Luis Manuel Esculpi 13 de febrero de 2018
@lmesculpi
En
medio de esta vorágine de sucesos que se solapan, se superponen unos
acontecimientos tapan otros. A través de las redes sociales, tuiter Instagram,
Facebook, WhatsApp entre otras, circula todo tipo de información; muchas veces
no ajustadas a la verdad. Los seguidores tenemos que invertir tiempo en
“separar la paja del grano”, lo real de la ficción. Los hechos de la invención.
La
censura y la autocensura de los grandes medios de comunicación social favorecen
el desconcierto y la confusión. Estar informado en la Venezuela actual exige
emplear al máximo la capacidad de discernir. Afortunadamente algunos
periodistas han creado grupos que trasmiten información verificada,
contribuyendo a disipar la incertidumbre que el voluminoso volumen de rumores y
noticias que recibimos genera en la opinión pública.
Sí el
régimen tiene coherencia en algo es precisamente en su política comunicacional,
no orientada a trasmitir “información veraz”, sino al despliegue de una
permanente campaña propagandística, para la que emplean todos los recursos a su
alcance sin el menor recato, desde el uso de laboratorios para la guerra sucia;
hasta el abusivo empleo del denominado Sistema Nacional de Medios Públicos es
el principal ejecutor de esa política, para los voceros del régimen la mentira
forma parte sustancial del contenido de su discurso.
La
suspensión de las conversaciones recientes en República Dominicana demostró
cuan falsa eran las declaraciones de la representación del gobierno, en las
ruedas de prensa expresaban insistentemente que se estaba a punto de alcanzar
un acuerdo. A pesar que el curso de la negociación apuntaba en una dirección
contraria, tal como posteriormente quedaría evidenciado.
En
medio de la inmensa difusión de noticias suele ocurrir que declaraciones
insólitas, poco diplomáticas y destempladas que se suceden con demasiada
frecuencia por parte de los capitostes del régimen y sus adláteres pasan
desapercibidas, pese a la gravedad de sus contenidos.
Mientras
los gobiernos de Colombia y Brasil están adoptando medidas preventivas dado la
preocupación por el éxodo masivo de venezolanos hacia sus respectivos países,
uno de los pocos diplomáticos del régimen, de esos funcionarios que mutaron
inexplicablemente del mundo democristiano a las filas del mal llamado ”
socialismo del siglo XXI “, quien formó parte de la representación
gubernamental en las suspendidas negociaciones: Roy Chaderton, tal vez
contagiado por la tónica de la retórica de su jefe de delegación, en un
programa de televisión mientras criticaba la política de Colombia con
Venezuela, insinuó la posibilidad de una confrontación bélica con el país
vecino, donde él fue embajador a principios del gobierno de Chávez.
En esa
comparecencia empleando el lenguaje y la fraseología gastada que ahora asume,
afirmó de manera irresponsable: ” De pronto se nos ocurre mirar hacia el
sur-occidente, hacemos la fantasía de una salida venezolana hacia el pacífico
“. Esa entre otras bravuconadas, constituye una barbaridad proviniendo de un
personaje que figura entre los más conspicuas figuras con trayectoria verdaderamente
diplomáticas de la camarilla gobernante.
Quienes
desatendieron olímpicamente la reclamación venezolana sobre el Esequibo, que
nos planteaba entre otras exigencias, asegurar el objetivo estratégico para el
país de garantizar la salida por el Océano Atlántico, hoy se permiten fantasear
de manera irresponsable y provocadora, mientras no fueron capaces durante todo
el tiempo que tienen en el poder atender debidamente las acciones derivadas de
una reclamación histórica. Elucubración y desplantes de funcionarios que
pretenden evadir la realidad, ante el rechazo de la comunidad internacional a
sus absurdas pretensiones de conservar el poder, violando la Constitución, las
leyes y normas más elementales de la convivencia democrática.
Luis
Manuel Esculpi
@lmesculpi
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