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lunes, 16 de abril de 2018

20 de mayo: el día después por @polis360



Por Piero Trepiccione


Aunque el país y la comunidad internacional han estado divididos sobre las elecciones presidenciales convocadas para el próximo veinte de mayo, sin duda es un tema que cada día gana más espacio en el interés interno y externo. Y seguramente, en la medida que pasen las semanas y nos aproximemos al evento en sí, ganará más foco de atención como suele suceder en estos procesos comiciales, a pesar de la dispersión de opiniones.

Ahora bien, creo que más importante que los comicios en sí y las repercusiones que sobre ellos se tengan desde el gobierno y la oposición, es prepararnos para los días y meses posteriores al 20 de mayo. Un deterioro creciente de los indicadores sociales del país (87 por ciento de hogares en situación de pobreza utilizando el método de la línea de ingreso según Encovi 2017), y agudizándose por el efecto hiperinflacionario y, además, un déficit fiscal público agravado que requerirá dinero fresco para garantizar el funcionamiento del Estado y sus planes sociales, y ni que decir del aumento sostenido del fenómeno migratorio, son razones para preocuparnos más por lo que vendrá el día después.

Para atender la bomba de tiempo social que tenemos encima el país requiere atención máxima a la economía. Para lograr esto se requiere estabilidad política e institucional para concentrar decisiones que reimpulsen la dinámica económica y generen confianza interna y externa para la inversión (no ayuda para nada lo dislocado del mercado de divisas con múltiples marcadores referenciales), y una elección presidencial con las características de ésta es imposible que la fomente.

Por lo tanto, el tema del macro acuerdo político con el apoyo firme de la comunidad internacional va a reaparecer con más fuerza luego del 20 de mayo. De no entenderse y atenderse esta situación, los escenarios para el segundo semestre del año se pueden aproximar más a explosiones sociales y situaciones de violencia generadas a partir del rompimiento de la cotidianeidad con un impacto profundo en la gobernabilidad del país.


El día después, lleno de catarro, nos puede agarrar sin pañuelo. Las posiciones empecinadas y cerradas, orquestadas por campañas creadas y dirigidas desde diversos laboratorios, nos pueden hacer más daño del que ha sufrido la economía de la nación.

Seguir cerrándose solo nos traerá más limitaciones a las condiciones de vida de los venezolanos. La protagonista del día después al veinte de mayo será una población asfixiada por la hiperinflación que buscará canalizar sus necesidades a como dé lugar.

Yo le pediría al liderazgo hacer algo que no es fácil pero sí útil y razonable: “aprender a desaprender” no podemos seguir anclados a esquemas ideológicos anacrónicos que no producen calidad de vida para todos.

14-04-18




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