Páginas

lunes, 1 de abril de 2019

El caso Venezuela por @polis360



Por Piero Trepiccione


Por el entrecruzamiento de factores e intereses, la descomposición social y política, la compleja dimensión de la crisis económica, el rasgo geopolítico y geoestratégico que la compone, la desarticulación organizativa interna, la creciente migración de millones de venezolanos hacia la región,  la importancia energética del país, el creciente deterioro en materia de derechos humanos y la composición de los cuadros de apoyo a los factores internos de poder, hacen de Venezuela un caso demasiado particular. Un caso que está adquiriendo ribetes internacionalescon extremada rapidez y al cual, cada día se suman elementos que aceleran el camino hacia una “alta definición”.

Federica Mogherini, la más alta vocera de la diplomacia europea, ha calificado a Venezuela de una forma demasiado elocuente: “es un problema global” dándole un peso diplomático y político sin par en estos últimos años. Esta calificación da cuenta del respaldo que ha recibido Juan Guaidó por parte de más de cincuenta países alrededor del mundo al formato de presidencia interina que ha asumido desde su posición como líder de la Asamblea Nacional (poder legislativo). Por tanto, sobre Venezuela se mueven toda la diplomacia y las agencias de inteligencia del hemisferio occidental y de otras latitudes, tratando de consolidar una transición que detenga la ola migratoria y el impacto de su crisis. Pero, también se suman otros elementos que particularizan nuestro caso.

La diplomacia china ha sido una caja de pandora con el caso Venezuela. El tradicional pragmatismo de la potencia oriental más apegado a los temas económicos que a los  políticos,  ha mostrado una nueva cara. China se ha venido pasando de la raya con Venezuela. Ha desplazado su tradicional prudencia diplomática por una cada vez más encarnizada defensa del gobierno de Nicolás Maduro. Ha tomado posición clara y abierta cerrando puertas contra la oposición venezolana y jugando cuadro cerrado con Rusia. Aunque se entienden los compromisos económicos de la administración Maduro con el gigante asiático, es mucho más grande la interdependencia con la Unión Europea y con los Estados Unidos que –en teoría- deberían hacer más prudente su posición con respecto a Venezuela. Pero pareciera que el caso venezolano está inaugurando una nueva forma de hacer política de los chinos cuyas consecuencias las verá el mundo en un mediano plazo.


La diplomacia rusa también juega

En cuanto a los rusos, Venezuela les ha caído como anillo al dedo. Los deseos de grandeza de Putin han sido facilitados por un aliado además de gratuito, excelente comprador de armas y de una enorme importancia en la región. Con Cuba, los soviéticos ponían el dinero y el desgaste. Con Venezuela, reciben dinero y una pieza de ajedrez que pueden mover para sus grandes negociaciones globales. Tremendo negocio para los rusos, que tienen una “extrañísima” situación de complejidad en su relación Putin-Trump, con la cual han venido recuperando terreno en el concierto internacional de naciones.

En medio de todo esto, el “pueblo”  sufre lo indecible cada día y poca importancia tiene en el juego global. Es un actor que frecuentemente es ignorado o minimizado en los cálculos políticos y diplomáticos que se hacen. Pero la realidad cuenta y mucho, en el caso venezolano. Las agencias yerran en sus cálculos si no ven el deterioro enorme y con velocidad creciente de una población sometida a un desgaste físico y emocional similar a una especie de laboratorio humano donde se busca “quebrar” la voluntad de cambio. Esa “bomba social” puede precipitar acontecimientos particularísimos asociados al caso Venezuela. Están a la vuelta de la esquina aun cuando se trate de ignorarlos “olímpicamente.

31-03-19




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico