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domingo, 6 de septiembre de 2020

Un fantasma recorre a Venezuela: la desconfianza por @polis360

 Por Piero Trepiccione


Hemos tenido en Venezuela una semana realmente movida y sorprendente en el campo político. Las conversaciones desarrolladas por Henrique Capriles, con ciertos factores de la diplomacia europea al margen de Juan Guaidó y los Estados Unidos, más el rechazo de Maria Corina Machado hecho público a través de las redes sociales a la hoja de ruta establecida por el denominado G-4, han sido el detonante de una cadena de insultos públicos radicalizados entre miembros de la oposición venezolana. 

Hemos podido seguir en vivo, a través de las redes sociales y algunos medios de comunicación tradicionales, una andanada de insultos sin parangón. Han estado involucradas varias figuras importantes del liderazgo político opositor e una una especie de “todos contra todos”. Por tanto, ha sido un cruce de insultos e indirectas con un alto nivel de ruido comunicacional, pero con poca o nula conexión con los sectores populares. 

Más allá de juzgar acerca del quién o quiénes tienen la razón sobre esta coyuntura particular, creo que es más importante analizar el contexto estratégico donde se está desarrollando y, sobre todo, el marco de acciones tácticas que promueven este tipo de conductas irracionales. Y allí entra, precisamente, la utilización de la desinformación como mecanismo clave para sembrar la “desconfianza”, para evitar que precisamente se capitalice la fuerza del descontento generalizado. Es una vieja forma utilizada por muchos gobernantes de carácter autoritario para diluir la capacidad de aglutinamiento de las fuerzas opositoras.

No se entiende entonces cómo un liderazgo, que debe tener un mínimo de formación política, no pueda darse cuenta de la aplicación de esta fórmula milenaria y cae en un espectáculo de tan bajo nivel e infantilismo. Es válido y hasta normal que existan diferencias en el enfoque estratégico del liderazgo; más aún, con lo variopinto del cúmulo de partidos y organizaciones que integran la oposición en Venezuela y además, con los apoyos geopolíticos globales que se mueven en torno a nuestro conflicto interno. Pero, lo anormal del asunto, es que se quieran ventilar a través de las redes sociales junto con un afán de protagonismo egocéntrico sin par y no, a través de mecanismos concretos y discretos para procesar esas diferencias en el terreno.

Podemos decir entonces que las fuerzas de oposición están siendo víctimas de la siembra de la “desconfianza” vertida en el país a través de la desinformación y que, en consecuencia, han asumido conductas que debilitan las posibilidades de articulación de esfuerzos y liderazgos en pro de objetivos comunes a corto, mediano y largo plazo. 

Una maquinaria muy bien engrasada, articulada y de gran tamaño, no se puede enfrentar con varias maquinarias enanas dándose duro entre sí, sin enfocarse en una hoja de ruta en común. Esperemos que se reflexione prontamente y se regrese a una visión estratégica compartida que se ancle a un único centro de gravedad para realmente lograr la reconexión emocional de la gran mayoría de venezolanos.

06-09-20

https://efectococuyo.com/opinion/oposicion-venezolana-y-desconfianza-un-fantasma/

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