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viernes, 5 de agosto de 2016

Carencia de Políticas Públicas, por @raguilera68



REINALDO J. AGUILERA R. 04 de agosto de 2016

El panorama para muchos es casi habitual, en las zonas populares, ranchos caídos y el lamento de personas que todo lo pierden, en las zonas rurales, caminos intransitables y derrumbes de las pocas vías de comunicación, servicios básicos como lo son: el agua potable, el servicio telefónico, interrumpidos; en las zonas urbanas el panorama no es muy distinto, las autopistas colapsadas por lagunas a causa de los drenajes tapados, es sólo uno de los múltiples problemas que también se viven.

Las pocas evidencias anteriormente señaladas, representan apenas una pequeña porción del desastre que se viene sobre nuestro país,  cuando se vea realmente afectado por lluvias que pueden ser en algunos sitios muy intensas y en otros muy prolongadas.

Conferir esa posible catástrofe solamente al cambio climático, lo cual por cierto es muy probable que las autoridades del mal gobierno venezolano actual hagan, es no comprender la magnitud de lo que puede ocurrir, tal y como sucedió en el estado Vargas durante el mes de Diciembre de 1999.

Quizás las consecuencias climáticas y atmosféricas de las  fases de El Niño y de La Niña son parte importante de la explicación de los problemas que se presentan en determinados momentos, pero no son la única; en el caso de nuestro país, esos fenómenos ya son suficientemente conocidos desde hace años, por lo tanto no pueden ser la excusa para que no se efectúe la inversión adecuada en la infraestructura necesaria para evitar las situaciones de emergencia, que se presentan siempre con la llegada de cada periodo lluvioso, que es el que más daño causa.

La falta de planes y proyectos concretos hace que miles de personas resulten afectadas por las inundaciones en unos casos o por derrumbes en otros, muchas familias deben abandonar sus hogares para ir a refugios mal equipados, con un alto índice de inseguridad, lo cual genera más problemas en vez de disminuirlos.

Desafortunadamente, como siempre ocurre desde que existe la ¨Revolución Bonita¨, cuando se presentan este tipo de episodios, la ayuda individual, de organizaciones no gubernamentales, de gobiernos amigos e incluso de fundaciones, es bloqueada o minimizada, lo cual es muy lamentable.

El hecho real es que se actúa, pero se hace ante la emergencia y con los recursos que se tengan, que generalmente son escasos para la magnitud de lo que se enfrenta, lo cierto es que no hay planes reales para hacerlo como política de prevención, y ésa es una tarea que no debe dejarse para después. Un gobierno sea Nacional, Estadal o Municipal, no puede funcionar en emergencia permanente, sin soluciones reales de fondo.

Definitivamente de poco sirven los lamentos y llantos posteriores a las tragedias cuando éstas ocurren y tampoco solucionan los problemas al usar pañitos de agua caliente o atajos económicos sin sentido, en vez de soluciones verdaderas.

Quienes han pasado por la desgracia de haber perdido a seres queridos, que ven desaparecer los bienes conseguidos con años de mucho esfuerzo, saben perfectamente de los que les hablo y el peor miedo es que tienen la certeza de que todo puede repetirse, si no se toman los correctivos necesarios.

Hay en definitiva mucho camino por recorrer y más aún en la Venezuela que vendrá, si,  por que el país no se va a acabar, ni a desaparecer, por eso hay que involucrarse en los procesos de cambio y sumar en vez de restar como muchos hacen.

Será necesaria entonces una nueva diagramación de la convivencia en la sociedad venezolana y sobre todo en las  comunidades, sean populares o no, para así afianzar de nuevo los valores y el respeto a las reglas.

Es imperioso ampliar la mirada, para promover la toma de conciencia y actuar con responsabilidad ante los problemas sociales. No debemos pensar en que la naturaleza vendrá a salvarnos, como ocurrió con la situación presentada con el embalse de Guri.

Como sociedad, todos y cada uno de nosotros debemos comprometernos en cuanto nos competa,  exigiendo y velando por que los entes del estado cumplan con su deber, planificando y ejecutando políticas públicas de verdadero impacto en el mejoramiento de la vida de todos, para que en definitiva se vaya mucho más allá de la emergencia cuando esta se presente, así de simple y sencillo.

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