Por Esteban Yepes
"Como exmagistrada pienso
que el TSJ debe pasar a considerar otro tipos de sentencias que beneficien a
los venezolanos que están en el exterior", señaló la expresidenta de la
Corte Suprema de Justicia
La expresidenta de la ya
desaparecida Corte Suprema de Justicia, Cecilia Sosa Gómez, y el exmagistrado
Román Duque Corredor impugnaron ante el Consejo Nacional Electoral (CNE) la
candidatura a la reelección del presidente Nicolás Maduro. Lo hicieron con base
en lo que califican como dos vicios: doble nacionalidad y haber presentado y
adjuntado un Plan de la Patria hasta el año 2024 que -aseguran- violenta la
Constitución de 1999, porque pretende imponer un tipo de estado socialista y
comunal.
En conversación con
Contrapunto, Sosa comienza por explicar la tesis: “En cuando al punto de la
doble nacionalidad, decidimos dejarlo a un lado y no insistir sobre el tema de
si Maduro nació o no en Venezuela, ya que en este particular se han presentado
varias y evidentes contradicciones. Ante la situación dudosa consultamos la
Constitución, la cual establece dos requisitos para optar al cargo de
Presidente: ser venezolano por nacimiento y no tener otra nacionalidad".
La jurista señala: "Si
nos remitimos al hecho de que la madre de Maduro es colombiana por nacimiento,
la Constitución entonces establece que él es colombiano. Adicionalmente, la
Constitución de Colombia en su articulo 96 establece que los hijos de
colombianos no pierden su nacionalidad por el hecho de adquirir otra.
Supongamos, pues, que Maduro adquirió la venezolana por haber nacido aquí, pero
conserva la colombiana porque su madre nació allá. La partida de bautismo, que
entonces se utilizaba en Colombia para estos efectos legales, da fe de que su
madre es colombiana. Para Maduro haberse presentado como aspirante a la
Presidencia tenía, pues, que haber renunciado a la nacionalidad colombiana para
no tener la doble nacionalidad. Este ha sido el fundamento más poderoso que
existe desde el punto de vista constitucional, tanto colombiano como
venezolano, para solicitar a la Junta Electoral que acepte la nulidad de su
postulación".
—¿Tienen ustedes alguna
presunción sobre por qué ocurre esto? ¿Es por una asesoría legal deficiente, o
porque se forjaron documentos intencionalmente?
—No sabría calificarlo y lo
que podamos decir serían solo especulaciones, pero no hay duda de que algo
oscuro hay en todo esto. Lo único cierto es que Maduro tuvo que haber
renunciado a la nacionalidad colombiana con solo presentarse ante el Ministerio
de Relaciones Exteriores de ese país. Recordemos que cuando a Carlos Andrés
Pérez se le señaló igualmente de ser colombiano, él mismo mostró su partida de
nacimiento (no tenía otra exigencia constitucional), y lo mismo ocurrió con el
presidente estadounidense Barack Obama, quien igualmente la presentó.
Tocar las puertas de la
ilegitimidad
—Si se insiste en que la anunciada
elección presidencial es írrita, ¿no se contradice esta afirmación con la de
procurar la impugnación de la candidatura de Maduro?
—Sobre este aspecto, Duque y
yo lo pensamos muy bien. Cierto: esta convocatoria electoral es totalmente
fraudulenta, tanto como lo es la ANC, y los cinco rectores del CNE son
ilegítimos; pero ello no debe impedir que se toquen las puertas. Es como si a
alguien se le demande por daños y perjuicios que no ha cometido, a sabiendas de
que los jueces no están en condiciones de resolver su caso. Entonces esa
persona recurre lógicamente a su defensa. En nuestro país hay presos políticos
con abogados que los defienden ante jueces y fiscales que alteran sus derechos,
pasándolos, por ejemplo, a las órdenes de tribunales militares cuando son
civiles, pero ellos tienen que defenderse.
Sosa piensa que es el
mandatario quien debe dar explicaciones: "Presumimos que Maduro se siente
como perseguido, lo que reafirma el convencimiento de que vivimos en una
dictadura, porque no tiene una reacción democrática adecuada a la Constitución.
Aquí quien eventualmente estaría cometiendo un delito es Maduro, demasiado
trascendente, me atrevo a calificarlo, si no aclara la situación de su
nacionalidad".
La ANC es una aberración
—A juicio de ustedes, ¿cuáles
son entonces los roles del TSJ y del CNE, al permitir que esto ocurriese así?
—Es que no son poderes
autónomos porque evidentemente están sometidos a un proceso revolucionario que
se propone a toda costa permanecer en el poder. Considero que hay una estrategia
oficial para que ninguno de los poderes del Estado actúe con autonomía; tanto,
que cuando la AN eligió a unos magistrados, estos se vieron obligados a irse
del país y, aún así, uno de ellos resultó detenido. Cuando a este régimen no le
es posible controlar algún poder de Estado, siempre se le impide el ejercicio
de sus funciones. Esta es una estrategia perfectamente diseñada para controlar
y secuestrar absolutamente todas las ramas del poder público, como ocurre con
las ilegítimas designaciones de las autoridades del CNE y de los magistrados
del TSJ.
