Ismael Pérez Vigil 17 de septiembre de 2022
@Ismael_Perez
Desde
que publiqué un artículo, “Desesperanza” (https://bit.ly/3RfRoDm),
hace varias semanas, he recibido comentarios, opiniones, e incluso una
invitación del FAVL de Bolívar y Caroní, para tratar el tema en uno de sus
foros, sobre todo: ¿Cómo combatir esa desesperanza?; esas interacciones e
intercambios me han hecho reflexionar acerca de algunas de las áreas en donde
se manifiesta el fenómeno. Hoy quiero tocar dos de esas áreas en las que más me
han insistido, las elecciones primarias de la oposición democrática y el tema
educativo de la juventud.
Las primarias.
La
oposición democrática tomó la decisión de participar, unida, o al menos con un
candidato único −que no es exactamente lo mismo− en las elecciones
presidenciales del 2024 −que por las declaraciones recientes de Nicolás Maduro,
tal parece que si se realizaran en esa fecha, que es la que se desprende de la
constitución y las leyes vigentes, aunque aún falta saber si serán en el mes de
diciembre, como ha sido la costumbre por años−. Esa misma oposición ha decidido
también escoger ese candidato en un proceso de elecciones primarias, que se
llevarían a cabo en una fecha indeterminada del año 2023, según acaba de
ratificar la Plataforma Unitaria en un comunicado, pero que aún no se tienen
mayores detalles de la forma concreta en que se llevarán a cabo. Eso parece que
está ocasionando cierta desesperación a algunos sectores, tanto partidistas,
como de la sociedad civil, que han manifestado inconformidad, tanto por la
lentitud del proceso, como por el método de las primarias en sí, para escoger
el candidato.
Opciones.
Teníamos
varias opciones para hacer esta selección: Encuestas, consenso o primarias y
como bien sabemos, se hicieron enormes presiones para que fuera mediante
primarias. Casi que era un delincuente o un traidor, el que no dijera:
primarias; pero, como es usual, una vez tomada la decisión, aparecen las
inconformidades, por variados motivos: Lo tardío en realizarlas −primer
semestre de 2023−; porque eventualmente se decida acudir al CNE, para que
facilite máquinas y logística que abaraten los costos; por la
incertidumbre al no saber si podrán participar los venezolanos en el exterior;
e incluso, por la forma en que se tomó la decisión, de la que, según dicen
algunos, se excluyó a la “sociedad civil”. La preocupación lleva a varios
al extremo de dudar acerca si se celebraran o no o si los partidos a última
hora desistirán de las primarias y se decidirán por el método del “consenso”,
acostumbrados como están a las “componendas”, dicen los inconformes.
Creo
que todas las objeciones que han ido surgiendo forman parte de ese fenómeno de
la “desesperanza”, en algunos, o el interés en otros en desprestigiar el
proceso y a la oposición democrática y nada tendría de raro que esté metida la
mano de algún laboratorio de guerra sucia del régimen, para desacreditar a la
oposición y de paso estimular la abstención, que siempre los ha favorecido a
ellos.
Rebatiendo
argumentos.
Mas
allá de que siempre es posible que en efecto haya algún “arreglo” y se de
vuelta atrás en la decisión, creo que los argumentos que están en la calle son
fácilmente rebatibles. Por ejemplo, lo de la falta de consulta o que la
decisión la hayan tomado los partidos en el marco de la llamada Plataforma
Unitaria, hay que decir que “alguien” tenía que tomar la decisión y lo hicieron
los únicos que estaban −y están− organizados para ello: Los partidos políticos,
es decir: la MUD, el G4, el G7, el G10, o el G-lo-que-sea. Si los partidos
consultaron ampliamente la decisión o no, es otro detalle, pero ¿Cómo si no, se
podía tomar esa decisión? ¿En una Asamblea multitudinaria de oenegés? ¿En una
reunión de partidos y oenegés? ¿Cuáles? ¿Mediante un plebiscito?
¿Se
celebrarán las primarias?
Con
respecto a la preocupación de algunos por el retraso, que los lleva a dudar si
se celebrarán o no las primarias, yo creo que si se van a llevar a cabo; por la
muy simple razón que en este ambiente que conocemos de falta de credibilidad en
los partidos y en la política, ¿Cómo le explicarían los partidos al país que el
candidato no se escogerá mediante primarias? Además, creo que los partidos no
tienen mejor opción; siempre será políticamente mejor poner esa decisión en
manos del colectivo, antes que exponerse a ser acusados de llevar a cabo una
“componenda”.
No me
cabe duda, al menos no una razonable, que habrá un proceso de primarias y que
de allí saldrá un candidato −alguien va a ganar− en eso no veo problema;
tendremos un candidato único, aunque después se lancen dos o tres; que se
lanzarán, porque seguramente de alguno de esos partidos ilegítimos, creados por
el régimen y el TSJ −e incluso de alguno de los que consideramos democrático−
saldrá un candidato “rebelde”, del cual la gente se encargará, porque la gente
juega a ganador y cree en la “unidad”, aunque sea un concepto algo abstracto, y
al que no se meta en el redil, le pasarán factura. Y si no recordemos: ¿Cuánto
votos obtuvieron los candidatos que se lanzaron por fuera de la unidad en 2012
y 2013? ¿O los que participaron en las elecciones de 2018, cuando los partidos
democráticos llamaron a abstenerse? ¿O los candidatos que se lanzaron por fuera
del acuerdo de “unidad” en Barinas?; no tienen vida política quienes se
coloquen al margen de la unidad democrática.
Primarias
en el exterior.
