Por Marino Alvarado
Un popular refrán dice
“Jalisco nunca pierde y cuando pierde arrebata”. Tan pocas palabras describen
perfectamente al gobierno de Nicolás Maduro en materia de competencia
electoral. No admite ser perdedor, pero peor aún, recurre a todo tipo de
irregularidades para no perder.
No hay duda de que la
convocatoria a elecciones presidenciales para el mes de abril es
una trampa legalizada. Una celada acordada con un árbitro que no es
imparcial. Un árbitro que incumple el mandato del artículo 294 de la
Constitución que impone a los órganos del poder Electoral actuar con
independencia y transparencia.
El gobierno con una
convocatoria apresurada se garantiza un amplio ventajismo. Acostumbrado a
usar y abusar de los recursos del Estado para promover sus
candidatos, no tendrá ninguna vergüenza en derrochar el erario público. Junto a
ello usará la amenaza a los empleados del sector público con el chantaje que si
no votan por el candidato del gobiernopodrán ser despedidos.
De la dictadura no puede
esperarse un proceso transparente e igualdad de condicionespara
competir. Un gobierno que no es democrático recurrirá a todas las
maniobras posibles para perpetuarse en el poder. América Latina está llena de
esas maniobras dictatoriales. Pero también de experiencias, que nos enseñan que
aún así los dictadores pueden ser derrotados. Una avalancha de
votos no podrá ser detenida por más triquiñuelas que implementen. Y eso puede
suceder el día de las elecciones. Ya ocurrió con la contundente derrota que se
le propinó en las elecciones parlamentarias de 2015. Así que hay motivos para
tener esperanza de cambio.
Que la dictadura recurra al
ventajismo no quiere decir que debamos aceptarlo pasivamente, no. Por vías
pacíficas, y usando los mecanismos que la constitución nos brinda, debemos
exigirle al Consejo Nacional Electoral, entre otras peticiones:
Que se abra el registro
electoral para que nuevos votantes puedan ejercer su derecho
humano a elegir.
Que se adopten las medidas
necesarias para que los y las venezolanas que se encuentran en
el exterior puedan ejercer su derecho al voto.
Que se permita
una observación internacional confiable y un amplio despliegue sin
restricciones de los medios de comunicación para que informen del desarrollo
del proceso de votación y de escrutinio.
No es tiempo para la
resignación. Y mucho menos para darse por derrotados sin competir. Los que
actúan como Jalisco también pierden y muy posiblemente dentro de poco estaremos
celebrando su derrota. Con la frente en alto, optimistas y con la seguridad que
la dictadura puede ser expulsada del poder y desmoronada con los votos masivos
de un pueblo descontento que quiere decir basta a la continuidad de quien solo
garantiza hambre y miseria.
08-02-18
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