La exmagistrada juzga que la
creación de la asamblea constituyente "es una aberración constitucional,
porque se hizo para servir a Maduro, por mucho que quiera pintarse con un
barniz de pueblo. Todo esto tiene un agravante, como es la incorporación del
estamento militar en ese contorno. Quisiera preguntarle a cualquier ciudadano
venezolano sobre si está consciente y de acuerdo con que las Fuerzas Armadas
controlen las actividades de distribución de alimentos en los mercados
populares bajo la vigilancia de los generales".
—En su opinión, ¿hacia dónde
va el país con lo que usted califica como un secuestro y control de sus
instituciones?
—Si nos atenemos al tema
constitucional, conviven dos estratos: el de la instituciones y el de nosotros.
Si nosotros nos transformamos en simples observadores de lo que pasa en las
instituciones secuestradas, nos estamos autosecuestrando. Si no entendemos que
las instituciones están hechas para garantizar los derechos ciudadanos,
estaremos impedidos de reaccionar. Por ejemplo: nunca una constitución en el
país había establecido el derecho de sus ciudadanos a los alimentos, y esta lo
dice. Y la verdad es que actualmente no hay acceso a obtener alimentación en
condiciones de igualdad. Al tenerse conciencia de que violan nuestros derechos
y de que no puede seguirse extendiendo la mano para que nos den lo que cada vez
es menos, tendremos una reacción distinta. Ya no es solo un tema de procurarse
seguridad, alimentación y salud, sino que los venezolanos se están yendo del
país, no buscando nuevos horizontes, sino para alimentar a quienes se quedan
dentro. Una gran alícuota de quienes se han ido, viven y trabajan para sostener
a quienes están aquí.
Liderazgo político cansado
—En este escenario que usted
plantea, ¿cuál es el papel que debe desempeñar el liderazgo político?
—Está claro que además hay un
cansancio de este liderazgo. Ya tenemos casi 20 años en franco deterioro que se
ha acentuado en los últimos tres o cuatro años, pero el poder debe residir en
nosotros los ciudadanos y la sociedad civil, no en las instituciones
secuestradas.
La expresidenta de la
desaparecida CSJ se refirió, también, al antejuicio de mérito que el TSJ en el
exilio decidió iniciar contra el presidente Maduro. "Seguramente se dirá
que al presentar su escrito al CNE, a Duque y Sosa no les harán caso, que las
decisiones de Estado escapan de sus controles. Pero debemos fijarnos sobre lo
que pasó en Bogotá cuando el legítimo TSJ venezolano realizó una audiencia para
enjuiciar a Maduro por corrupción, a quien incluso designaron un
defensor".
La AN debe "evaluar la
forma como manejará esta situación" del antejuicio a Maduro, "ya que
ambos, el TSJ y la AN son poderes legítimamente constituidos", opina.
Según Sosa, "la
conducción política ha insistido en invitar a los ciudadanos a salir a la calle
para cambiar las cosas, pero estos se dieron cuenta de que no es así. Esto solo
puede lograrse con una ruta, un mensaje, un objetivo y una determinación ante el
hecho de que estamos bajo una dictadura y que no la debemos aceptar, con el
apoyo que nos brinda el sistema internacional que se ha pronunciado en no
reconocer la ANC por considerarla írrita y que no reconocerá el resultado de la
elección presidencial".
Valora, también, que
"mientras tanto, el ciudadano venezolano permanece como desde un balcón
observando cómo pasan las cosas, cuando la efervescencia social en reclamo ante
la falta de garantías es la que debe procurarse, para que se respeten sus
derechos".,
—¿Dónde queda entonces la
dirigencia política?
—En entender que esto es así.
Estamos claros que sin partidos políticos no vamos a ningún lugar, pero estos
tienen que entender que hoy no pueden decir una cosa y luego otra, que hoy no
van a participar en las elecciones pero que si se cambia la fecha lo
estudiarán. Esto no es posible porque la situación ahora y después será
exactamente la misma.
El dilema electoral
—¿Qué sugiere? ¿Votar o no
votar?
—Yo no voy a votar porque
considero que estas no son elecciones y porque definitivamente no tenemos
libertad para votar. El dilema de muchos es fuerte, pero debe invitarnos a
entender que en el régimen que vivimos, entre otras cosas, la mala situación
económica crece exponencialmente y los presos políticos permanecen en las
cárceles. Soy de la opinión de que la estrategia consiste en que a un régimen
como el que tenemos hay que hacerle que cometa errores.
