia y eficacia a las demandas de sus gobernados.

Cabe destacar que según estos autores, un Estado fallido se configuraría al presentarse el escenario, en el cual dicho estado colocara en peligro a sus propios ciudadanos y con esta acción amenazaría a sus Estados vecinos, a causa del flujo de refugiados, inestabilidad política, conflictos y otros factores determinantes; por cierto, si les parece conocida la descripción, es justamente porque nuestro país se enmarca en el análisis teórico que les explico y eso mis respetados lectores es muy grave.

Me atrevo incluso a agregar que no solamente el régimen del señor Maduro es simplemente un estado fallido, es además un gobierno sinvergüenza y lo es porque ante el cumulo de situaciones que se presentan a diario, tales como: protestas por falta de alimentos, de insumos básicos, de medicinas, por cortes eléctricos, por fallas en el suministro de agua y otras que no vale la pena mencionar, se burla de sus ciudadanos, de todos, incluso de aquellos quienes votaron ilusionados por el proyecto ¨Revolucionario del Siglo XXI¨ y fueron engañados, es un gobierno que busca evitar las protestas utilizando la fuerza pública, al mismo tiempo que manejando a su antojo las instituciones que son de todos los venezolanos y que mantiene dominadas justamente por el modelo prácticamente dictatorial que ejerce, impidiendo que existan las válvulas de escape naturales,  bloqueando todos los caminos pacíficos, con el único fin de perpetuarse en el poder.

Es muy preocupante y hasta triste diría yo, darnos cuenta como el día domingo próximo pasado, el órgano rector de los procesos electorales (CNE), efectuó un “simulacro” en el cual muchos de quienes manejaron y controlaron dicho evento, estaban abiertamente uniformados con ropas plenamente identificadas con el candidato y el partido político de gobierno, manipulando todo el material que debería estar bajo la custodia y manejo “imparcial” de personal del ente electoral; ésa es la degradación y el control institucional del que hablamos; ésa es la manera de gobernar a el país que fue faro de democracia para toda Latinoamérica 30 años atrás.

Para poder enfrentar lo que aquí sucede y el panorama que cada vez luce menos alentador, todos los que queremos que esto cambie debemos hacer un acto de conciencia ciudadana, hacerlo como aporte fundamental en el intento de ser mejores cada día,  también por nuestros hijos a quienes a cada momento inculcamos valores y para quienes deseamos un futuro mucho mejor que el actual presente, finalmente por un país, que aun siendo saqueado y golpeado, que sigue siendo noble y espera lo mejor de su gente.

La anterior reflexión obedece a la necesidad ya inocultable de una mayoría que desea un cambio para Venezuela y que teniendo la posibilidad de lograrlo por un mecanismo cierto y constitucional, se topa con la realidad de un gobierno que por todos los medios coloca trabas y obstruye el curso natural de un proceso anhelado por muchos.

Por lo pronto como todo lo que inicia también termina, cada acto que ejecute el presente mal gobierno y que vaya en contra de los derechos humanos fundamentales, no prescribirá y los responsables tendrán que enfrentar a la justicia tarde o temprano, de eso que no quede duda; entre muchas cosas por irresponsables, por antidemocráticos, por tener doble moral y sobre todo por sinvergüenzas, así de simple y sencillo.


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