Timoteo Zambrano 07 de enero de 2018
Escribo
estas líneas porque el silencio no puede ni debe amparar la impotencia o la
resignación, a la que nos parece llevar la situación de nuestra patria.
Deseo
que los venezolanos conozcan mis ideas y mis razones. Ideas que convertidas en
argumentos, vengo defendiendo con coherencia desde hace mas de dos años, en el
seno de la oposición y en el ejercicio de mi libertad de pensamiento, como
forma democrática de hacer política.
En
todo este tiempo no he cambiado, siempre he defendido el diálogo, la
negociación y el acuerdo entre gobierno y oposición, como la salida viable a la
crisis de Venezuela y aún mas allá ,como el camino imprescindible para refundar
un pacto de convivencia política y social para nuestro país.
Lamentablemente,
y a pesar de muchos esfuerzos, aún no se ha logrado y por ello la situación de
nuestra patria ha ido a peor.
Solo
enderezaremos el rumbo de Venezuela cuando logremos ese gran acuerdo.
Ni la
pretensión hegemónica o las actitudes poco democráticas, ni la negación de la
realidad, dura realidad económica y social , ni el afán por derrotar al
gobierno en vías que no sean las de las urnas, ni las sanciones al país,
constituyen alternativas políticas de solución. Sólo son factores para ahondar
en el foso de nuestra desgracia colectiva.
La
historia demuestra que los mejores productos de la acción política con
mayúsculas, son fruto del acuerdo, de la capacidad de reconocer al otro y de
preservar la convivencia. Eso exige la renuncia al odio y la generosidad como
actitud moral.
Por
defender éstas ideas con coherencia, he sido vituperado y denostado como
supuesto “colaboracionista” con el gobierno. Esa acusación sustenta, la razón
principal por la que distintos actores de la MUD, “desaconsejaron” mi
candidatura a la presidencia de la Asamblea Nacional.
Se
argumentó que la opinión publica y las redes sociales serían muy críticas
con mi candidatura. Por cierto principalmente dos organizaciones políticas,
que a diario influyen en forma determinante, en esas redes y sus matrices
de opinión inducidas.
Es curioso
que me acusen de tener capacidad de diálogo con el gobierno, los mismos
factores y partidos, que tan frecuentemente me han pedido esa comunicación con
el chavismo en el reclamo de muchos temas de su interés, por cierto casi
siempre por temas razonables.
No
sirvo para actuar de una manera ante los ciudadanos y otra entre bambalinas.
No
sirvo para buscar acuerdos secretos y pretender ser un radical impoluto ante el
pueblo.
Si
defiendo el diálogo, hago dialogo, lo hago en privado y lo hago en público, si
busco la paz, no aparezco como un guerrero con antifaz, si busco la convivencia
aparto el insulto. No tengo doble moral, ni sirvo para halagar al público más
sediento de mensajes duros, la política es dar soluciones a la gente y no
soliviantarla hacia abismos sin destino.
El
verdadero liderazgo es no engañar, es no presumir y no acusar en vano
para ocultar otras carencias. Es triste ver guerreros radicales de
micrófono que lucen mansos en encuentros bilaterales a puertas cerradas.
El
pueblo de Venezuela merece otra política, merece POLITICA y políticos. No
necesitamos ni falsos héroes, ni mártires hijos del pueblo y víctimas de la no
política.
Una
parte de lideres de la MUD, han vetado mi candidatura a la presidencia de la
Asamblea Nacional, y la dirección de UNT hizo suyo ese criterio.
Acepto,
como buen demócrata ,la decisión tomada en una mesa entre pocos.
Mi
lealtad a mi partido y a la MUD está a prueba de cualquier infamia.
Deseo
a Barboza acierto, a mi partido coherencia y a la MUD que se haga cargo de la
situación del país, que actúe como si ya fuese gobierno, que negocie sin
vergüenza, porque solo así seremos mayoría tangible en el país.
Censurado
como he sido, por algunos de los que nos sentamos juntos, en la
delegación para la negociación en Republica Dominicana, debo, por coherencia
sentirme censurado también en esa tarea y por tanto renunciar a ella.
La
coherencia así me lo exige, y así nadie pensará que un colaboracionista
se sienta entre las filas de la oposición. Hablemos claro pues y dejémonos de
pantomimas.
Deseo
fervientemente un Acuerdo por Venezuela.
Deseo
el éxito en la negociación de República Dominicana, lo merecen los venezolanos.
Sin
acuerdo iremos al abismo, con acuerdo empezara la rectificación histórica que
tanto necesitamos.
Si mi
situación personal es porque solo creo en la Paz, en la civilidad, porque no
odio a ningún compatriota, porque jamás ni en la peor situación aceptare mas
que la vía de las urnas, porque procuro que lo digo se parezca a lo que hago,
pues lo asumo aún con evidente tristeza.
Deseo
suerte al Presidente Zapatero, a quien en más de una ocasión, le he escuchado
decir que las cosas se hacen para que sean y no para que te las reconozcan.
Pues
así sea , que tengamos ese ACUERDO. Que nadie ponga excusas. O al menos que
nadie diga que la culpa fue de los colaboracionistas, como nos denominan
algunos a quienes nunca concebimos la política, como una confrontación sin fin.
Si,
siempre estaré dispuesto a dar la mano a mi peor adversario y a llegar a un
acuerdo, aún no perfecto, antes que impulsar una batalla que nos destroce,
aunque se perciba seguro que la gane.
Pensando
en Venezuela, he querido a través de esta carta, apelar con humildad a la
sinceridad del liderazgo político que los venezolanos merecen.
Y
también agradecer a quienes me han dado su apoyo en estos días continuos de
tránsito por la causa impopular de la negociación, del acuerdo y búsqueda de
solución pacífica a la crisis de la Patria, no les fallaré.
Timoteo Zambrano
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