—La represión que ocurrió
durante las manifestaciones de calle del año pasado durante los enfrentamientos
que resultaron en fallecimientos y detenidos, por ejemplo, ¿forma parte de
esos errores?
—Sí los fueron, y le costaron
al gobierno aislarse de la comunidad de países democráticos y cuidado si de los
otros también, tanto del continente como de todo el mundo. A este se han sumado
otros errores, como lo ocurrido con la jueza Afiuni, Leopoldo López y cientos
de personas detenidas, entre ellos muchos estudiantes. Acerca de esto reconozco
el trabajo que hicieron las esposas de López y Ledezma en sus viajes
internacionales que desataron el conocimiento de una realidad que implica al
gobierno en corrupción, falta de atención a la población y muy importante: el
tema migratorio, porque la gente no se va a vivir al exterior porque quiere,
sino porque el propio régimen la está sacando del país.
Cecilia Sosa evalúa que el
Gobierno está débil. "En el balance podemos observar que este es un
gobierno debilitado que se sostiene en las bayonetas, aunque no comprometería a
todo el estamento militar, porque sus integrantes viven lo mismo que los demás,
aun cuando tienen un poco más de prerrogativas que los demás, pero se alimentan
pésimamente. Otros, como los universitarios, ya no tienen ni comedores ni
transporte. Reitero que este es un gobierno debilitado, que tiene que caer o
entregarse", expresa.
Dos TSJ, uno aquí y otro allá
—¿Cuál rol desempeña y qué
fuerza tiene el TSJ designado por la AN, y que ahora está en el exilio?
—Importantísimo. Cumple dos
roles: el primero, el de actuar para cuando esto cambie, porque para entonces
ya no necesitaremos disolver la ANC porque ya lo hizo, ni tener que enviar una
carta a la OEA para volver a ingresar al Sistema Interamericano. Y segundo, que
cualquier abogado podrá actuar ante la Comisión y ante la Corte interamericana
para dictar la medida de ponerle los ganchos a Maduro a través de la decisión
del evento que así lo establezca.
—¿Entonces sus decisiones son
a futuro?
—Debemos tener en cuenta que a
este TSJ no le ha sido fácil juntar a sus miembros más allá de una mesa de
discusiones, ya que sus magistrados viven en países dispersos como Chile,
Colombia, Estados Unidos o Panamá. El hecho de que la sesión de principios de
abril se haya realizado en la sede del Congreso de Colombia constituye un
reconocimiento, más allá del que solo hasta ahora había hecho la OEA. Como
exmagistrada pienso que el TSJ debe pasar a considerar otro tipos de sentencias
que beneficien a los venezolanos que están en el exterior; en los temas, por
ejemplo, de la renovación de sus pasaportes vencidos, para que los venezolanos
sientan que sus magistrados son útiles para resolver sus problemas sensibles.
Este es un rol, que una vez que pase el evento importante del antejuicio a
Maduro, deberá encaminar su futura orientación.
—Y de este lado, ¿cuál es la
fuerza del TSJ ratificado por la ANC?
—Este es una consecuencia del
TSJ que está afuera. Si la AN eligió a unos magistrados principales y suplentes
que no pudieron incorporarse por las razones que todos conocemos, quiere decir
que si ellos son legítimos, los que están aquí no son legítimos, ya que están
usurpando el cargo de los que están afuera. Es decir: el efecto interno de no
haber permitido la incorporación de estos magistrados, lo paga un tribunal de
unas personas que usurpan el cargo de los que tuvieron que salir, lo que hace
ilegítima su conformación en la totalidad de sus salas. Los ratificados por la
ANC afectan en su legitimidad a quienes no están en la sede que les corresponde
y están usurpando funciones que no les corresponden. Es más: la ANC los ha
vuelto a nombrar, porque sabe -no es que no sabe- que no son legítimos.
El retorno a la verdad
—¿Cuál, a su modo de ver, debe
ser el comportamiento de la ciudadanía disidente?
—Posiblemente la desesperación
y la carga del día a día que sufrimos todos para encontrar lo que nos hace
falta -como la comida, las medicinas y el transporte- nos invita a hacernos un
acompañamiento que nos haga sentir esperanzados en el cambio que el país
necesita y que no podemos seguir esperando que otros lo hagan por nosotros.
Esto es: volver a vivir con nuestra verdad. Debemos estar organizados para
hacer sentir que nuestros derechos a la alimentación, la salud y la seguridad
no son garantizados, y para eso tenemos que mojarnos los pies. Tenemos que
asociarnos a los movimientos que existen y que nos son cercanos y corresponden
-como los gremiales, sindicales, educativos, estudiantiles y profesionales, por
mencionar algunos-, que nos conecten con nuestra vida y quehacer diario con un
rol más activo. No se trata de la unión de los partidos, sino de la identidad
nacional.
14-04-18
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