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miércoles, 7 de enero de 2015

Ladrones del futuro, @JMColmenares


Juan Marcos Colmenares*, 06/01/2014

“Expropiar es robar”. Con estas palabras María Corina Machado expresó lo que millones de venezolanos sentíamos en ese momento: A quienes les expropiaron su fundo o su hacienda, producto del trabajo de varias generaciones. A los empresarios que les quitaron su negocio familiar que lograron trabajando por décadas. A los constructores que, creyendo en el país, compraron terrenos para construir casas y que les fueron despojadas o invadidas. Y todo esto sucedió en los últimos 15 años, con el apoyo del régimen y sin que se pagara nada o se indemnizara a nadie.

Esa inseguridad jurídica ha convertido a Venezuela es uno de los países de más alta peligrosidad personal, el segundo país con más homicidios en el mundo y nos coloca junto a Irak y Zimbabwe. En el 2014 hubo 24.980 homicidios, 82 muertes violentas por cada 100.000 habitantes. Y en materia económica, a pesar de las grandes reservas de hidrocarburos que tenemos y de un barril de petróleo con un precio de más de $100 en los últimos años, estamos peor. En el Índice de Competitividad del Instituto de Desarrollo Gerencial de Suiza, Venezuela aparece en el puesto 61 entre 61 países analizados; y en del Foro Económico Mundial, Venezuela aparece en el número 69 entre 101 países. En el Índice de Libertad Económica que publica Heritage Fundation y el Wall Street Journal, Venezuela es 152 entre 157 países: y en el que publican conjuntamente los Institutos Cato de Estados Unidos y Fraser de Canadá, Venezuela aparece como 124 entre 127 naciones.

Pero no solo “expropiar es robar”, robar es también restringir el acceso a las oportunidades, a estudiar la carrera deseada, a vivir en la ciudad soñada o a un futuro cierto, casarse y fundar una familia.

Según estudios de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) entre 1.500.000 y 2.000.000 de venezolanos que viven en el exterior, 90% salieron en los últimos 15 años, con un repunte en los últimos dos años. Son jóvenes 90% graduados universitarios, 40% con maestrías y 12 % con doctorados, que se han ido debido al deterioro social y económico, a la inseguridad, por la inflación, la falta de ofertas laborales, por la incertidumbre y el desaliento en el futuro del país.

Juan-Antonio tiene 27 años, hace 4 años se graduó de Ingeniero en Informática, habla tres idiomas y trabaja en Cobeca, pero está tramitando sus documentos para emigrar a Canadá porque aquí ve truncado su futuro. No hay nuevas plazas de trabajo, ni nuevas empresas y con su salario no puede comprar una vivienda, ni un vehículo nuevo. Esto mismo le sucede a millones de jóvenes profesionales venezolanos que exigen mejor calidad de vida y que reprochan que este régimen les haya robado su futuro. Al preguntarles si están dispuestos a regresar, casi por unanimidad responden con un NO; pero dejan un margen de posibilidad “si cambian las condiciones”.

Por eso, nuestra lucha es por cambiar este régimen lo antes posible y expulsar a los ladrones que nos robaron el futuro.

* jmcolmenares@gmail.com. Abogado. Miembro de Vente Venezuela

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