Para
concluir el punto, conecto con lo de las primarias en el exterior. He afirmado
que, dadas las enormes dificultades técnicas, políticas y falta de motivación
−también las dificultades jurídicas, pero estas son más fáciles de resolver−
veo difícil que se pueda hacer en el 2024 una votación masiva por parte de los
venezolanos en el exterior. No repetiré lo ya dicho, los invito a leer mis
artículos anteriores, ¡No se votará…! y Estrategia del
voto en el exterior en: https://bit.ly/3LkwNw3−;
sin embargo, con la celebración de las primarias en el exterior, nos estamos
ahogando en un vaso de agua, pues esto es algo que podemos resolver
“caseramente”, sin involucrar al CNE; pero, eso implica llegar a acuerdos
básicos y allí la sociedad civil puede presionar para lograrlo, para que en el
exterior se hagan las primarias, bajo estas características: 1) sin CNE,
porque, de todas maneras, el CNE no las va a hacer; 2) que se acepte que todo
mayor de 18 años, con una cédula de identidad o pasaporte venezolano, pueda
votar, y 3) que cada comunidad de venezolanos en el exterior, organice sus
votaciones en el lugar donde vive.
Bajo
estas premisas, si se logra que en unas elecciones primarias de la oposición
participen más de un millón de venezolanos en el exterior, sería un éxito
político enorme. Pero, tiene que haber un acuerdo firme en que se van a
respetar los resultados; y llamo “acuerdo firme”, más allá de firmar un papel,
que quien no lo haga, se denunciará públicamente, para que el pueblo lo identifique
y le pase factura.
Educación
En el
tema educativo no estoy involucrado de manera directa; mis conocimientos al
respecto son los de cualquier ciudadano que escucha con preocupación lo que
familiares y amigos, con hijos en edad de estudiar comentan; pero, hay que
estar ciego para no darse cuenta que el deterioro del sistema educativo es uno
de los problemas más graves del país y hay que enfrentarlo a todos los niveles;
desde las guarderías o lo que llamábamos “hogares de cuidado diario” −aquellos
centros que existían o deben existir para que los padres dejen a sus hijos en
un lugar seguro y puedan trabajar− pasando por la educación básica y media, la
educación técnica o de oficios, para preparar para el trabajo, hasta la
educación universitaria.
El
nuevo gobierno, por el que luchamos para acabar con este régimen de oprobio,
tendrá que decidir donde pondrá recursos y a que le dará prioridad: ¿A la
educación de los niños, o a las universidades?, pues posiblemente no habrá
recursos para atender todo, desde los sueldos ruinosos de maestros y
profesores, hasta el mantenimiento de locales y presupuesto de las
universidades; por ejemplo, he presenciado discusiones en las que se plantea de
manera muy seria el tema de si es realista que la educación universitaria o superior
en general, pueda seguir siendo gratuita, como lo fue siempre.
La
juventud y su educación.
Pero
con respecto al “adoctrinamiento” ideológico al que ha estado sometida la
juventud venezolana, en las aulas y en la vida misma, todos hemos escuchado la
preocupación de padres y educadores acerca de que la juventud venezolana no ha
vivido en democracia, solo ha conocido este sistema, del supuesto “socialismo
del siglo XXI”, que ha destruido al país y propiciado la diáspora y huida al
exterior de casi ocho millones de venezolanos.
Ciertamente
es preocupante que tenemos una generación −ya casi dos− de jóvenes que han
vivido bajo este régimen de oprobio durante los últimos 23 años; que no conocen
la democracia; que para ellos elecciones son esas comedias que nos monta el
régimen con el CNE; que no saben lo que es una Asamblea Nacional, un
parlamento, verdaderamente democrático, en donde se concilien ideas e
intereses, se hagan leyes para todos, un cuerpo legislativo que controle al
poder ejecutivo y los demás poderes; no han visto un parlamento, sino un antro
de componendas. Nuestros jóvenes tampoco conocen un sistema de justicia
independiente, sino uno despótico que “imparte justicia” a la medida del
gobierno; jóvenes que solo solo conocen partidos políticos como maquinarias
electorales; jóvenes para quienes la policía y las FFAA no son funcionarios que
protegen al ciudadano o al país, sino individuos que abusan de su poder para
matraquearlos y agredirlos.
Y sin
embargo, paradójicamente, debo reconocer que por lo que hemos visto, no creo
que sea un problema tan grave de resolver; me explico: los jóvenes de la
llamada generación del 2007, por ejemplo −que fueron factor decisivo para
derrotar la reforma constitucional de Hugo Chávez, que pretendía cambiar el ordenamiento
jurídico del país−, la mayoría de esos muchachos estoy seguro que cuando tenían
entre 7 y 10 años, acompañaban a sus mamás en aquellas jornadas de protesta,
por todo el país, en las plazas públicas, en contra del decreto 1011, de
infausta recordación y con aquella consigna: “con mis hijos no te metas”; y
en esa época, 2007, cuando los muchachos de las “manos blancas”
protestaban por el cierre de RCTV y contra la reforma constitucional, los niños
que en ese entonces tenían 7, 8, 9 años, fueron más tarde aquellos jóvenes
“escuderos” que protestaron en las calles en el 2014 y 2017, enfrentándose a la
policía y los cuerpos represivos, lo que costó la vida a varios cientos de
ellos.
Es
decir, esa es otra manera de educar, de socializar; o si se quiere, de crear
“capital social”, en nuestros niños y jóvenes, al hacerlos testigos de lo que
sus padres y abuelos estamos haciendo para salir de este régimen, que vean que
no nos estamos cruzando de brazos; esa es una manera de dejar el miedo y la
desesperanza, frente a un régimen descontrolado y corrupto. Será en la casa, en
la familia, en donde enseñaremos a los jóvenes la lección más importante para
sus vidas: Que es vivir en democracia.
Ismael
Pérez Vigil
@Ismael_Perez
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