Por Eduardo Matute
El colapso de Venezuela no
tiene precedentes en la historia, tanto en Latinoamérica como en el resto del
mundo. Para Miguel Ángel Santos, quien viene estudiando desde hace años, la
construcción de este colapso advierte lo que podríamos llamar “una tormenta
perfecta”: El Producto Interno Bruto (PIB) en 5 años ha caído un 44.9%, a la
vez, las importaciones, en el mismo período han disminuido en un 75.1%,
mientras que la tasa inflacionaria (estimaciones del FMI), alcanzará en el
2018, a un millón por ciento. En medio de esta hecatombe, desde el Estado
se prosigue controlar a las organizaciones y espacios que la sociedad
venezolana ha construido desde hace por lo menos 70 años.
En este contexto avanza, a
pasos agigantados, una grave situación de emergencia humanitaria, que pone en
peligro la vida de amplios sectores de la sociedad venezolana y
que amenaza, sobre todo a los ciudadanos más vulnerables (adultos
mayores, discapacitados, enfermos crónicos y especialmente las madres de niños,
niñas y adolescentes en situación de pobreza.
Diversas voces hablan ya de
la resistencia. Se dice que hay que insistir y resistir. Preservar y ampliar
los espacios democráticos, denunciar los actos dictatoriales y exigir el
cumplimiento de la constitución. Adicional a esa resistencia política, se
encuentra la solidaria.
En el día a día, la
solidaridad se expresa en la organización de la población. Organización que se
puede realizar desde los espacios de la sociedad civil. Es un mecanismo idóneo
para hacer resistencia a un poder cuya misión es el copamiento de los espacios
democráticos, tanto en la actividad política como en el resto de las
actividades de la sociedad.
Para resistir ahora y para
prefigurar el futuro de Venezuela, 30 organizaciones comunitarias suscribieron
un pacto este 24 de julio, que denominaron “Compromiso con Caracas”, en el
cual acuerdan construir un espacio de encuentro y articulación entre barrios y
urbanizaciones, un espacio para promover la solidaridad y el tejido social
frente a la hiperinflación, la crisis de la salud y el colapso de los servicios
públicos, que se expresa en una primera dimensión, en el Centro Comunitario de
Caracas.
Es un nuevo espacio
físico destinado a la educación ciudadana para la participación, para el
encuentro y la articulación entre agrupaciones comunitarias, para el
entretenimiento y el crecimiento personal y, muy especialmente, para
resistir ante el intento de control de los espacios de la sociedad y
prefigurando la Venezuela del futuro desde lo local, desde lo cotidiano,
organizando y relacionando redes solidarias alrededor de la comida y las
medicinas, buscando juntos soluciones para la crisis en agua, electricidad y transporte.
Los esfuerzos ciudadanos en
procura de aliviar los graves problemas de suministro y calidad de los
servicios pueden multiplicarse si logran su articulación y la atención de las
personas en situación más vulnerable. Expandir y consolidar iniciativas como la
del “Compromiso con Caracas”, son de enorme importancia en estos momentos
Agradezco la información
suministrada por @tibairealtuve, @pedrodelmedico y @santanaelias para
la redacción de esta nota.
El
Centro Comunitario de Caracas se encuentra en el Centro Comercial El Marqués
(Final Av Rómulo Gallegos)
10-08-18
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