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jueves, 8 de enero de 2015

Buenas preguntas para iniciar el 2015, por @LissetteCGA

Lissette González 06 de enero de 2015

El más reciente ensayo del profesor Fernando Mires en su blog me ha parecido un recurso interesante para reactivar mi blog personal con el inicio del año. Su definición teórica inicial comienza con una pregunta, de las buenas: ¿qué es la sociedad? Y da una respuesta que podría resultar polémica. Al aproximarse al concepto de clase se aleja de la visión taxonómica que se contenta con describir en qué se diferencian los distintos grupos que existen en una colectividad, para asumir como central en la definición de una sociedad de clases la existencia de conflictos que se expresan y tramitan institucionalmente a través de organizaciones de clase. Las clases existen en tanto hay actores organizados que propugnan sus intereses. A esta sociedad de clases contrapone la idea de “anti-sociedad de masas” y, si bien no me gusta el término, sí comparto su noción: ante la inexistencia de organizaciones de diversa índole, las masas desarticuladas se encuentran a merced del estado que tiende a ocupar todos los espacios sociales, se cierran así los espacios democráticos y se posibilitan el autoritarismo y el totalitarismo.

A partir de estos conceptos analiza el ascenso de los nuevos partidos populistas en Europa y su declive en América Latina. En el caso venezolano, resalta el éxito del chavismo en su propósito de desmantelar todas las organizaciones clasistas que existían en el país y a partir de ello, las bases del orden social y político que permitió una cierta estabilidad entre 1958 y 1998. De allí las dificultades que enfrentan hoy tanto el gobierno como la oposición para actuar y movilizar a la población.

No me propongo hacerles un resumen, sino invitarlos a leer el texto (aquí) y, especialmente, a discutir. Estoy de acuerdo con el prof. Mires: en este momento la sociedad venezolana no cuenta con organizaciones fuertes; pero no solo para la defensa de los intereses de clase (gremios empresariales y sindicatos), tampoco en otros aspectos como la cultura, las asociaciones de vecinos, grupos profesionales o de defensa de intereses diversos (ecologistas, LGBT, entre otros) y, muy especialmente, los partidos políticos. Por tanto, la población venezolana se encuentra indefensa, incapaz de hacer oír su voz frente a la crisis. El descontento, mayoritario de acuerdo a las últimas encuestas, no necesariamente se traducirá en un cambio de orientación política. En este escenario, ¿qué puede hacer el venezolano, qué pueden hacer los partidos políticos? ¿Cuál es la tarea?

A pensar se ha dicho…

Lissette González 06 de enero de 2015

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