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viernes, 7 de septiembre de 2018

Encrucijada opositora, por @luisjosemart




Luis Martínez 06 de septiembre de 2018

En términos económicos el gobierno da la impresión que lanzó el paquete sin medir la profundidad de sus consecuencias y estas no se hicieron esperar. Después de una etapa de sorpresa y agrado en sectores de trabajadores por el aumento del sueldo mínimo, la espera porque este se materialice se hace interminable, mucho más cuando se han desatado incrementos, acordados o no, incluso en productos de dominio exclusivo del gobierno que producen angustia y desesperación en gran parte de la población.

El gobierno, ante los aumentos en el precio de bienes y servicios, hace el aguaje de imponer autoridad y control con el cierre de algunos negocios, aplicando la misma fórmula populista y electorera de otros momentos. No encuentran que inventar: carnet de la patria para todo, certificados por la compra de oro, dolarización escondida bajo los piche petros, bonos de reconversión y pare usted de contar, en una vorágine de improvisación que estimula el desorden y la anarquía. Nadie puede planificar. El gobierno ni planifica ni deja que planifiquen. Se consumen en su incompetencia.

Quizás si esas medidas se hubiesen tomado de manera ordenada, con suficiente respaldo de ingresos que las sustentaran, el país comprendería y aportaría en función del éxito de tales medidas. Pero, lamentablemente, este gobierno no tiene credibilidad ni genera confianza como para sustentar un plan económico que logre la recuperación de nuestra maltrecha economía.

En lo político, quienes ostentan el poder apuntan a recuperar o mantener el nicho de afectos que tienen y que, por sus desaciertos, producen estampidas que pueden salir de su control; ejemplo de ello son las ultimas migraciones, compuestas fundamentalmente por chavistas agobiados por la crisis económica y social que padece el país.

El gobierno maneja como nunca los medios de comunicación públicos y privados en función de generar burbujas que atrapen la voluntad de los venezolanos y les haga creer que en verdad, con esas medidas, el país se va a recuperar. Pero, siempre dejan cabos sueltos que, lamentablemente, la incapacidad y división de la oposición, no les permite capitalizar

La responsabilidad de la crisis y durabilidad de este gobierno está íntimamente ligada a la incapacidad, división y falta de coherencia de la oposición venezolana, sobre todo, aquella que montada sobre ilusiones, engaña a gran parte de la población haciéndoles creer en prontas salidas que con el tiempo generan mayor frustración y multiplicación de desesperanza que, desde el mismo gobierno, promueven a través de campañas bien orquestadas y dirigidas.

La oposición venezolana no puede seguir detrás de lo que haga y diga el gobierno cuando le convenga. Hay que darle coherencia a un plan político que apuntale un crecimiento organizado y sostenido, capaz de disputar seriamente el poder y capitalizar cualquier proceso transitorio. Desechar ilusiones intervencionistas, acompañar la demanda de los venezolanos y apuntalar un proceso de negociación que permita una transición democrática, pacífica y constitucional del gobierno mediante la relegitimación de todos los poderes públicos. Se centra o continúa desvariando. Encrucijada opositora.

Luis Martínez
@luisjosemart

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